tag:blogger.com,1999:blog-204466862024-03-23T10:59:12.638+01:00Transcliché metacornercarles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.comBlogger721125tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-90707983242963680632024-03-23T10:58:00.004+01:002024-03-23T10:58:35.236+01:00Simplezas<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwY4K-mhi36gNoYzk181bj9aKNmaWRnFq4yPYQ90rnT4nbncgh6ROzB7noB96Fug2cVCMQk1v22Zd0UBuMZrSpM0GPHfMD9ZocQvCiwj_oQaL9aMqbfHG8F1CCIPdybeMlTy8TPNIZGodv1kDBTCJqT-V1sLxlw45gxZ_XHhuIY5zVatfFOfqe3g/s1280/onegin.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="963" data-original-width="1280" height="241" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgwY4K-mhi36gNoYzk181bj9aKNmaWRnFq4yPYQ90rnT4nbncgh6ROzB7noB96Fug2cVCMQk1v22Zd0UBuMZrSpM0GPHfMD9ZocQvCiwj_oQaL9aMqbfHG8F1CCIPdybeMlTy8TPNIZGodv1kDBTCJqT-V1sLxlw45gxZ_XHhuIY5zVatfFOfqe3g/s320/onegin.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal !important; font-variant-east-asian: normal !important; font-variant-numeric: normal !important; font-variant-position: normal !important;"><span> </span><span> </span><span> Hace unos meses que he presenciado</span> la enésima puesta en escena postmoderna, en este caso la ópera de
Tchaikovski <i>Yevgeni Onyegin</i>. Esta ópera (1878), originada a partir de
Pushkin (1832) ilustra una manera de hacer teatro típicamente rusa que
florecería posteriormente con Chejov y que también se desarrollaría en la
novelística con Dostoievski (no en vano el tchaikovskiano Onyeguin fue
altamente considerada por Meyerhold y los grandes renovadores del teatro ruso a
principios del S XX). La acción de la ópera se desarrolla así en el interior de
los personajes. Ciertamente que esto también se da en las óperas de Mozart,
Verdi y Wagner, pero aquí el desarrollo es totalmente diferente. Los
protagonistas pasan la mayor parte del tiempo pensando en su futuro, pensando
en su pasado o en su presente, y éste es el verdadero tema de la ópera: el
anhelo, el arrepentimiento, la aceptación o la desdicha. Este balance hacia el
mundo interior puede dar pie al eventual <i>regisseur</i> a desfigurar la
puesta en escena hasta el punto de la sobreexplicación. Una puesta en escena
puede alterar la época y lugar de la acción hasta límites insospechados sin por
ello cambiar de forma radical la riqueza de contenidos de la obra. Cuando, en
época postmoderna, los <i>regisseurs</i> no dirigen sino que <i>comentan</i>
las obras, la riqueza de significados se pierde en pos de una interpretación
concreta (el 90% de las cuales de una simpleza intelectual y referencial
apabullante). En esta versión, los sirvientes juegan un papel visual en primer
plano, queriendo representar escenas de instintos reprimidos de los personajes
de la nobleza. Quizás si la escena se hubiera trasladado lo suficiente la
visión de las aproximaciones sexuales de todo tipo entre criados y criadas
encima de la mesa en plena fiesta del primer acto no resultaría tan grotesca.
El cadáver de Lenski (a quien Oneguin abraza antes de dispararle el tiro
mortal), yaciendo a un lado del escenario durante la polonesa (convertida en
una especie de galop-Conga de Jalisco), aun queriendo ofrecer un contraste
explícito, resulta de una planaridad infantil. <i>Regisseurs</i> postmodernos:
tenéis vocación de maestro de escuela de párvulos.<o:p></o:p></span></span></p><p> </p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-18368032841713941512024-02-03T17:34:00.000+01:002024-02-03T17:34:05.022+01:00Aislamiento<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmZLqkSdofqV-xOW2WQJLkcEK9rDXmKs8BvUOb2hE69JbLezbQDMHTMDWVrr-xWAfUV4tJ0YpNd45fptAKGCRvFWQEzgJOSH81Y6USbCnIqh9IdoPKd6kNxF7CNWnamrKLN8t3uoH_qyD9YdOeB2B5uYgJKyf53rDiWYqCcod9h-K2B3wqAvZTGA/s1280/Katskhi-Pillar-in-Georgia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="848" data-original-width="1280" height="265" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmZLqkSdofqV-xOW2WQJLkcEK9rDXmKs8BvUOb2hE69JbLezbQDMHTMDWVrr-xWAfUV4tJ0YpNd45fptAKGCRvFWQEzgJOSH81Y6USbCnIqh9IdoPKd6kNxF7CNWnamrKLN8t3uoH_qyD9YdOeB2B5uYgJKyf53rDiWYqCcod9h-K2B3wqAvZTGA/w400-h265/Katskhi-Pillar-in-Georgia.jpg" width="400" /></a></div><br /> <span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">Hacía bastante tiempo que A.K. Möritz percibía que tenía
ciertas dificultades para manejar su teléfono móvil. No me estoy refiriendo
especialmente a sus capacidades para manejar cacharros electrónicos, que una
pequeña parte de eso también había (A.K. Möritz pasaba ya de los sesenta). Lo
que más le incomodaba ahora era que en determinadas ocasiones -especialmente
cuando tenía prisa- es que su </span><i style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">telefonino</i><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;"> pasara ampliamente de él. Las
caricias y masajes que sus dedos aplicaban sobre la pantalla dejaban de hacer
efecto, así, con incrementada frecuencia. Aunque el hecho de que no se note que
existas garantiza tu libertad -como canta el poeta- un cierto sentido de
fastidio se iba apoderando de A.K.M. de manera creciente, y se incrementaba a la
vez que sus fallidos intentos de ser obedecido por un artilugio electrónico. El
ex-contable atribuía este hecho a un doble motivo: con los años la piel de los
dedos se reseca y el contacto que proporciona en otras épocas el sudor y la
grasa superficiales desaparece, por un lado, y la edad erosiona también el
relieve de la piel con la consecuente desaparición de las huellas digitales,
por otro. Este segundo motivo, además, estaba íntimamente relacionado con la pérdida
de identidad social, la que corrobora la inutilidad de los viejos que no
consumen. A.K. Möritz veía ante sí el panorama negro de una sociedad interesada
y excluyente, pero también se planteaba un panorama gris de una sociedad en la
cual podía finalmente pasar desapercibido. Aunque la profesión que había
proporcionado a A.K. Möritz unos ingresos, modestos, sí, pero suficientes para conceder
a su pequeña familia una modesta vida de clase media, era de lo más aburrida
que el propio interesado podía imaginar, este hecho no solo no había incidido
en el prístino pensar del contable, sino que había desarrollado en él un gusto
por la filosofía que, pensaba, lo acompañaría en su vejez, salvo posibles
chocheces imprevistas. La jubilación, planeaba A.K. Möritz, lo alejaría del
centro productivo de la sociedad, pero lo acercaría a Platón, Kant, Hegel,
Wittgenstein, Derrida, Heidegger, Rorty y todos sus filósofos favoritos. Ya que
ahora el mundo había corrompido sus personajes ejemplares, trocando sabios,
santos, artistas y filósofos por actores de cine de masas, tertulianos televisivos,
millonarios narcisistas, modelos con anatomías modificadas, cantantes insulsos y
periodistas amarillos, él mismo, en un arranque de pensamiento disruptivo, se
encargaría de mantener el altar sagrado del pasado meritocrático. Ya que ahora
cualquier idiota con un amplificador electrónico podía convertirse en </span><i style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">influencer</i><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">
sin demasiadas dificultades (no tanto gracias a la tecnología sino, sobre todo,
gracias a la creciente estupidez generalizada largamente cultivada y mimada),
A.K.M. decidió no participar en este perverso juego de retroalimentación. Se
aislaría del mundo y se encerraría en su particular torre de marfil, donde se
codearía con lo más selecto de la historia del arte, la ciencia y la filosofía.
Lo que A.K.M. no llegó a atinar es que esa actitud provocaría un estancamiento
de su flujo particular, similar al estancamiento general que tenía lugar en el
exterior. Es decir, que se impregnaría de su versión particular de esa
postmodernidad que a toda costa pretendía evitar.</span><p></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-82486179047208045382024-01-17T22:34:00.004+01:002024-01-17T22:34:49.109+01:00Conciertos<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcbU32qxgtAhzgQJlsWK_eN1xsFIniAuboLBTMwgJPUkkCiHCVw7Lk773XUnipJjXj0aVmUQPV6pVIkXSSwZVJW5hydDOfJ_aOUSVWa0Y6FFaU3-KMT2EtjgqxC5EEAMXj-1iEjzHEC236uGx0WF8FiLohun09HSu8zXPNOAgje1x4UWE3JGszdg/s284/Gottried_van_Swieten_(c_clavereau).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="284" data-original-width="220" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgcbU32qxgtAhzgQJlsWK_eN1xsFIniAuboLBTMwgJPUkkCiHCVw7Lk773XUnipJjXj0aVmUQPV6pVIkXSSwZVJW5hydDOfJ_aOUSVWa0Y6FFaU3-KMT2EtjgqxC5EEAMXj-1iEjzHEC236uGx0WF8FiLohun09HSu8zXPNOAgje1x4UWE3JGszdg/w248-h320/Gottried_van_Swieten_(c_clavereau).jpg" width="248" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal !important; font-variant-east-asian: normal !important; font-variant-numeric: normal !important; font-variant-position: normal !important;"> Hasta finales del S XVIII la música académica occidental
era concebida como un objeto que encargar, degustar … para luego olvidar. Solamente
se salvaron de este destino las músicas concebidas con fines utilitarios que
requerían un regreso periódico a la luz pública, como las Cantatas de Bach
destinadas a celebrar las diferentes fechas de la liturgia o los oratorios de
Haendel. Gottfried van Swieten, polímata de origen holandés al servicio del
emperador austríaco Joseph II, fue quien jugó un papel destacado en lo que se
refiere a la consideración hacia la música no estrictamente nueva. Este epítome
del aristócrata ilustrado profesaba una gran reverencia hacia la música de Bach
y Haendel, reverencia que supo transmitir a sus coetáneos Haydn, Mozart y
Beethoven. Es ésta una de las razones por las que los maestros del Clasicismo Vienés
incorporaron tantos pasajes fugados en sus obras, fruto del estudio de las
partituras que van Swieten había conseguido en Berlín. En el caso de Haydn,
aportó además sus dotes literarias escribiendo los textos de sus oratorios <i>Die
Schöpfung</i> y <i>Die Jahreszeiten </i>(no en vano una de las funciones de van
Swieten era la de bibliotecario imperial, donde, dicho sea de paso, inventó el
catálogo de biblioteca).<i> </i>Otro hecho relevante que cambió los modos
sociales del concierto público fue el inculcar la idea de que durante la
ejecución el público debía guardar silencio y escuchar atentamente (cosa que,
por cierto, se va perdiendo por momentos). Si a finales del XVIII se empezó a
considerar la música de tiempos anteriores, hacia el último tercio del XIX la
música del pasado ocupaba la mayor parte de los programas. En la segunda mitad
del XX, los conciertos dedicados a la nueva música se segregaron y
especializaron, fenómeno que, atenuadamente, todavía perdura. </span></span></div><br /><p></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-83502017068770773352024-01-14T00:11:00.000+01:002024-01-14T00:11:21.395+01:00Adultez<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxUfzyimorzCvx7eZK3E5hENQnsnnxTr6vXb5Z2eqPJa3InpM3Qp3QjhHHrvg14eVz_GysdTak42jEsYVJCPCmuc39alPVprJ9g5irLfsmx3yHEc2Fy3SJQbXrkqSPEsR3S9AZqaQx9rqppzdzs0DSXg3Ko2z0CcbAdJzI-ffkEOI1dK5-gi5yqA/s421/Ritual-pic-3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="299" data-original-width="421" height="284" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxUfzyimorzCvx7eZK3E5hENQnsnnxTr6vXb5Z2eqPJa3InpM3Qp3QjhHHrvg14eVz_GysdTak42jEsYVJCPCmuc39alPVprJ9g5irLfsmx3yHEc2Fy3SJQbXrkqSPEsR3S9AZqaQx9rqppzdzs0DSXg3Ko2z0CcbAdJzI-ffkEOI1dK5-gi5yqA/w400-h284/Ritual-pic-3.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.0pt; font-variant: normal !important; font-weight: normal; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-tab-count: 2;"> </span>Hace pocos días que este
blog cumplió 18 años. O sea, que ha alcanzado la mayoría de edad y con ello el
derecho a independizarse. En nuestros días el <i>coming of age</i> supone poco
más que un ordenamiento jurídico. Los rituales religiosos, aunque subsisten
todavía (Bar Mitzbah, Shinbyu, Confirmación, Upanayama), han dado lugar a
algunos rituales laicos (puestas de largo), Los rituales, especialmente en
épocas mágicas y míticas, incluían muy a menudo un aspecto aural repleto de
salmodias, letanías, mantras y recitaciones. La música clásica occidental,
especialmente a partir del S XX, es rica en este tipo de obras, que quieren
recrear cierto grado de a-temporalidad desde la invocación al arcaísmo. Con mis mejores deseos para 2024:<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.0pt; font-variant: normal !important; font-weight: normal; mso-ansi-language: ES;">Pierre Boulez: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=TihnQjyuja8&t=243s&ab_channel=ARSSONORA" target="_blank">Rituel </a>(1974)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.0pt; font-variant: normal !important; font-weight: normal; mso-ansi-language: ES;">Karlheinz Stockhausen: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=3hPkJW95jsw&ab_channel=WelleszTheatre." target="_blank">Stimmung </a>(1968)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.0pt; font-variant: normal !important; font-weight: normal; mso-ansi-language: ES;">Morton Feldman: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=X9L9NJLALrs&ab_channel=notlookingforNewEngland" target="_blank">Palais de Mari</a> (1986)</span></span></p>Luciano Berio: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=me7MiimK24Y&ab_channel=AnnaMolnarVoice" target="_blank">O King</a> (1968)<p></p><p>Olivier Messiaen: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=7ewPFkn363E&ab_channel=Scriabin28" target="_blank">Regard du Père</a> (1944)</p><p>Igor Stravinsky: <a href="https://www.youtube.com/watch?v=72V_OTSiAkM&ab_channel=DamonJ.H.K." target="_blank">Symphonies d'instruments a vent</a> (1920)</p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-60919788383499189502023-12-08T23:50:00.002+01:002023-12-08T23:50:22.101+01:00Planaridad<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg769KM8bT5ocnoOtxZVteR1BVVciDvrFMYvtlB0qKZ6EfAD8OYmuzDvBVg2jl-T82yzlxfBS7FnNK-Qht7LlEkW4s81Nki6u1uddyhu0N5utvLP48w-FPFWIxPxz0KzZPG7pgH_Th33L9J_bm_olFd2-rNGjAOYyHPOSuOXcueQ13coM6PRhpy2g/s544/Pensamiento-unico-y-falta-de-empatia.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="294" data-original-width="544" height="216" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg769KM8bT5ocnoOtxZVteR1BVVciDvrFMYvtlB0qKZ6EfAD8OYmuzDvBVg2jl-T82yzlxfBS7FnNK-Qht7LlEkW4s81Nki6u1uddyhu0N5utvLP48w-FPFWIxPxz0KzZPG7pgH_Th33L9J_bm_olFd2-rNGjAOYyHPOSuOXcueQ13coM6PRhpy2g/w400-h216/Pensamiento-unico-y-falta-de-empatia.webp" width="400" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal !important; font-variant-east-asian: normal !important; font-variant-numeric: normal !important; font-variant-position: normal !important;"> Lo que más me aterra de la sociedad actual es su planaridad.
