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viernes, 31 de agosto de 2012

Bionosología



            Leo por algún sitio que un nuevo rico ruso tiene el proyecto de invertir y hacer invertir a otros millonarios de la famosa lista de Forbes una gran suma de dinero en un proyecto de investigación sobre la perpetuación a go-go de la vida de los humanos. Este buen señor, que por lo visto quiere sacar provecho de los hallazgos que, según dice, podrían prolongar la vida de un individuo más allá de los doscientos años a base de biorobótica, este buen señor, digo, demuestra una vez más que el dinero no lo puede comprar todo. En este caso el sentido común, sin ir más lejos. La prolongación de una vida humana individual comporta, además del mantenimiento de las funciones vitales, la adaptación a la época en que se vive. Cuando alguien deja de estar siquiera mínimente adaptado a su época está abandonando una parte importante de la vida, que mantiene a base de recuerdos y esquemas que pueden no pertenecer ya al presente. Incluso una buena parte de las mentes preclaras que han ido por delante de su época y han ofrecido alguna revolucionaria idea, creación ó hallazgo acaba, aun a su pesar, siendo desplazada por los tiempos que se suceden. Y es que en el terreno de las ideas, la finitud de la biología de los individuos es el agente renovador más eficaz.  El compositor checo Leos Janacek escribió en 1926 una ópera sobre una obra previa de K. Capek que ahonda en este sentido: el caso Makropoulos, en donde un personaje femenino se ve en la encrucijada de tener que vivir más de 330 años sin otro deseo al final que acabar con un periplo para el que su mente ya no está preparada, por mucho que su cuerpo lo esté.

3 comentarios:

Lluís P. dijo...

Fratello,

La maldición de Drácula no era tener que sobrevivir de chupar sangre humana (con la crisis, más de uno preferiría un pinchazo de vampiro dandy que un apretón de manos de un banquero baboso), si no la inmortalidad inherente al cargo. El vampiro se perpetúa en el tiempo, lo que le condena a la soledad más absoluta al ver desaparecer de su entorno a sus seres más queridos. Esto mismo le sucedería al magnate/mangante que pretende vivir más que Matusalén, el cual debería escoger a sus parientes más queridos para involucrarlos en su majadería si quiere evitar quedarse más solo que la una, lo cual no deja de tener sus peligros: si no incluye a su suegra entre los elegidos, la bronca de su mujer está asegurada, pero si lo hace, los comentarios cáusticos de su suegra hacia su persona lo acompañarán a la eternidad cual águila de Prometeo.
El ritmo vertiginoso de los avances tecnológicos quizás me mandarán a la tumba medioambiental antes de lo que quisiera, pero no descarto un colapso cibernético entre los adolescentes & Co. (provocado por tanto apego a la pantallita) que reivindique el movimiento slow food entre los supervivientes. Por soñar que no quede, pero poca broma con el dato, que una empresa israelí está desarrollando una aplicación para las redes sociales que permitirá enviar un mensaje a la parroquia una vez su redactor la haya espichado, ¡ahí es ná!
Me gustaría tener la suficiente jeta como para poder acceder al elitista grupo de la lista Forbes que cree en este proyecto descabellado y venderles una moto de tomo y lomo sobre el tema para coger su dinerito, que no es poco, y tomar las de Villadiego. Total, por unas propinas no lo van a notar en sus abultadas cuentas corrientes. De hecho, hay precedentes, que en los USA existen empresas a las que uno puede solicitar de congelar su cuerpo fiambre para derretir el hielo una vez la ciencia haya avanzado lo suficiente como para devolverle a la vida. Walt Disney creo que se cuenta entre los que tienen sus restos en un estado como el del bacalao pescado en el Gran Sol, pero sin pil-pil acechando. Un negocio que ni Dios, que en caso de caída de tensión el perjudicado lo tiene crudo para llamar a averías.
Gracias por tu digresión seria de un tema tan poco ídem,

fp

Anónimo dijo...

Hola Carles: Leo muy divertida el anterior comentario. Verdaderamente,lo que puede imaginar una mente desocupada es increíble.Aparte de vuestras acertadas consideraciones,hay una cuestión que, cuando una está más cerca del fin que del principio ve muy clara, y es el aspecto, entre logístico y económico, que nos hace ver la muerte como una estupenda solución de tantos y tantos problemas que nos rodean.En primer lugar es un descanso para los vecinos tanto como para uno mismo...y por otra parte, no parece que vivir tantos y tantos años nos llegue a hacer más felices. En el caso de la ópera de Janacek que mencionas queda muy bien reflejado. Esas ideas de perdurar no son más que un disfraz para esconder el miedo atroz a enfrentarse a ese trance desconocido, a soltar ese clavo ardiendo en el que nos sostenemos cuando somos incapaces de aceptar la vida y la muerte tal cual son.
Un abrazo. Rosa.

carles p dijo...

Hola amigos,

Gracias por vuestros acertadísimos comentarios!!!

fp: quizás drácula y el millonario ruso no teman a la soledad porque no saben lo que es la buena compañía...
Rosa: Realmente refrescante tu comentario práctico sobre la muerte...