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sábado, 18 de agosto de 2012

suites


                        Durante el S XIX la música de diversión se vistió de largo y, en sus formas más elaboradas, visitó las salas de conciertos. El público burgués también necesitaba, al fin y al cabo, una música sencilla de escuchar que sirviera de contrapunto a las creaciones más áridas (¡como sucede hoy en día con el público en general!). Y la gran forma de la música ligera de la segunda mitad del XIX y principios del XX está constituída, como sucedía en la música barroca, por la suite. Paralelamente a su hermana barroca, la suite ligera del XIX está constituída por danzas (el vals, la polka, las czardas, el galop y el cake-walk han substituído a la courante, sarabande y gigue) y también por fragmentos más cantables (el aria barroca da lugar al arioso). La gran diferencia –además, está claro, del carácter más desenfadado- en la forma viene dada por los nexos de unión entre los sucesivos fragmentos. Mientras las piezas barrocas –todas en la misma tonalidad, según la estricta costumbre de la época- mantenían el equilibrio aun mostrando una independencia, ahora una parte importante del efecto viene dada por la continuidad y los enlaces entre tonalidades y ritmos. No tan solo se nos ofrece un efecto perspectivista de causa-efecto sino que en ocasiones tiene lugar la repetición ulterior de alguno de los fragmentos, en una disposición que nos recuerda vagamente al rondó. Como fragmento conclusivo se nos acostumbra a presentar una danza movida ó una coda sinfónica más elaborada. ¿Ejemplos? Los valses de Johann Strauss, las oberturas potpourri de Jacques Offenbach y Federico Chueca,  los ragtimes de Scott Joplin, ciñiéndome a los ejemplos más excelsos.

5 comentarios:

Lluís P. dijo...

Fratello,

Redundando en el hecho de que la suite apareció como “contrapunto a las creaciones más áridas”, este fin de semana asistí a un concierto de jazz en homenaje al trompetista Lee Morgan y, durante el mismo, uno de los músicos contó una anécdota que me ha venido a la cabeza al leer tu post. Al aparecer la música pop (léase Beatles) o la bossa nova, los intérpretes de jazz se vieron abocados a componer alguna que otra pieza incorporando los ritmos característicos de los estilos citados (incluso se hicieron arreglos para jazz de títulos del twist) si no querían ver caer en picado las ventas de sus discos. Tu frase “los enlaces entre tonalidades y ritmos” me ha evocado algunas de estas piezas que, francamente, las encontré muy conseguidas porque no renunciaban en ningún momento a sus raíces en el jazz. A pesar de que soy partidario de no mezclar estilos, reconozco que hay mestizajes musicales que resultan tremendamente atractivos.
Saludos,

fp

carles p dijo...

Fratello in vacanze,

El jazz está en gran medida basado en standards, y éstos pueden tener cualquier filiación. La Bossa Nova sedujo en seguida a los intérpretes de jazz (muchas décadas antes de que se popularizara el "latin jazz")porque su trama armónica se acerca a la de cierto tipo de jazz (últimamente he descubierto una grabación muy buena de un trío japonés (http://www.youtube.com/watch?v=jLVNYx1hxNY). De Beatles se han hecho arreglos de todo tipo, pero uno que me encanta es el que cantaba Cathy Berberian "como una cantante de oratorio de Händel en provincias"(http://www.youtube.com/watch?v=WLqVioiDldc

Saludos veraniegos

fp

Lluís P. dijo...

Fratello,

me ha encantado tu primera referencia de piano de bossa, ¡qué paz de espíritu que transmite! En cuanto a Cathy Berberian, me han sucedido un par de cosas: partirme de risa y sorprenderme mucho al comprobar que ¡está cantando en serio!
Gracias por tu ilustrada respuesta, que sigas disfrutando tú también de lo que te queda de vacaciones,

fp

Anónimo dijo...

Hola Carlos
tu post me ha ayudado a entender un poco más esta forma musical que evoluciona de forma variopinta a lo largo de los siglos.
No sé por qué P.Hindemith no titula Suite, a su Sinfonía Matías el pintor ?
saludos Susana

carles p dijo...

Hola Susana,

En general, las partes de una suite no son muy largas y contienen un desarrollo limitado. En el caso de la obra de Hindemith, por el contrario, los desarrollos de cada una de las tres partes son considerables. Aun proviniendo de la música de una ópera (el primer movimiento, Engelkonzert, corresponde así a la obertura), esta obra (maestra) puede entrar de lleno en la categoría de la sinfonía (en su versión SXX).

un abrazo Carles