La supuesta ágora en donde todo el mundo puede opinar sobre la única realidad
que existe. Un ágora que aumenta su tamaño a medida que los científicos descubren
cosas y los técnicos desarrollan nuevos inventos e instrumentos. Un ágora en
donde los conceptos han reificado y, a base de <i>copypaste</i>, <i>tick check-marks</i>
victoriosos y <i>likes</i>, han llegado a momificar. ¡Socorro! He trabajado en
el campo de la investigación biomédica durante 35 años. La gente que se dedica
a la investigación en ciencias naturales acostumbra a tener una visión del
mundo muy particular -la que filosóficamente se denomina realismo ingenuo-. Además,
muchos de los científicos sostienen que la ciencia es a-moral, como si no se
tratase de una actividad humana. La combinación de tales creencias (el mundo es
cognoscible tal cual es, de forma independiente de nuestras consideraciones y
percepciones, el conocimiento científico va arrinconando las creencias y nos
instala en la realidad racional, la ciencia es objetiva o no es ciencia, la
ciencia no es buena ni mala; son los humanos quienes la colorean) me causa
cierto pavor. En el mundo anglosajón, los doctorados -la mayor parte de
investigadores los son- se denominan PhD, siglas que provienen del latín
medieval <i>philosophiae doctor</i>, término que actualmente no puede estar más
alejado de la realidad. Muchos científicos, incluso algunos muy famosos, han
declarado públicamente que la filosofía es un conocimiento obsoleto porque no
trata con realidades, como lo hace la ciencia (más pavor). La guinda del pastel
la pone la consideración social de la ciencia y los científicos, que ocupan la
misma posición que la religión y los sacerdotes en otras épocas (esto ya me da
terror). </span></span></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-70854583496511768822023-11-22T22:09:00.002+01:002023-11-22T22:09:14.527+01:00Contajes<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgznghlSbzEzhjHn4QoJ__8X6bcTDJxo-pDEB80CVNhE0YXvqy1vZdiX5-fPlbjJtNWst0B3WSyfqnBql2k3kRuPL4tOPNexD79m8sCTep9RvR8kuaWJDaHEKQnuQQvp6-zU44IciwPqohksnOThPHivwKbaxt5veyBBSaGNOjivRXBn3oB6Z8FGQ/s1024/counting3.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="761" data-original-width="1024" height="238" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgznghlSbzEzhjHn4QoJ__8X6bcTDJxo-pDEB80CVNhE0YXvqy1vZdiX5-fPlbjJtNWst0B3WSyfqnBql2k3kRuPL4tOPNexD79m8sCTep9RvR8kuaWJDaHEKQnuQQvp6-zU44IciwPqohksnOThPHivwKbaxt5veyBBSaGNOjivRXBn3oB6Z8FGQ/s320/counting3.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.0pt; font-variant: normal !important; font-weight: normal; mso-ansi-language: ES;"> Entre
la tradición Oriental y la tradición Occidental (así, hablando en <i>macro</i>)
existen casi siempre contrastes. Contrastes que en cierto modo se van
suavizando a lo largo de un irregular proceso de mestizaje dialéctico. Un contraste
que me parece muy sugerente hace referencia al acto de <i>contar</i>. En
Occidente ‘contar’ se refiere a cuantificar, usualmente pertenencias y, más
concretamente, dinero. Contar es propio de tacaños o gente con el corazón
enfermo (Euclio, Harpagon, Mr Scrooge). Al menos es lo que sucedía en momentos
más prestantes de la civilización occidental. Quizá hoy en día este tipo de
personaje merece un respeto porque todos los paradigmas son válidos. En las
tradiciones orientales, contar no hace referencia necesariamente a cuantificar.
Dentro de las diferentes corrientes meditativas, a menudo el primer paso, el
que ayuda al aprendiz a perfeccionar su técnica, se basa en el contaje. El
objetivo de tal acción es el del descentramiento. De forma significativa, en
occidente el contaje de ovejas, acto muy similar, se utiliza para dormir, ya
que el descentramiento conduce a la pérdida del yo, que se asocia a la
inconsciencia, a la disolución. He aquí, pues, la gran diferencia. Mientras que
para unas tradiciones la conciencia más profunda se basa en el desapego, para
las otras se basa en la permanencia del yo (<i>cogito, ergo sum</i>). Recuerdo
que cuando mi hija, recién adoptada y con un conocimiento prácticamente nulo de
la lengua, bajaba y subía escaleras en el metro, contaba los peldaños en voz
alta. Una forma interesante de situarse en un mundo absolutamente nuevo. La
suave, meditativa e hipnótica música del compositor Morton Feldman requiere un constante
esfuerzo de contaje por parte del intérprete. Aunque la mayor parte de las
músicas se basan en un contaje, en este caso los requerimientos de la atención
son mucho mayores, hecho que contrasta con la poca apariencia rítmica del
discurso. Ello provoca en el intérprete una especie de trance por focalización
de una atención plena que, a la postre, se transmite a los oyentes. Los psicólogos
de cualquier tendencia indican que cuando uno se siente invadido por un impulso
poco sano que invita a una rápida acción desmesurada, una buena táctica
consiste en contar hasta diez antes de dejarse invadir. Es como poner el reloj
en <i>standby</i>, como procurar un tiempo muerto de acción en donde
re-centrarse y permitir que el neocórtex controle al cerebro reptiliano. Contar,
paradójicamente y en cierta medida, es situarse fuera del tiempo.</span></span></p><p></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-68540353852626316982023-10-07T20:14:00.000+02:002023-10-07T20:14:06.138+02:00Espacialización<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiZJZiQOvFxUmZfV4bUQoY52a9A1AUgiJr_cK2u3vRqC2_ydUG2Z_PRb1aBZ0UgsW2SRMPYacCHiSvWJZrNeGe_XIJKsmFrZquyxv7FSv7X89oxH99gdwfKTWPMrz2dNL3WI2RPewMGifQ2zoQY0VrTfiBo7r1SwtRmWiSMN_QTVW6j2vGsqetdrw" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="530" data-original-width="940" height="319" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEiZJZiQOvFxUmZfV4bUQoY52a9A1AUgiJr_cK2u3vRqC2_ydUG2Z_PRb1aBZ0UgsW2SRMPYacCHiSvWJZrNeGe_XIJKsmFrZquyxv7FSv7X89oxH99gdwfKTWPMrz2dNL3WI2RPewMGifQ2zoQY0VrTfiBo7r1SwtRmWiSMN_QTVW6j2vGsqetdrw=w567-h319" width="567" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.0pt; mso-ansi-language: ES;"> Una de las
características más distintivas de la postmodernidad es su tendencia a
espacializar el tiempo. El tiempo cronológico deja así de reflejar un proceso
experiencial, a la par que todos los estados de tal proceso son simultáneamente
percibidos frente a un fondo queridamente neutro. El resultado de tal paradigma
transforma nuestra relación con el pasado y tiende a considerarlo como una
acumulación inorgánica de conocimientos. Es más: la espacialización del tiempo
permite superponer los diferentes estratos 'deconstruidos' en un elevado número
de combinaciones que, sin embargo, es limitado por cuanto se mueve únicamente
dentro de un espacio dimensionalmente muy acotado. Sin duda, la evolución futura
(me niego a creer que la evolución de cualquier tipo haya quedado abolida) pasa
por la modificación de nuestra relación con el tiempo. Y la modificación de la
relación con el tiempo pasa necesariamente por la consideración del presente
eterno, es decir, por la minimización de la consideración espacial.<o:p></o:p></span></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-52011074200383621192023-09-02T11:14:00.003+02:002023-09-02T11:14:17.956+02:00Post-realismos<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgyuOhCor61I7kKjt0peJqo_Ib3XybrCEHwhEjKEI4I701QPpK5ubn8vRXYTJ7mmtlnH-0WsLajZPeNrrW4NU5QWJBkD3HVrP-dfQ_IWhrJVEOfOyQyzS7rfPjL3pB_BO8onmw6MG-Syu4eh6j8f64cb1msuThx1FkaJDMVYicdZ7x6vB83VWulw/s320/Human-beings-produce-modes-of-the-world-they-observe_Q320.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="320" data-original-width="320" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgyuOhCor61I7kKjt0peJqo_Ib3XybrCEHwhEjKEI4I701QPpK5ubn8vRXYTJ7mmtlnH-0WsLajZPeNrrW4NU5QWJBkD3HVrP-dfQ_IWhrJVEOfOyQyzS7rfPjL3pB_BO8onmw6MG-Syu4eh6j8f64cb1msuThx1FkaJDMVYicdZ7x6vB83VWulw/s1600/Human-beings-produce-modes-of-the-world-they-observe_Q320.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal !important; font-variant-east-asian: normal !important; font-variant-numeric: normal !important;"> Cuando dentro de las eventuales tendencias filosóficas
entre los antiguos griegos fueron apareciendo una parte de los fundamentos,
dicen, del pensamiento occidental, se efectuó un claro sesgo hacia el realismo,
pero que tuvo lugar a partir del idealismo. Me explico. Platón y sus seguidores
estaban convencidos por un lado de que el mundo no es directamente cognoscible,
sino que solo podemos hacernos una idea desfigurada de él (idealismo; mito de
la caverna) mientras que por otro lado el idealismo atribuía propiedades metafísicas
a las “esencias” de las cosas. Y estas “esencias” en el fondo venían dadas por
nuestra captación sensorial y posterior racionalización de lo aprehendido. Las
rosas tienen un olor agradable que nos remite a su “esencia” (los actuales perfumistas
siguen hablando de ‘esencias’ en el simple sentido odorífero del término); es
decir, se concibe su olor agradable como parte ontológica de su existencia. Sin
embargo, hoy entendemos que el olor que los humanos percibimos en las rosas
viene dado por un impulso nervioso mediado por unos receptores que son
activados por determinados compuestos químicos. O sea, que el olor no está en
la “esencia” de la rosa sino en la interacción de determinados componentes de
la rosa con nuestra fisiología. Quizá otros animales no encuentran agradable el
olor de las rosas o incluso no perciben ningún olor en ellas. A través de una
percepción/racionalización apoyada en el realismo se construye una metafísica
del idealismo. Y es que desde nuestra posición histórica los idealismos, realismos,
anti-realismos y otros -ismos del pasado ya no pueden tener demasiada cabida.</span></span></div><br /><p></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-82564910950480944492023-08-15T11:06:00.001+02:002023-08-15T11:06:15.360+02:00Post-cinematografías (iV): Vaivenes<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIt3yv2AgSrhqRQGZW1IJGBXa_Ur7qDHGwoy6_GP13eQ-88A6rEW1cAREIU2CgB1IikdiM88WYRQFAwE7htV-Ey_b5iPemKeywnOPBpJkTmmMM-nIyvdY9ZibWyqR_I3NcabU8tBtshOylJFsxgeUP3ExW3rNn4axMmL8_MxeNBIBCPNHjRNSC4A/s473/37b9b28e72594843e1d333c7b9c30f8b.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="473" data-original-width="473" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiIt3yv2AgSrhqRQGZW1IJGBXa_Ur7qDHGwoy6_GP13eQ-88A6rEW1cAREIU2CgB1IikdiM88WYRQFAwE7htV-Ey_b5iPemKeywnOPBpJkTmmMM-nIyvdY9ZibWyqR_I3NcabU8tBtshOylJFsxgeUP3ExW3rNn4axMmL8_MxeNBIBCPNHjRNSC4A/s320/37b9b28e72594843e1d333c7b9c30f8b.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal !important; font-variant-east-asian: normal !important; font-variant-numeric: normal !important;">La
trayectoria vital de Jacques Hulot bien podía ser considerada como la opuesta de
la que había caracterizado la vida de su famoso abuelo, quien, comenzando desde
una modesta -aunque siempre alternativa- posición, y siguiendo el camino en los
lindares del sistema -rozando incluso lo anti-sistémico- había llegado a consolidarse
dentro del sistema (sin abandonar por eso su eterno despiste crónico). El
abuelo de Jacques, en efecto, había comenzado a ganarse la vida como cartero repartidor a quien todos consideraban una buena persona, aunque un ineficiente trabajador.
Acabó superándose, sin embargo, lo que le permitió disfrutar de unas vacaciones
pequeñoburguesas en un modesto hotel de playa en donde desafió las leyes de la
gravedad, ignoró la falsa seriedad de los mensajes de los políticos, se
identificó con lo ajeno al poder y las buenas costumbres (turistas inglesas,
esposos-víctima franceses y algún que otro representante). Antes de tener hijos
-a una edad considerada provecta a tal fin- tuvo una relación de abierta
camaradería con su sobrino, relación vista con malos ojos por su cuñado Arpel
quien, celoso de los secuestros que según él lo alejaban de su hijo, consiguió
enviar al pernicioso tío a un empleo en una provincia lejana. Allá, el abuelo
de Jacques empezó a pensar que quizás era mejor dar un sentido más práctico a
su vida. Decidió volver a París y buscó trabajo en la metrópoli, ahora convertida
en la <i>Alphaville</i> que mostraba Godard en su filme. Como acabó cansado de
la vida supuestamente moderna de la época volvió a provincias y allí triunfó en
una empresa de vehículos como ingeniero-diseñador. Cuando finalmente se jubiló,
el abuelo de Jacques no pudo por menos que, volviendo a sus orígenes, situarse
en las orillas de la sociedad y a tal fin se enroló como presentador en una
compañía de circo. Su hijo -el padre de Jacques- tuvo una vida más estable.
Trabajó siempre en el sector de servicios: primero como ayudante de
administrativo de 2ª, después como ayudante de administrativo de 1ª, después
como administrativo de 2ª, para seguir como administrativo de 1ª …. Y así
sucesivamente hasta ser director de todos los administrativos de su sector. Fue
lo que se dice un ascenso lento, metódico, y un tanto aburrido. Entre tanto
aburrimiento tuvo tiempo para cortejar y formar una familia, que pronto aumentó
su número, ya que Jacques nació a los diez meses y medio del matrimonio. El
pequeño fue creciendo feliz y estimado, si bien pronto tuvo que compartir la
estima de sus progenitores con una hermana, y más adelante con otro hermano y
al final con unos gemelos que resultaron ser bastante gamberros. Jacques fue
siempre educado en la conveniencia de la frugalidad, el ahorro, las costumbres
moderadas, el trabajo constante y la vida tranquila. Fue por ello por lo que
eligió la profesión de registrador de la propiedad, superando las eventuales oposiciones
un año después de acabar su carrera universitaria de leyes. Al principio,
Jacques destilaba una clara sensación de plenitud de vida, que se iba afianzando
a medida que su familia y sus documentos registrales crecían. Cuando su esposa
se quedó embarazada por tercera vez, Jacques tuvo una experiencia epifánica.
Después de asistir -por compromiso hacia un cliente que le había regalado las
entradas más que por deseo propio- a una función de la compañía de Pina Bausch,
a Jacques el mundo se le vino abajo. Las repeticiones, el errar, la variedad de
relaciones humanas, la poesía, en suma, que Jacques percibió en <i>Café Müller</i>,
con su lento, estático y a veces azaroso, pero siempre firme avance, le
llegaron al alma y transformaron su existencia. En adelante fue incapaz de
concentrarse en su trabajo, que empezó a considerar como el más aburrido sobre
la capa de la Tierra, incapaz de pensar barajando los términos que hasta
entonces habían guiado su vida. Consciente de la necesidad de alimentar a su
familia, sin embargo, no abandonó su bufete, sino que más bien lo dejó en manos
de sus ayudantes, decisión usualmente -también en este caso- poco recomendable.
Jacques se arruinó y fue socialmente excluido, pero tuvo mucha más suerte que la
media de mortales, ya que su esposa, que estaba más enamorada de él que de su circunstancia,
consintió en abandonarlo todo y seguirlo, junto con su prole, cuando se enroló
en el <i>Cirque du Soleil</i>. </span></span></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-16221348623547397152023-07-09T17:16:00.004+02:002023-07-09T17:17:14.973+02:00Post-tiempo<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjo3hMNebJfMcmRgrPGB4a3m0JbeIUps_xyy0D31D2I2q4_pibMP-F2FlQRENmB_hIr5Mn7bk0H5M8pO0nnDQecrFPSSbhWJB2FwYTHIIu3gGq_RCKzhNm274LGIDSGGS2Sd-x4ASN4AtC2Atx0ftalW8Vo69Wg9eqWj83soIKk7BzE7et3RmEnZA" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" data-original-height="536" data-original-width="858" height="200" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjo3hMNebJfMcmRgrPGB4a3m0JbeIUps_xyy0D31D2I2q4_pibMP-F2FlQRENmB_hIr5Mn7bk0H5M8pO0nnDQecrFPSSbhWJB2FwYTHIIu3gGq_RCKzhNm274LGIDSGGS2Sd-x4ASN4AtC2Atx0ftalW8Vo69Wg9eqWj83soIKk7BzE7et3RmEnZA" width="320" /></a></div><br /><p></p><p><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> Gran parte de los textos
que describen -o intentan describir- nuestra Postmodernidad hablan en algún
momento del tiempo. O más bien de nuestra relación con el tiempo. Parece que la
dimensión temporal se ha hecho más presente que nunca, pero, paradójicamente,
lo que se ha hecho presente es precisamente su ausencia; la superación de tal
idea. El tiempo es algo que está ligado al cambio, al movimiento, a la
evolución de un sistema. En nuestra época todo parece inmediato. Lo que ahora
no existe, no existirá (descubrimientos científicos aparte, claro). El mundo
(término más que incierto) es aquello que existe </span><i style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; text-align: justify;">en el espacio</i><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; text-align: justify;">. El </span><i style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; text-align: justify;">nunc
stans</i><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"> de filósofos, místicos y artistas ha pasado de ser un concepto
simbólico abstracto a una obviedad cotidiana. La racionalidad ha dejado de
entenderse en clave dinámica. Nuestras ‘razones’ han quedado enquistadas en un
espacio a-temporal como momias cuidadosamente embalsamadas. La AI puede acabar
de agudizar esta tendencia. El tiempo, para la AI, es medido como el lapso necesario
para incorporar el petagíguico Big Data en sus preasunciones, al final del cual
el tiempo se autoinmolará. Cuando el tiempo haya desaparecido por completo
cualquier evolución ulterior será mal-venida y eliminada por la simple razón de
enviar a la no-existencia aquello que por definición no puede existir.</span></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-72781101880652346132023-07-01T13:31:00.005+02:002023-07-01T13:31:45.961+02:00Post-cinematografías (III): Repetir<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfEIdYyua7lUcNhPgDPyGVm9ZFSlOclB7dL7YOsrMOHUaqdg46bDXNuQaM7SvPEa3MC-aKscnXzsCx5iSbdM97CENFuLUFAQ13GygUwEH574R_kRI9yfMb2V6tYxJJg7cFpZnxtwcyMhD94n7yya7lmXaF4CtLdlwzl9lR4R5H9kckzYqqKZiwjA/s980/gabin.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="746" data-original-width="980" height="244" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgfEIdYyua7lUcNhPgDPyGVm9ZFSlOclB7dL7YOsrMOHUaqdg46bDXNuQaM7SvPEa3MC-aKscnXzsCx5iSbdM97CENFuLUFAQ13GygUwEH574R_kRI9yfMb2V6tYxJJg7cFpZnxtwcyMhD94n7yya7lmXaF4CtLdlwzl9lR4R5H9kckzYqqKZiwjA/s320/gabin.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.0pt; font-variant: normal !important; font-weight: normal; mso-ansi-language: ES;"> Cuando
Maréchal y Rosenthal, después de su gran aventura, llegaron de vuelta a París no
tenían claro si debían presentarse directamente ante su batallón o quizás era mejor
desaparecer prudentemente esperando que llegaran tiempos mejores. Su dilema
duró poco: a los dos meses escasos de su llegada, la Gran Guerra terminó y
pudieron, así, reincorporarse a sus trabajos habituales: Maréchal como mecánico
de taller en Belleville y Rosenthal como ayudante de su padre en el banco
familiar en Rivoli. A pesar de que su vínculo se había forjado durante la
guerra, justamente a causa de su exclusión por parte de las clases
aristocráticas, ahora, en la paz, soñaban cosas muy diferentes. Maréchal planeaba
su viaje a Alemania para reunirse con la viuda Elsa, de quien se había enamorado
profundamente durante la guerra, y con su hija Lotte, quien le había iniciado en
la lengua de Goethe (‘<i>Lotte hat Blauen Augen’</i>, solía repetir por aquel
entonces). Su plan era llevarlas con él a París e intentar establecer un
negocio propio que le permitiera mantener a su futura familia con un nivel de
vida digno. Quizás un taller mecánico sin pretensiones, ahora que los
automóviles se iban haciendo cada vez más populares. Rosenthal, por su parte,
no lo tenía tan claro. Por un lado, se sentía en la obligación de continuar con
la tradición familiar e integrarse -y, eventualmente, dirigir- el banco que sus
antepasados habían fundado hacía un montón de años, pero, por otro lado, se sentía
atraído por la vida bohemia, las tertulias artísticas -recién desplazadas de
Montmartre a Montparnasse- y todo lo que oliera a novedad, desde los coches
deportivos hasta el charlestón, cosas todas ellas alejadas de la sobriedad de
sus antepasados. Además, no tenía ninguna prisa por casarse y tener familia.
Pensaba que la vida era muy larga, aunque en su caso, desgraciadamente, se
equivocaba. En poco más de veinte años acabaría pereciendo de fiebres tifoideas
en el campo de Drancy, mientras esperaba ser transferido a Auschwitz-Birkenau. El
negocio de Maréchal, aunque costó de arrancar, fue lo suficientemente exitoso
como para atravesar los felices años veinte con holgura, permitiendo incluso
vacaciones familiares en Suiza -donde el antiguo teniente rememoró el final de
su escapada-, amén de cenas en Maxim’s y algún que otro vestido de Chanel.
Cuando el espectro de la depresión apareció en los treinta, la situación se
deterioró hasta tal punto que Maréchal y Elsa, junto con Lotte y su marido
Jacques Levy decidieron emprender una nueva vida en California, a donde
llegaron en vísperas del estallido de la guerra, contienda que demostraría de
nuevo que la humanidad volvía a caer presa una vez más de su gran ilusión.</span></span></p><p></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-41191613816177891972023-06-28T10:26:00.002+02:002023-12-08T23:53:43.597+01:00Post-cinematografías (ll) Pasarela<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJD1jm9184VdiPGlN4rtk2goj-nLysEWC3mQ1Xxs0RclKwSfI_l-1N3xaaMyZkbuzeicXrBieG1KaofywjxEqb3UftKcd9RPkq4vDNKZiOJwx4Nw3IOkd1J4z-z9dC5nXII1x7pDVO8uoH9FAxwmvcSuJmU56eTg1yGTiXDD0Dw9FDVO7FgLWfkw/s693/1-fellini-img_1320.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="352" data-original-width="693" height="163" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJD1jm9184VdiPGlN4rtk2goj-nLysEWC3mQ1Xxs0RclKwSfI_l-1N3xaaMyZkbuzeicXrBieG1KaofywjxEqb3UftKcd9RPkq4vDNKZiOJwx4Nw3IOkd1J4z-z9dC5nXII1x7pDVO8uoH9FAxwmvcSuJmU56eTg1yGTiXDD0Dw9FDVO7FgLWfkw/s320/1-fellini-img_1320.jpg" width="320" /></a></div><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.0pt; font-variant: normal !important; font-weight: normal; mso-ansi-language: ES;"> Los
días de Guido Anselmi habían llegado a su fin. Después de un ascenso meteórico
como director de filmes de <i>spaghetti western</i> y, posteriormente, cuando
este género empezó a pasar de moda, de películas de serie B, su carrera declinó
considerablemente, a la misma velocidad con que había comenzado. Este último proceso
coincidió con la época en que Italia iba dejando de ser una potencia cinematográfica
mundial y sus internacionalmente reconocidos directores iban desapareciendo de
este mundo. Anselmi, en su juventud, había soñado con llegar a ser uno de ellos
e incluso había estado próximo a uno de los grandes: había llegado a ser
ayudante de De Sica en la producción de <i>Miracolo a Milano</i>. Bueno, la
ayudantía se limitó a la gestión de <i>atrezzo</i>, desde las escobas voladoras
hasta la caprichosa estatua que, una vez cobra vida, apremia a sus sorprendidos
admiradores para ir a la ciudad. En el <i>set</i> de <i>Miracolo a Milano</i>,
sin embargo, Anselmi aprendió más que en todos los años de formación en la <i>Scuola
Uffiziale di Cinematografía</i>, en donde una serie de vejestorios que habían dirigido
exitosos filmes durante el fascismo no eran tomados muy en serio por sus
jóvenes discípulos. De Sica le pareció una especie de director de orquesta/prestigitador
(ambos utilizan una varita más o menos mágica) que conjuraba a su alrededor escenas
de una vida soñada que después filmaba. El asunto parecía, visto desde fuera,
tan sencillo que se diría que cualquiera podía realizarlo. Y Anselmi, creyéndose
sin más en posesión de tal don se lanzó a la piscina y se pegó poco menos que
un batacazo. El que iba a ser el <i>filme</i> definitivo del género de ciencia-ficción
espacial (era una época pre-2001 <i>A Space Odissey</i>) acabó en agua de
borrajas, habiendo provocado un gasto de producción tan grande que pasó a
formar parte de las listas negras de directores a evitar por parte de la industria
cinematográfica. Pasaron muchos años hasta que, de forma casi casual, tuvo la oportunidad
de reentrar -esta vez con más éxito- en el mundo del cine, asociado con el
género de <i>spaghetti western</i> y más tarde con el equívoco género del terror
esperpéntico, que conjuntaba impunemente sustos con destape para delicia de
cierto tipo de consumidores. Finalmente, Anselmi acabó sus días como corredor
de película virgen y otros utensilios para la industria cinematográfica, para jubilarse
definitivamente cuando la película química pasó a mejor vida en pos de las
técnicas digitales. De esta manera se cerraba su círculo vital, acabando un
poco como al comienzo, en la trastienda del <i>atrezzo</i> y los suministros. Una
vez retirado, Anselmi siguió en contacto con el mundo del cine, pero solamente
como espectador, relativizando los éxitos del prójimo con acalorados análisis
no exentos de envidia en numerosos casos. Cuando la esposa de Anselmi (una
santa, que tuvo que aguantar numerosas infidelidades a lo largo de su vida en
común) pasó a mejor vida, un velo de tristeza se apoderó de su existencia, que
se fue extinguiendo paulatinamente en pocos años. En su lecho de muerte, en una
modesta residencia de Roma, tuvo una visión reconfortante y turbadora a partes iguales,
quizás fruto de su tratamiento con fentanilo o del desbalance de su bioquímica
cerebral en esos últimos momentos. En vez de la luz al fondo del túnel y el
coro angélico que tantas veces había leído como relato de la entrada en el más
allá, Anselmi creyó oír una música insinuante que, al principio, por fragmentada,
no acababa de captar. La estancia se empezó a poblar de los seres de su vida
que venían a hacerle una última visita. Iban invariablemente vestidos de
blanco, de negro o de una combinación de ambos. Cuando pasaban delante suyo le
sonreían inclinando la cabeza cortésmente. Al tiempo que los personajes -que
incluían a sus padres, su esposa, sus amantes, sus maestros y sus fantasías- se
iban acumulando en la estancia, las voces cedieron paso a la música, ahora sí,
vertebrada en torno a una idea: una marcha circense de pedorreta al son de la
cual los personajes realizaron un último pase de ocho vueltas y media alrededor
de la pasarela antes de que todo desapareciera para siempre.<o:p></o:p></span></span></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-49090007327345878772023-06-18T11:24:00.002+02:002023-06-18T11:26:41.247+02:00Post cinematografías (I): 4,5,6<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHYLfk0YlrpBjcR9k_IWfDUHOTUoNjdZVpKFk6UuqaXbghl_jY9EcLERWIo2FrAPTPs6wWgAAZ69UkQrMwo7-WVJKLrNU75zIFunk3tqlV-tU_95KqJhFPMTVUgZszzDFTcyv-iWYb38SHlB4F9LHIJi1FSwODzN5tlH2jvdJZ6yAsoSh8ERA/s700/onetwothree_car2.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="298" data-original-width="700" height="170" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHYLfk0YlrpBjcR9k_IWfDUHOTUoNjdZVpKFk6UuqaXbghl_jY9EcLERWIo2FrAPTPs6wWgAAZ69UkQrMwo7-WVJKLrNU75zIFunk3tqlV-tU_95KqJhFPMTVUgZszzDFTcyv-iWYb38SHlB4F9LHIJi1FSwODzN5tlH2jvdJZ6yAsoSh8ERA/w400-h170/onetwothree_car2.png" width="400" /></a></div><br /><p></p><p><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal !important; font-variant-east-asian: normal !important; font-variant-numeric: normal !important;"> Cuando el taxi procedente del aeropuerto de Tegel acabó su
carrera en Potsdamer Platz una envejecida Scarlett Hazeltine se apeó con
dificultad -y con la ayuda de su también vieja camarera- y contempló con asombro el
paisaje urbano de la postmoderna vieja Europa. Si la hubieran dejado allá
mientras dormía, no habría adivinado ni de lejos en qué lugar se encontraba, a
pesar de las intensas vivencias que experimentó en aquella ciudad poco más de
sesenta años atrás. Hacía una eternidad que Scarlett no volvía a Berlín. En
realidad, hacía mucho tiempo que había dejado de viajar, un poco por pereza y
un poco por hastío. Había vivido una vida tan holgada en lo económico que pudo
ser capaz de emplear su peculio particular para subsanar otros aspectos de la existencia
que no habían sido, al parecer, tan afortunados. Se reveló particularmente útil
cuando, quince años atrás, perdió al que había resultado ser el amor más duradero
de su vida, el escritor y antropólogo Ralph L Wonso, con quien había convivido
casi veinte años en la sabana africana. La experiencia había resultado de lo
más satisfactoria, ya que había casi completamente remendado el boquete emocional
que le produjo la separación de Otto L Piffl, padre de sus dos hijos y cónyuge durante
casi un cuarto de siglo, -lapso que en sus últimos tramos se le hizo inacabable-.
Después de la hábil estratagema tejida por el viejo MacNamara para hacer pasar
al joven comunista berlinés por el conde von Droste-Schattenburg -engaño que
siempre sorprendió a Scarlett, quien creía a su padre más listo de lo que en
realidad era- la pareja se instaló en Londres, en donde al poco nació su primer
hijo, Wendell. La recién formada familia llevó una existencia burguesa
convencional -la convención de Mayfair, <i>bien entendu</i>- y nada sucedió que
pudiera alimentar los peores presagios de Scarlett: que su marido volviera a su
vieja militancia y su cómoda estabilidad se viera así amenazada. Bien al contrario:
Otto se tomó tan en serio su nuevo papel que se fue aficionando con creciente
intensidad a la vida de la <i>City</i> londinense, con su especulación y su
falta de escrúpulos asociada. De hecho, Otto se convirtió en el típico
espécimen de lobo financiero agresivo y, a pesar de que hacía poco que había
nacido su hija Melanie, cada vez aparecía menos por su casa. Scarlett pasó unos
años de purgatorio durante los cuales su única compensación vital fue el
cuidado y educación de sus hijos, quienes crecieron con un padre eternamente
ausente. La puntilla llegó cuando Otto se fue a vivir con su secretaria, una
versión actualizada de Fräulein Ingeborg, la secretaria del viejo MacNamara, quien
había substituido la goma de mascar por las anfetaminas. Cuando Scarlett supo
de la doble vida de su marido, decidió mirar para otro lado simplemente porque
no quiso que sus hijos sufrieran todavía más a causa de la situación. Wendell
estudió derecho, dispuesto a ingresar en la carrera política -quizá una
herencia paterna, aunque en este caso las preferencias de Piffl hijo se
centraban más bien alrededor del partido <i>Torie</i>-. Melanie fue más
complicada, quizás debido a la ausencia paterna, y las discusiones con su madre
se multiplicaron constantemente. Cuando le faltaban meses para cumplir los dieciocho
años decidió largarse de casa e ingresar en una comuna <i>hippie</i>, en donde supo
encontrar lo que había buscado infructuosamente en el seno familiar. Cuando
Scarlett sintió que sus hijos ya estaban -más o menos- encarrilados. decidió dar
rienda suelta a sus sentimientos. En una de las pocas salidas que se permitía
por mor de dejar descuidada a su prole -concretamente, una recepción del Penguin’s
Club- había conocido a un escritor al que al principio no prestó demasiada
atención. El tal Ralph L Wonso centraba sus relatos alrededor de historias
coloristas de África Central. A medida que fue conociéndolo más y más Scarlett
se fue enamorando profundamente de Ralph hasta el punto de dejar Mayfair,
criadas, lujos y comodidades y acabar largándose con el escritor a un remoto
paraje de Tanzania. Allí se vio sorprendida una y otra vez cuando las mujeres
locales le reclamaban un abrigo de piel, de acuerdo con la filosofía de Otto en
su juventud (‘ninguna mujer</span></span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;"> en el mundo debería tener dos abrigos de visón hasta que todas
las mujeres no tuvieran uno’). Scarlett siempre contestaba con una sonrisa
haciendo una alusión a Brigitte Bardot y la lucha por la conservación y
dignidad animales. Desde Tanzania las noticias de la caída del muro de Berlín y
los regímenes del sector oriental del telón de acero prácticamente pasaron desapercibidos
a Scarlett. Desde su perspectiva y vivencias actuales, el comunismo le
importaba tan poco como el capitalismo -sin olvidarse de que gracias a la
herencia paterna podía costear la vida sencilla que compartía con Ralph.
Cuando Ralph falleció -a causa de una pulmonía mal curada- Scarlett experimentó
el mayor dolor de su vida. Después de pasar por Londres para abrazar a sus
hijos, ahora con parejas y nietos en camino, decidió retirarse a su casa
familiar de Atlanta. Aunque MacNamara hubiera descrito la ciudad como ‘Siberia con
discriminación racial’ no dejaba de ser su origen, y la mansión que había
heredado de sus padres le permitió una vida tranquila y apartada. La
tranquilidad se turbó un poco cuando su exmarido Otto contactó con ella. Al
principio Scarlett supuso que la falta de dinero habría sido el motor principal
del tardío acercamiento. ¿O quizá la secretaria se habría fugado con otro lobo
financiero más joven, rico y agresivo? Aunque de entrada se propuso evitar el reencuentro,
Scarlett acabó cediendo y no poca fue su sorpresa cuando Otto la citó en el
mismo corazón de Berlín. El recuerdo de MacNamara, su esposa Phyllis, los
camaradas Peripetchikoff, Borodenko y Mishkin, el chófer Fritz, el eficiente secretario
Schlemmer, la descarada Ingeborg, precipitó sus deseos de volver a aquella ciudad
que abandonó poco antes de que se construyera el temido muro. Todos estos
pensamientos revoloteaban por la cabeza de la segunda Scarlett más famosa de Atlanta
mientras esperaba a su ex- sorbiendo un té en un elegante local de Alexander
Platz, el mismísimo lugar en donde muchos años antes había conocido a Otto
mientras éste marchaba en manifestación con el cartel </span><i style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">‘Yankee go home’</i><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;"> y
ella se había enamorado de él porque en Atlanta, ‘todo el mundo odia a los </span><i style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">yankees’</i><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">.
A Scarlett le costó identificar como Otto a una figura arrugada, pero a la vez
tripona, que acababa de entrar. Continuaba gesticulando, pero ahora con menos
energía. Cuando Piffl identificó a su exesposa se le acercó con precaución, desconociendo de antemano su reacción. Otto sacó un ramo de flores y se lo ofreció a
Scarlett, con un gesto idéntico al que había utilizado para ofrecer las flores
a su suegra en Tempelhoff. Por un momento Scarlett pensó con ternura en su antiguo
cónyuge, pero tiempo le faltó para resituarse. Tras unos titubeos el antiguo
comunista invitó a su antigua esposa a 1/cenar un </span><i style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">Berliner Eisbein</i><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;"> en el
Kempinsky, en donde 2/bailaron al son de ‘</span><i style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">Yes, we have no bananas’</i><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">. Allá
Otto planteó a Scarlett 3/volver al cine. Le habían ofrecido un papel en un
nuevo filme, que se titulaba algo así como ‘</span><i style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">Everything Everywhere All at
Once’</i><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;"> y había pensado en ella como su </span><i style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">partenaire</i><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt;">…</span></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-7108211315190395262023-05-26T21:53:00.002+02:002023-05-26T21:53:20.592+02:00Pagadores<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVI2xStkaRHVIP51H439ElTdGK9V38Bp7Hlbo9Pc0FL7prxcxL5Qzl-OXzwbt4dgjbCClDSPfqlkx0rcw-O6g-pxPFTcWr0v7x4L9-2z0RrXV8LN8X-nP-SDa8-Bty4foEQQtm29EHq0Uy4fqhAanRD-MLjOBUgWZx0ubcMNThvENAYrPoveA/s600/R%20(1).jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="600" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVI2xStkaRHVIP51H439ElTdGK9V38Bp7Hlbo9Pc0FL7prxcxL5Qzl-OXzwbt4dgjbCClDSPfqlkx0rcw-O6g-pxPFTcWr0v7x4L9-2z0RrXV8LN8X-nP-SDa8-Bty4foEQQtm29EHq0Uy4fqhAanRD-MLjOBUgWZx0ubcMNThvENAYrPoveA/w400-h266/R%20(1).jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 11.0pt; font-variant: normal !important; font-weight: normal; mso-ansi-language: ES;"><span style="mso-tab-count: 2;"> </span>En todas las épocas,
ciertamente, el arte ha tenido sus pagadores/consumidores. La Iglesia tuvo un
papel importante entre la Baja Edad Media y la Ilustración. La aristocracia lo
tuvo entre el Renacimiento y la 1ª mitad del S XX. La burguesía lo tuvo en el S
XIX y el público general en el S XX. En la actualidad, los
consumidores/pagadores de arte no son humanos. Son algoritmos. Ellos deciden lo
que está bien (genera muchos intereses) o lo insignificante (no los genera). Lo
terrible de los algoritmos es que no incorporan el pudor, la vergüenza ni la picardía.
Los pagadores/consumidores de épocas pretéritas, además de hacer ostentación de
recursos monetarios y/o de poder político, presumían de buen gusto (a veces no
les salía bien) y pocas veces eran capaces de contradecir al artista, so pena
de exclusión social (y este particular hecho ha dado históricamente un pequeño
respiro a los creadores). Esta situación incluso dio lugar al mito/cliché del
artista incomprendido. Aunque no se le comprendiera, se le suponía cierta genialidad
que los demás debían admirar, aun sin comprender. Los actuales algoritmos no
hacen otra cosa que contar (o especular con las cuentas). El día que el
algoritmo decida que el <i>Cuarteto op 130</i>, <i>Chronochromie</i> o <i>Threni</i>
ya no cuentan con suficientes contajes y, por lo tanto, no vale la pena
sostener tales obras, lo tenemos claro. El algoritmo no engaña ni quiere
engañar. Dentro de su gran sofisticación es profundamente primitivo.</span></span></p><p></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-57709860279042507112023-05-21T22:59:00.001+02:002023-05-21T22:59:10.651+02:00Culto<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibxADQw1AbQl4tTnPtW-o6RbwKTEnkgG5rqKIGO9ysdUT-061_J0oNbMetmaNXDXLOuoX9eSTEH0fZnnwRU6BPCtLnvqcySp4188iC4O3Nagf0VYid9rakRhYgVbJ_e3JltN_8SuVMctfXdKjuflklWxV5G9osDgeSwWoJ_rydrhL7CUrsbX0/s258/dataintelli-uai-258x194.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="194" data-original-width="258" height="301" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibxADQw1AbQl4tTnPtW-o6RbwKTEnkgG5rqKIGO9ysdUT-061_J0oNbMetmaNXDXLOuoX9eSTEH0fZnnwRU6BPCtLnvqcySp4188iC4O3Nagf0VYid9rakRhYgVbJ_e3JltN_8SuVMctfXdKjuflklWxV5G9osDgeSwWoJ_rydrhL7CUrsbX0/w400-h301/dataintelli-uai-258x194.jpg" width="400" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -.05pt; text-align: justify;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal !important; font-variant-east-asian: normal !important; font-variant-numeric: normal !important;"> Sólo
con mencionar su nombre todos se arrodillan: el profano, el entendido, el
aficionado, el profesional, el anticuado y el que está<i> à la page</i>.
Inteligencia artificial. IA. AI (mejor). Como siempre, debo aclarar que no
tengo nada en contra del progreso. Muy al contrario. Todo lo que represente un
paso adelante (o, mejor dicho, un paso atrás con la finalidad de ver con más
perspectiva) me resulta particularmente refrescante. Pero si lo único que
hacemos es incorporar una nueva herramienta para seguir mirando lo mismo, el
resultado es, invariablemente, falaz o inapropiado. Si no hacemos el esfuerzo
de mirar con una perspectiva aumentada (y no sólo aumentada con la distancia
sino sobre todo con el orden dimensional) acabamos creando un falso ídolo; un becerro
de oro actualizado. La inteligencia artificial tiende a hacernos creer que sólo
existe un paradigma válido al que llamamos <i>realidad,</i> mientras que, por
otra parte, hace de espejito mágico con que satisfacer nuestro pobrecito
irritado ego. Desde este punto de vista,
la AI es parte de la postmodernidad de la esfera tecnológico-científica. <o:p></o:p></span></span></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"></div>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-45092359546576164172023-05-12T18:21:00.005+02:002023-05-12T19:05:22.243+02:00Parodias<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi69JycjnbFzBoVP9ZVCf_RZdeMqGTCCilqZ8ZB3EYRc3nrQF28JZzjEs8wo8xceQRcwNVxdM_oTnJ4j-SdS6u56Pjsked-r5tXQmN8RIm9GqaAnMVWgz6zKZKUkS8q2S6oqVO5xfMWtxfPSfnoHqH-zroTLjHpFyYpZ2vCTj_TCgg8l3x6gx8/s747/pulcinella.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="451" data-original-width="747" height="241" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi69JycjnbFzBoVP9ZVCf_RZdeMqGTCCilqZ8ZB3EYRc3nrQF28JZzjEs8wo8xceQRcwNVxdM_oTnJ4j-SdS6u56Pjsked-r5tXQmN8RIm9GqaAnMVWgz6zKZKUkS8q2S6oqVO5xfMWtxfPSfnoHqH-zroTLjHpFyYpZ2vCTj_TCgg8l3x6gx8/w400-h241/pulcinella.JPG" width="400" /></a></div><br /><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-right: -0.05pt; text-align: justify; text-indent: 35.4pt;"><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal; font-variant-east-asian: normal; font-variant-numeric: normal;"> La parodia es un género que, en manos de un creador fino,
puede actuar eficazmente como revulsivo personal o social. Mientras que en el
sarcasmo la componente de amargura suele prevalecer sobre la humorística, en la
ironía el humor puede atravesar, a lomos de la elegancia, las más procelosas
aguas sin ensuciarse tan siquiera. A medio camino entre la ironía y el sarcasmo
tenemos el doble significado, la caricatura, el burlesco y la sátira. Mientras
que la literatura abunda en recursos capaces de cincelar con suma precisión el alcance
de la sátira pudiendo acercarse con tranquilidad a la zona colindante con el <i>mal
gusto,</i> pero sin caer en él, en el campo musical la parodia forma parte del
recurso humorístico, que en este caso suele ir dirigido hacia un colega a quien
se quiere caricaturizar. Esta caricatura, sin embargo, puede en muchas ocasiones
considerarse más un homenaje que una crítica. En algún caso en que la parodia
se hace gigante su alcance crítico se afila, como sucedió con la famosa <i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=hAAV5L17xoQ&ab_channel=calefonxcalectric" target="_blank">The Beggar’sOpera</a></i> (1728) de Gay y Pepusch -burla evidente del modelo italianizante de
ópera haendeliana cuya moda empezaba ya entonces a declinar- y cuya fama enlazó
doscientos años después con su secuela <i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=6-lXRHZ2fTY&ab_channel=WelleszTheatre." target="_blank">Die Dreigroschen Oper</a></i>
(1928) de Brecht y Weill. En ocasiones la parodia se vuelve multi-telescópica como
en “<a href="https://www.youtube.com/watch?v=nbRL4K4zZLo&ab_channel=Jean-YvesThibaudet-Topic" target="_blank">A la manière de Chabrier</a>”, donde Ravel nos presenta una versión de un
fragmento del <i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=zdS6kiWz-g0&ab_channel=CatherineTrottmann" target="_blank">Faust</a></i> de Gounod como si la hubiera escrito el propio
Chabrier. La parodia también puede volverse clownesca como sucede en diversas
obras de Satie (<i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=m8o3CF7qq70&ab_channel=nadaniente115a" target="_blank">Tirolienne Turque</a></i> con sus alusiones a Mozart, <i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=kME63-dByPQ&ab_channel=ErikSatie" target="_blank">Sonatine bureaucratique</a> </i>con sus alusiones a Czerny) o en la última sección de la
stravinskyana <i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=1o0t3C6IoRo&ab_channel=HugoBollschweiler" target="_blank">Circus Polka</a></i> con su bufona recreación de la célebre <i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=lo_lD4DMVMs&ab_channel=tnsnamesoralong" target="_blank">MarchaMilitar</a></i> de Schubert. El sarcasmo aparece en el penúltimo movimiento -<i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=3NNxPYtNESs&ab_channel=FlugelBeckenbauer" target="_blank">intermezzo interrotto</a></i>- del <i>Concerto for Orchestra</i> de Bartók, donde una versión
estúpidamente festiva del tema de la “invasión” de la <a href="https://www.youtube.com/watch?v=SG_KJI6sOwc&t=823s&ab_channel=WelleszTheatre." target="_blank">7ª Sinfonía</a> de Shostakovich
(que a su vez parece parodiar un <a href="https://www.youtube.com/watch?v=OB9OMTLvVzs&ab_channel=SimonKeenlyside-Topic" target="_blank">conocido fragmento</a> de <i>La Viuda Alegre</i>)
irrumpe en plena efusión lírica, lo que provoca unas sonoras carcajadas en
forma de trino y otras impúdicas pedorretas en forma de glissando por parte de
un sector de la orquesta (por cierto, aun hoy en día los eruditos no se han
puesto de acuerdo sobre si el objeto de la parodia es Shostakovich, Léhar o
ambos). En nuestra postmodernidad musical la parodia parece haberse esfumado.
Cuando John Adams cita en <i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=a74Cg0jdR0c&ab_channel=ClassicalMusicChest" target="_blank">Harmonielehre</a></i> cierto pasaje del <i><a href="https://www.youtube.com/watch?v=2XwjKIYYIGk&ab_channel=RussianPhilharmonic-MoscowCitySymphony" target="_blank">Amour des trois Oranges</a></i> lo hace de forma encubierta, como es el caso de Philip Glass
cuando cita un pasaje del stravinskiano <i>Orpheus</i> en su ópera <i>The white raven</i>.
Ni como homenaje ni tan siquiera como cita. Quizás se trate de citas inconscientes.
O quizás se trate de robos. Probablemente se trate de robos furtivos, aunque
luego se muestre la mercancía robada al adormecido público durante cientos de
compases. Ahora que la inteligencia artificial se encargará de componer música
la parodia no solo desaparecerá, sino que no dejará rastro alguno. ¡Menuda
pérdida!<o:p></o:p></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"></div><p><br /><br /></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-32070137153963953742023-05-01T18:27:00.004+02:002023-05-01T18:27:17.575+02:00Creadores<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9dCofojBUF8OQS8ScYETRaBwdRNHL78hiEyBaFv8kvUF01YBmbFFoNVvveiVLW-cUGSj_rTPZAv41ZTY7zI9GeVdlRoulO5vs-Y8H0fzmBf0rMhmHxFSUZKOcnNR1oWJr-v3c6TPXkz0NJOcsI0sb1z0fDBbPVemcSjQIQQbmR_Fk4VwdGIo/s1449/R.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="941" data-original-width="1449" height="260" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi9dCofojBUF8OQS8ScYETRaBwdRNHL78hiEyBaFv8kvUF01YBmbFFoNVvveiVLW-cUGSj_rTPZAv41ZTY7zI9GeVdlRoulO5vs-Y8H0fzmBf0rMhmHxFSUZKOcnNR1oWJr-v3c6TPXkz0NJOcsI0sb1z0fDBbPVemcSjQIQQbmR_Fk4VwdGIo/w400-h260/R.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p><span class="MsoBookTitle"><span lang="ES" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; font-variant-alternates: normal !important; font-variant-east-asian: normal !important; font-variant-numeric: normal !important;"> ¿Debemos desligar a un creador de su obra o más bien
considerar autor y creación como un todo orgánico? Evidentemente, se trata de
una cuestión abierta que cada uno puede responder según su modo de sentir. Algunas
personas cuestionan a un autor –cuya obra admiten aisladamente sin discusión-
debido al débil perfil ético de su trayectoria personal. En principio nos
parece que una época, un autor y una obra deberían ir a la par en todos sus
aspectos. Van ciertamente a la par en lo que atañe a su <i>weltanschauung</i> pero en lo que atañe en las trayectorias personales
se dan todas las combinaciones. Cuando hablo de creadores me estoy refiriendo a
artistas y científicos, y en menor grado a filósofos. Evidentemente, los maestros espirituales,
pandits y gurús han de practicar sus enseñanzas con el ejemplo. En el caso del
arte y la ciencia, las cuestiones éticas no están siempre representadas. Quien
hace al arte y a la ciencia éticos son los artistas y los científicos. Durante
el Romanticismo los artistas tendían a verse a sí mismos como héroes luchando
contra enemigos de todo tipo y saliendo victoriosos. Esto es cierto tanto para
Liszt, quien confiesa por escrito que una determinada noche no ha necesitado
rezar antes de dormir porque ha pasado por la cama de cierta condesa y ha visto
el cielo –cosa que, por otra parte, le ha inspirado cierta <i>sonatina</i> pianística- como para su yerno Wagner, que se veía a sí
mismo como un liberador del mundo frente a los epígonos reaccionarios e impuros
(¿se estaría refiriendo a los mismos sujetos que en su panfleto <i>El judaísmo en música</i>?). Los artistas
clásicos –los que <i>no buscan sino
encuentran</i>- no piensan de sí mismos que son los protagonistas de una novela
épica, sino de una oda o de una entrada de enciclopedia que se reescribe
continuamente. En muchísimos casos tanto el artista como el científico
sacrifican su vida personal en pos de su obra. Esta resolución, evidentemente,
no satisface a los miembros de su entorno e incluso genera reticencias en
cuanto a la figura del interesado. Si el interesado es una mujer, las
reticencias son aún mayores, así como las dificultades para compaginar ambas
vivencias. Quizá Picasso, Einstein o Chaplin no hicieron felices a los seres
con los que convivieron, pero sí que hicieron felices a millones de personas a
las que no conocieron, y eso también tiene un gran valor. </span></span></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-15916571772880301882023-04-02T21:01:00.008+02:002023-04-02T21:06:04.542+02:00¿Por qué?<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="color: white; font-family: serif; font-size: 14.6667px; text-align: start;"><br /><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWVAe-3-SWFjAMS6Gc6Afq7wgUoH6pg4sMZ6lImO3mEgLEYhrT3jNvb7eHD7N1NXR9FxalhNsg0WjvmHiNpWuDibDCMvoFj6Og-uFG24P139cjETn0IJd8uPB3-D6_Xe0CI6m32FfKjHM1mf8vOnuKQPAINtGhkfOzAl6GMlXuH_sHt2kkUKc/s2620/9788412407761.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2620" data-original-width="1664" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgWVAe-3-SWFjAMS6Gc6Afq7wgUoH6pg4sMZ6lImO3mEgLEYhrT3jNvb7eHD7N1NXR9FxalhNsg0WjvmHiNpWuDibDCMvoFj6Og-uFG24P139cjETn0IJd8uPB3-D6_Xe0CI6m32FfKjHM1mf8vOnuKQPAINtGhkfOzAl6GMlXuH_sHt2kkUKc/s320/9788412407761.jpg" width="203" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><span style="color: white; font-family: serif;"> </span><span style="font-size: 15px;">Estoy en plena lectura del relativamente reciente libro de Francis Wolff “¿Por qué la Música?”. Y tengo la sensación de que un honrado profesor de filosofía antigua y a la vez diletante musical ha intentado encajar con calzador muchas ideas y conceptos provenientes de ambos campos. El texto me interesa mucho más desde el punto de vista de las preguntas que se plantean que desde el punto de vista de las respuestas que se dan. Wolff muestra especial cuidado en no centrarse exlusivamente en la música clásica occidental, y a tal fin incluye en sus ejemplos también al jazz, la música tradicional india, el flamenco, el blues o el rock, destacando así los supuestos conceptos inmanentes de la etiología musical y su relación con los humanos y sus emociones. Sin embargo, al mismo tiempo parece excluir aquellos elementos que no le encajan en sus ecuaciones, como la música serial, en este caso bajo la excusa de que el dodecafonismo nació con la voluntad de ir en contra de algo que está en la naturaleza de la música. Según Wolff, la falta de direccionalidad armónica que muestran las piezas dodecafónicas y que las hace, así, absolutamente impredecibles, constituye una gran excepción en el mundo del arte de los sonidos. Esta consideración -que por otra parte me parece consecuente con sus preferencias por la filosofía de Platón y Aristóteles- no es nueva y enlaza con una corriente de pensamiento estético que ignora la evolución y orilla la Postmodernidad (esto se hace patente cuando se multiplican las referencias al compositor Arvo Pärt). La cuestión acerca de la etiología de la música y su relación con la realidad física es para mí particularmente importante porque entronca con cuestiones filosóficas más esenciales como las viejas dicotomías ser/existir, mente/materia o inmanencia/contingencia. Y con las viejas soluciones, cuando se opta por los primeros términos de las citadas dicotomías, del acercamiento asintótico a la verdad. La diferencia más perentoria entre los lenguajes semánticos y los no semánticos es que los primeros evolucionan más o menos lentamente, de forma natural y colectiva, mientras que los segundos evolucionan mucho más rápido y a saltos cuánticos, de la mano de destacados autores que trazan nuevas formas de decir cosas (que, a la postre, en un lenguaje no semántico, importa mucho más que el supuesto contenido de tal lenguaje). Después del dodecafonismo y su seguidor natural el serialismo la historia de la música occidental ha pasado por alguna etapa más antes de llegar a ese punto de inflexión involutiva que llamamos postmodernidad. La pregunta más misteriosa que se me ocurre está relacionada con la evolución musical. Si el lenguaje de la música está indisolublemente unido de forma “natural” a unas leyes acústicas físicamente determinadas, ¿por qué se ha llegado tan lentamente a este supuesto lenguaje perfecto, por qué este período arcádico ha durado tan poco y por qué la evolución del lenguaje no se ha detenido ahí? La evolución de la música occidental ha seguido unos jalones que partían de la “modalidad pre-tonal” (disponemos de conocimiento teórico de los modos griegos antiguos y registros prácticos de su resurrección en el canto gregoriano medieval), su derivación hacia la tonalidad por incorporación de los sucesivos grados armónicos, un breve período “clásico” en el que sus principales representantes juegan con excepciones dentro de la regla, un posterior camino de desintegración de este “lenguaje natural” dando lugar a numerosas derivaciones y un último período de vanguardias en que se llega a un punto singular (el famoso </span><span style="font-size: 15px;"><i>4’33’’</i></span><span style="font-size: 15px;"> de Cage) a partir del cual la evolución parece frenar hasta el punto de ser abolida. Y es aquí en donde se hace realmente necesaria una re-consideración de nuestros puntos de vista. Si nos fijamos en la evolución de la Pintura observamos unos jalones semejantes a los correspondientes a la evolución de la Música, aunque algo defasados en el tiempo. Partiendo de unas representaciones ciertamente bidimensionales y añadiendo la perspectiva, la descomposición impresionista, la inclusión de la dimensión temporal del cubismo, el cuadro en blanco (Raushenberg) y la postmodernidad serian la evolución paralela a la que antes enumeraba. En ambos casos el lenguaje se ha formado alrededor de la supuesta perfección objetiva (en el caso de la música, refrendado por la Física y las Matemáticas), de la que posteriormente se ha alejado. Este acercamiento/alejamiento con respecto a una realidad física aparentemente invariable -al menos durante un período temporal mucho más largo- ¿es una singularidad o es algo que se repite periódicamente?</span></div></span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><p></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-23869109017465072702023-03-13T10:59:00.001+01:002023-03-13T10:59:13.967+01:00Envejecer<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9m6V7IdhHW5HYNz25jtChC91IHYyjVu1f_5r4CFYSMjokTRy1-4rD8rejk17_og83KjcGjCvUvwqrr8laU9gwYfMuqH-C_IidA-lOAEtqK8VUQU6dUz26zsmKK38B81Mgzx7DpW7l1oaDijMUlP9c2dEsTn7ZeDmEi9C5EQpXAxOjM7vuzzI/s1200/fotonoticia_20171019151053_1200.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="800" data-original-width="1200" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9m6V7IdhHW5HYNz25jtChC91IHYyjVu1f_5r4CFYSMjokTRy1-4rD8rejk17_og83KjcGjCvUvwqrr8laU9gwYfMuqH-C_IidA-lOAEtqK8VUQU6dUz26zsmKK38B81Mgzx7DpW7l1oaDijMUlP9c2dEsTn7ZeDmEi9C5EQpXAxOjM7vuzzI/s320/fotonoticia_20171019151053_1200.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><p><span style="font-size: 15px;"> De vez en cuando tengo ocasión de releer algún post antiguo de este ya antiguo blog. No por autosatisfacción -o </span><span style="font-size: 15px;"><i>ego surfing</i></span><span style="font-size: 15px;">, como dicen ahora- sino con el único objetivo de no repetirme demasiado de forma inconsciente (de forma consciente sí que me repito). Y, buceando en este pasado próximo, encuentro perlas olvidadas que me reconectan con algo profundo en mi que parecía olvidado. A menudo estas reflexiones antiguas se enmarcan en un paradigma optimista según el cual los cambios y evoluciones del mundo son para bien y todo parece llevar a un punto de mayor conciencia, apertura y orden dimensional. Visto lo visto, hoy en día no me siento tan optimista porque, al menos desde mi perspectiva, el mercantilismo, la falta de sentido ético y la estupidez galopante han ganado mucho terreno desde entonces. Pero no, no quiero parecer un viejo quejándose y mucho menos un viejo añorando un pasado desdibujado. Porque envejecer no sólo supone el disponer de unas capacidades intelectuales, perceptivas y biológicas disminuídas sino también el haber dejado que los referentes ya no se adecúen al mundo. Si los tejidos y las células han mermado su capacidad de restauración, eso mismo ha sucedido con los marcos de referencia internos. Esto último viene reforzado en períodos como el actual, en donde los viejos observamos con disgusto algunos de los nuevos marcos de referencia, no porque no los entendamos sino precisamente porque los entendemos demasiado. Al envejecer nos acercamos un poco al mundo infantil, y así dejamos de reprimir -alguna vez expresamente y las más veces sin quererlo- pedos, corrección verbal y orines. Este acercamiento viene especialmente propiciado en entornos que cultivan la involución. Visto desde la perspectiva del viejo, el mundo se ha convertido en algo muy poco serio -aunque muy correcto-. Es por eso que la próxima revolución -condenada de antemano al fracaso- tiene que venir de la alianza de viejos y niños, que consideran que los supuestos miembros maduros de la sociedad juegan estúpidamente con cosas que no tienen repuesto, como dice el poeta.</span><!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/clipdata/clipdata_bodytext_230313_105348_453.sdocx--></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-24363308521016549112023-03-10T07:15:00.007+01:002023-03-13T11:01:28.405+01:00(In)maduración<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-_qSsjZiCCNb9Rz25viBFVovnLjLWXi4-Xg4sDOeFyssgTV6uGJBwFd3j1eKuIMaUGF9AqfWs5S7vDzG4ZIdf6DaYnzfto8zU_Ph2KKaoB9ZN4MeF-OLZ8of3OOURwX8h2TucJhxxdgha_huAXAKX6QKsmaGLkgwSojMInIDtiGqODmB9JP8/s275/images.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="183" data-original-width="275" height="183" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-_qSsjZiCCNb9Rz25viBFVovnLjLWXi4-Xg4sDOeFyssgTV6uGJBwFd3j1eKuIMaUGF9AqfWs5S7vDzG4ZIdf6DaYnzfto8zU_Ph2KKaoB9ZN4MeF-OLZ8of3OOURwX8h2TucJhxxdgha_huAXAKX6QKsmaGLkgwSojMInIDtiGqODmB9JP8/s1600/images.jpg" width="275" /></a></div><p></p><p><span style="font-family: "Times New Roman", serif;">La gente de cierta edad se
queja a menudo de las jóvenes generaciones. Eso no deja de ser ley de vida.
Comparan su juventud (los recuerdos que les quedan de ella, más bien) con su
percepción actual de los jóvenes. Una diferencia a menudo observada es que los
antiguos niños, a diferencia de los actuales, creían en lo que les recomendaban
(más bien mandaban) los mayores. Eran niños modelo, como tan bellamente evoca
Jacques Brel en una de sus célebres canciones. Después venían las dudas, la
rebeldía y tras ello, frecuentemente, la maduración. Los niños se hacían
adultos y se preparaban para el siguiente ciclo: hacer de padres de niños que
creían en sus recomendaciones …. ¿Qué ha cambiado radicalmente en los últimos
tiempos? Pues que los niños ya no creen. Nacen incrédulos. Y este hecho, que
puede parecer maravilloso porque para algunos observadores sugiere el
escepticismo filosófico, promesa de fértiles terrenos, tiene una consecuencia
mas bien nefasta: la negación del proceso de rebeldía/maduración. La rebeldía
ya no tiene una causa generadora. Vivimos una época de rebeldes sin causa, o
con una causa tan multifocal que queda difuminada (el rebelde de la película
tenía tras de sí causas mucho más enumerables que los actuales). Cuando el
incrédulo/rebelde actual crece su rebeldía no ha sedimentado ningún poso sobre
el que construir su personalidad adulta. La consecuencia es que adolecemos de
una población infantilizada o, peor aún, de perpetuos adolescentes. Las causas
sobre las que incidir para afrontar este problema son tan multifocales y
sistémicas que tienen difícil solución. El fenómeno que describo, además, es
transversal; sucede a lo largo de todas las clases sociales. Pero tarde o
temprano los sistemas se autoregulan. Esperemos que de la manera menos traumática
posible.</span><span> </span></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-349886333591307492023-02-16T11:50:00.005+01:002023-02-16T16:35:41.558+01:00Toscanini<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiysyn9K4OwLHQ6RgJfZgST12R4HH5-PIfVbkVxdNDj6Fqj_8lGVd7m68m2OeUJ3KNQ0dLxcwnyv-LdJzM6HpywHY53d2oAs9JlfMdz__WvaK_f4KDxvg1quKihB8ZUHW29e2-YdE6Jlbl76xdU2UGCCdPm8GOBljmL5uEn4d93TJWElpadzPY/s1500/14538745479.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1500" data-original-width="979" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiysyn9K4OwLHQ6RgJfZgST12R4HH5-PIfVbkVxdNDj6Fqj_8lGVd7m68m2OeUJ3KNQ0dLxcwnyv-LdJzM6HpywHY53d2oAs9JlfMdz__WvaK_f4KDxvg1quKihB8ZUHW29e2-YdE6Jlbl76xdU2UGCCdPm8GOBljmL5uEn4d93TJWElpadzPY/s320/14538745479.jpg" width="209" /></a></div><br /><p></p><p><span style="font-size: 15px;"> Us heu fixat en ell? Dia si i dia també, tret d'alguna comptada excepció, el trobareu a l'estació de tren del meu barri fent les seves tentines, com si fos talment un nen amb una nova joguina. La gent que hi passa, que a les hores en que circulo jo ja ha minvat considerablement, no se'l mira i molt menys se l'escolta. Ell, aliè a tot el que l'envolta, continúa absort en la seva activitat, que de ben segur que el compensa de tota una jornada de feina, potser anodïna. No cal cercar massa per trobar-ne, de feines anodines. Potser de nen ja desitjava fer aixó, i la seva família no s'ho podia permetre. O potser fa poc que va descobrir aquest món. No va molt ben abillat peró tampoc du parracs. Més aviat diries que porta roba de feina una mica atrotinada. També una gorra de baseball que li ve una mica petita, d'aquestes que fa anys que porta força gent, a qui no vull classificar. El que seria el seu discurs és constituït per sons simples, fins i tot infantils. Però, com els dels infants, porten endins una promesa d'evolució cap al món adult. Qui sap escoltar amb atenció pot entreveure petites pedres semi-precioses amagades dins la ganga. Algun dia de festa el nostre personatge es deixa veure cap al migdia (o potser hi és tots els migdies; ho comprovaré quan em jubili) i llavors el seu discurs és més fort, més ràpid i menys coherent. De fet llinda amb una forma benigna de bogeria menor. Khrishnamurti deia que aquells que poden viure en pau dins una societat malalta no poden presumir de gaire connexió amb el seu medi. En aquest cas queda ben palès que un bon aïllant pot crear una microbiota espiritual a prova de l'estultícia rampant. Veure a aquest singular personatge com un foll, un follet o un follut, això si, es cosa de cadascú. </span>
<br /><br /><span style="font-size: 15px;">No sé qui va decidir col.locar un vell </span><span style="font-size: 15px;">p</span><span style="font-size: 15px;">iano de paret al vestibul que es troba més enllà del torn d'entrada, però crec que va ser una bona idea. No es troben, estratègicament situades a prop de zones verdes, màquines gimnàstiques per tal de satisfer les necessitats psicomotrius de braços i cames dels qui fan esports urbans? Com no havia d'haver, doncs, màquines disseminades per satisfer les necessitats psicomotrius dels dits i el desitj de joc i de paradoxa que alguns portem a dins? No us sembla maravellòs posar ni que sigui un pèl de poesia enmig del món absurd en que vivim? El meu personatge és com un àngel caigut d'un cel aliè a les estupidesses humanes. Em venen al cap els versos d'una <a href="https://youtu.be/KXrFqmSQIWM" target="_blank">vella cançó </a>de Léo Ferré:</span>
<br /><br /><span style="font-size: 15px;"><i>Le piano du pauvre</i></span><br />
<span style="font-size: 15px;"><i>Se noue autour du cou</i></span><br />
<span style="font-size: 15px;"><i>La chanson guimauve</i></span><br />
<span style="font-size: 15px;"><i>Toscanini s'en fout</i></span><br />
<span style="font-size: 15px;"><i>Mais</i></span><span style="font-size: 15px;"><i> il est pas chien</i></span><br />
<span style="font-size: 15px;"><i>Et le lui rend bien</i></span><br />
<span style="font-size: 15px;"><i>Il est éclectique</i></span><br />
<span style="font-size: 15px;"><i>Sonate ou java</i></span><br />
<span style="font-size: 15px;"><i>Concerto polka</i></span><br />
<span style="font-size: 15px;"><i>Il aim' la musique</i></span><br />
<!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/clipdata/clipdata_bodytext_230216_114918_572.sdocx--></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-14626796221667671262023-02-04T11:46:00.005+01:002023-02-04T11:47:45.181+01:00Seguimos!<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBjd0kNr9g5-coCv2mpkkEa9Xr8EkyzCS_tLlmgNAt-Ejji1lvidNNp6NCGwZTg8WziEAXh-3_tMqHs_2nPP1WO7MKxqNzSlh-aD0-BcGxZrZgEiXx7Rj1CD6QWrjOiniQEquHpQyxz3NGpp_WMzENFZF6uP1zSZ-tC0TEZzi1oxkjwxgyKB4/s1920/112-4_1.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1771" data-original-width="1920" height="369" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBjd0kNr9g5-coCv2mpkkEa9Xr8EkyzCS_tLlmgNAt-Ejji1lvidNNp6NCGwZTg8WziEAXh-3_tMqHs_2nPP1WO7MKxqNzSlh-aD0-BcGxZrZgEiXx7Rj1CD6QWrjOiniQEquHpQyxz3NGpp_WMzENFZF6uP1zSZ-tC0TEZzi1oxkjwxgyKB4/w400-h369/112-4_1.jpg" width="400" /></a></div><br /><p></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"><br /></span></p><p><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 11pt; text-align: justify;"><span> </span><span> </span><span> </span><span> <span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span></span>Se hace extremadamente
difícil mantener con cierta dignidad el interés a lo largo de diecisiete años
de blog. Uno tiene que evolucionar constantemente -no a velocidad uniforme,
sino a trompicones, de acuerdo con las características de cada período (o
microperíodo) que le toca ir viviendo-. Hace diecisiete años uno mantenía con
cierto candor que las cosas irían hacia una dirección. Ahora sigo manteniéndolo,
pero sin candor. Sigo creyendo que las cosas tienden de forma natural a ir en
cierta dirección, aunque el correspondiente período se dilata y alarga en el
tiempo. Quizá por eso he hablado tanto de la Postmodernidad: he intentado
retratar nuestra época (o nuestra ‘no-época’) para objetivizarla y poderla
relativizar. Con lo que no contaba hace diecisiete años era con la involución que
haría posible que nuestra especie, tan capaz de cosas buenas, bellas y
verdaderas, fuera tan proclive a ceder a las tentaciones de caer en lo malo,
feo y falso. Si, si, ya lo sé. Estas categorías necesitan de un paradigma con
sus correspondientes coordenadas para ser valorados, medidos y registrados, y
lo que nos pasa es que ahora prescindimos de ellos (bien, creemos prescindir de
ellos) con lo que quedamos literalmente sumergidos en la relatividad. A lo
largo del blog no he pretendido otra cosa que intentar compensar la falta de
coordenadas absolutas con la medición de las coordenadas relativas por comparación
(aunque ya sé que esta operación tiene un punto de falaz: las coordenadas
relativas no se sostinen solas en el aire…). A pesar de todo quiero mantener
las buenas costumbres y desear ciertamente un poco tarde- a algún lector
despistado que todavía llegue hasta aquí un feliz año 2023 con alguna
recomendación musical (si no existiera tal lector también podría dirigirme a mí
mismo los buenos augurios). En esta ocasión he seleccionado obras jóvenes pero
que considero de suficiente valía:</span></p><p><span style="font-family: times;">Bryn Harrison (1969- ): <a href="https://www.youtube.com/watch?v=3A4kCZcvPK0&ab_channel=Matrix-NewMusicCentre" target="_blank">First light</a> (2018)</span></p><p><span style="font-family: times;">Tristan Murail (1947- ): <a href="https://www.youtube.com/watch?v=ft4w2lDJeW4&ab_channel=Fran%C3%A7ois-Fr%C3%A9d%C3%A9ricGuy-Topic" target="_blank">Le rossignol en amour</a> (2019)</span></p><p><span style="font-family: times;">Unsuk Chin (1961- ): <a href="https://www.youtube.com/watch?v=Bo1zqVvqWmY&ab_channel=g%C9%B9inblat" target="_blank">Violin concerto num 2</a> (2021)</span></p><p><span style="font-family: times;">Ramón Humet (1968- ): <a href="https://www.youtube.com/watch?v=c0iZA6NZKrY&ab_channel=No%C3%A8RodrigoGisbert" target="_blank">Alabastre num 1</a> (2021)</span></p><p><span style="font-family: times;">Essa-Pekka Salonen (1958- ): <a href="https://www.youtube.com/watch?v=Q1ApmRQHe2Q&ab_channel=SWRClassic" target="_blank">Cello Concerto</a> (2017)</span></p><p><span style="font-family: times;"><br /></span></p><p><span style="font-family: times;">BON ANY!!</span></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-2321648985853747152022-12-05T15:25:00.001+01:002022-12-05T15:25:56.256+01:00Realismos<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2e5M1xu3jOsj-KhWhNa9DfAMREF6QxS2Wd3za_Kgr6Ixcum5D9lySmdtiFe3zRmF9zW4zGULvOTMQULTgv7SxIx0N2PN-OPe7e8fTLtlc2GvDzeW6Kw-iAcajq3JDxhZR9wuK6CqIcjzmdk19qUD6n7LaGtrZ8DskfagPsiOpLqK2UQEb1vE/s1887/Markus-Gabriel-c-Jana-Dehnen-1_1867x.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1887" data-original-width="1867" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2e5M1xu3jOsj-KhWhNa9DfAMREF6QxS2Wd3za_Kgr6Ixcum5D9lySmdtiFe3zRmF9zW4zGULvOTMQULTgv7SxIx0N2PN-OPe7e8fTLtlc2GvDzeW6Kw-iAcajq3JDxhZR9wuK6CqIcjzmdk19qUD6n7LaGtrZ8DskfagPsiOpLqK2UQEb1vE/s320/Markus-Gabriel-c-Jana-Dehnen-1_1867x.jpg" width="317" /></a></div><br /><p></p><p> Vuelvo a leer a Markus Gabriel (“Por qué el mundo no existe”) para continuar practicando un mínimo de gimnasia mental de la que tanto estamos necesitados ahora. Como se trata de un libro para no especialistas el autor sigue ventilando muchas cuestiones con cierta alegría con objeto de encaminarnos más directamente hacia su pensamiento, centrado en lo que él llama ‘nuevo realismo’. El nuevo realismo se opone especialmente al constructivismo (véase en su versión histórica del nominalismo o en sus versiones actuales a caballo de la postmodernidad). El viejo realismo filosófico se caracteriza por sostener que las cosas -materiales o no- tienen una existencia independiente de la mente y que la mente, a su vez, es capaz de aprehenderlas de forma transparente. Es decir, que nuestras percepciones y razonamientos son capaces de capturar la realidad tal cual es. Para establecer una acotación al respecto de la vieja tradición, el nuevo realismo incluye los campos de sentido. Las cosas no aparecen aisladas, sino dentro de contextos o contextos de contextos, que son los campos de sentido. Los campos de sentido son los metaespcios en donde los roles de observador y observado cobran su vigencia. Curiosamente la idea se encuentra también en el anti-realismo filosófico, corriente que parecería estar en las antípodas de las ideas que Gabriel intenta transmitir, y cuyo principio de contexto sitúa también cada término en su campo de sentido (aunque el anti-realismo sostendría que o bien nada existe fuera de la mente o bien que nunca podríamos acceder a una realidad independiente de la mente). El modelo de Gabriel se me antoja así un poco híbrido, en el fondo un poco involuntariamente post-moderno. Las parejas Realismo/Constructivismo, o Realismo/Anti-realismo no dejan de ser dualidades que, como tales, pueden ser superadas por integración dialéctica. El tema ahora no es si la mente y la materia están separadas, o si la realidad puede ser o no aprehendida por la mente. La gran riqueza y lección del mundo no es que sea de esta o esta otra manera, sino que, simple y llanamente, es. </p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-60907803667918643232022-11-22T10:08:00.002+01:002022-11-22T10:08:42.175+01:00Thumbs down<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj70UYWVcDK4WFuPNKgsgbcpQsBYKWG_sDpBk7upaOxOvJME8rhCMdN34KsDo8xZkOFDpqP5U72mflkNPiPglrMWrlVuOhr0boT6z1-HuoiQsTni3wvRwZ2WOoTd73glLsf29xEY_PwNuZ_26BedwdchoUPUhhqM7If9FmSvsOFfLezSRLqIzY/s625/thumbs.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="625" height="256" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj70UYWVcDK4WFuPNKgsgbcpQsBYKWG_sDpBk7upaOxOvJME8rhCMdN34KsDo8xZkOFDpqP5U72mflkNPiPglrMWrlVuOhr0boT6z1-HuoiQsTni3wvRwZ2WOoTd73glLsf29xEY_PwNuZ_26BedwdchoUPUhhqM7If9FmSvsOFfLezSRLqIzY/s320/thumbs.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div> El año avanza, pero el blog retrocede. Ambos inexorablemente. ¿La razón para lo segundo? En algún momento me pregunto si por razones de edad mi capacidad para comprender al mundo disminuye en progresión geométrica. En otros momentos creo vislumbrar que la razón de mi desasosiego es que efectivamente comprendo al mundo y por eso lo concibo en un momento digamos que malo. La tiranía de los ‘like’ y el falso humanismo avanzan también inexorablemente, invadiendo espacios en los que tan solo hace cinco años no hubiera podido imaginar su presencia. En el trabajo, delante de mí, se sienta ahora un estudiante y no pierdo la ocasión de hablar con las nuevas generaciones:<p></p><p>(Yo) -La necesidad continua de ‘likes’ (después de una ciber-reunión multitudinaria desbordan la red interna de la compañía) está relacionada con una ya patológica falta de autoestima</p><p>(Estudiante) -Tienes toda la razón pero esto no se puede arreglar</p><p>¿Cómo que no? Duchamp exhortaba a quemar todos los museos y Boulez todos los teatros de ópera. Ahora no se trata de quemar porque las no-cosas no queman, pero sí a enviar masivamente toda la mierda a un agujero negro, negrísimo.</p><p>(Estudiante) -El mundo ya no tiene solución …</p><p>(Yo) -joder, si toda tu generación piensa así, vais apañados, nene! Si determinada gente digamos que poco recomendable está ganando las elecciones en diversos países es que los ciudadanos los votan, ¿no?</p><p>(Estudiante) -Claro</p><p>(Yo) -Y esto ¿no se podría arreglar con un poco más de cultura, de sentido crítico y con un plantarse delante de algunas cosas y vomitar?</p><p>(Estudiante) -Estas cosas son bastante inaccesibles</p><p>(Yo) -pero ¡Si estas cosas se retroalimentan del tiempo que les dedicamos!</p><p>Evidentemente: los virus y la basura cibernética necesitan de un organismo vivo para replicarse. Si este organismo no presta su maquinaria, no hay replicación posible. Que Dios nos coja confesados, amén.</p><p>P.S.: Twitter, campeón de los ciberinstrumentos del populismo, se encuentra ahora en horas bajas. Amén.</p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-20446686.post-20952980004721149662022-10-25T09:24:00.003+02:002022-10-25T09:26:04.448+02:00Lamento<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhn3gsFdIVdB4fxgMre6BdsbipYFMGwTQAOU7J7SGzTx-3M1gD8hOQJxWcsM9iF_DnacX1OLCtELvBy0QyKyVgBQ15LCefcytvkYnSFogAwm27SPh8vb891GeG9juAem67K72Q54yu75b4Pwb2vB2VKZWq4eEl-oX3p59_7CLMJta02433Tals/s3660/martin.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="2440" data-original-width="3660" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhn3gsFdIVdB4fxgMre6BdsbipYFMGwTQAOU7J7SGzTx-3M1gD8hOQJxWcsM9iF_DnacX1OLCtELvBy0QyKyVgBQ15LCefcytvkYnSFogAwm27SPh8vb891GeG9juAem67K72Q54yu75b4Pwb2vB2VKZWq4eEl-oX3p59_7CLMJta02433Tals/s320/martin.png" width="320" /></a></div><br /><p></p><p><span style="font-size: 15px;"> ¡Pobre blog! Tiene pinta de estar olvidado. Después de más de dieciseis años de actividad -reconozco que en progresiva disminución- se ve ahora un poco achacoso. Al margen de los motivos personales cabría preguntarse cuales son las causas por las que un blog envejece. Y también, especialmente, por la conveniencia de su desaparición o, eventualmente, de su preservación. Parecr ser que hoy por hoy el blog es un formato de comunicación ya obsoleto, </span><span style="font-size: 15px;"><i>demodée</i></span><span style="font-size: 15px;">. Al mas o menos extenso, más o menos reflexivo </span><span style="font-size: 15px;"><i>post</i></span><span style="font-size: 15px;"> ha sucedido el telegráfico, a menudo epidérmico y demasiadas veces simplificativo y excrecente </span><span style="font-size: 15px;"><i>tweet</i></span><span style="font-size: 15px;">. Esa es la razón por la que los políticos, que no tienen tiempo para profundidades y necesitan de un instrumento fácil, rápido, accesible y eficaz, son asiduos de </span><span style="font-size: 15px;"><i>tweeter</i></span><span style="font-size: 15px;">. Por el momento no pienso pasarme a esta plataforma (quizás lo haga cuando aparezca el koan tweeter, cosa que por otra parte cualquiera puede inaugurar). Es por ello que lo que toca ahora es recordar, alimentar y mimar al viejo blog, un agradecido compañero de viaje.</span><br />
<!--/data/user/0/com.samsung.android.app.notes/files/clipdata/clipdata_bodytext_221025_091718_327.sdocx--></p>carles phttp://www.blogger.com/profile/13426007897890684708noreply@blogger.com0