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viernes, 18 de julio de 2014

TR



                        En numerosos posts trato sobre el tema de la trans-racionalidad pero rara vez desciendo hasta el nivel del detalle en cuanto a la caracterización de tal estructura de conocimiento. La trans-racionalidad, de hecho, corresponde a cualquier estructura cognitiva que se sitúe en un nivel más evolucionado que la racionalidad. La diferencia unívoca respecto con las estructuras pre-racionales es que la trans-racionalidad no se opone a la racionalidad, sino que la incluye. Y así como la racionalidad se basa en la abstracción de proporciones y de dualidades, la trans-racionalidad se basa en la superación de ambas. El camino está lleno de peligros, el mayor de los cuales es la regresión hacia estados pre-racionales, hecho en el que prácticamente siempre caen los movimientos New Age. La superación de la racionalidad nunca puede consistir en su negación. Las dualidades siempre se resuelven (o mejor, se disuelven) ascendiendo un orden de dimensión, sea cual sea su origen (conceptual, moral, existencial). Cuando a lo largo de la historia las concepciones sobre la naturaleza ondulatoria o corpuscular de la luz han ido alternando, llegando incluso a coexistir en el modelo de De Broglie la conclusión a la que llegamos es que lo que en realidad ha cambiado es nuestra concepción de lo que es onda y lo que es corpúsculo. Hace trescientos años la diferencia estaba clarísima: un corpúsculo era una “cosa” y una onda una “vibración”. O sea, un objeto material frente a un proceso. Hace casi cien años se vislumbró una visión más amplia: un objeto material también podía considerarse como un proceso. Es decir que los conceptos de objeto, proceso, así como los aparentemente más fijos y externos a nuestro pensamiento como son los de espacio y tiempo no constituyen en ningún momento categorías fijas ni pueden llegar a hacerlo. Esta “deconstrucción” de categorías fijas es lo que caracteriza nuestro viaje de la racionalidad a la trans-racionalidad, de la post-modernidad a la trans-modernidad. En el ámbito de la pedagogía infantil se da mucha importancia –en las edades más adecuadas para ello- a la conciencia de la situación espacio-temporal del yo. Solamente esta conciencia ayudará más tarde a superar el ego-, geno-, etno- y socio-centrismo. La racionalidad ha ayudado a comprender que la Tierra no es el centro del universo, ni lo es el Sol, ni lo es la Galaxia. La post-racionalidad nos enseña que ni tan siquiera existe tal centro del universo, sino que éste es acéntrico. La trans-racionalidad nos puede explicar que el universo es policéntrico, y que cada una de sus partes puede ser considerada su centro. Aclaración: hablo de transracionalidad en un contexto cognitivo evolutivo y no en un contexto de Gran Cadena del Ser, por mucho que ambos conceptos sean paralelos. La mente transracional, al igual que la mente preracional, consteliza por debajo suyo emociones y sensaciones que le son características.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Carlos:
Me gusta mucho cuando mezclas tu lado científico con tu lado artístico.Tienes la inmensa suerte de moverte a tus anchas en los dos.Sería muy interesante que reunieras todo eso en un corpus bien articulado. Confío en que algún día lo hagas. Mientras tanto, déjame decirte que también me gusta mucho el concepto de trans- racionalidad, a la que todo artista debiera aspirar, ya que en principio se mueve en ella, lo sepa o no lo sepa. Gracias. Rosa.

carles p dijo...

Hola Rosa,

Prometo trabajar la simbiosis que apuntas. Precisamente en mi cometido científico huyo de una aproximación excesivamente analítica y en mi cometido artístico busco una racionalización clarificadora. Es lo contrario de lo que se supone que debe ser. Lo que se supone que debe ser frena tanto a científicos comno a artistas.
Totalmente de acuerdo con tu apreciación de la transracionalidad.
Abrazos
Carles

Anónimo dijo...

Hola Carles:
Te supongo de vuelta de tus vacaciones.¡Me encanta que coincidamos! Lo que debe ser se ha mudado ahora, para los artistas, en que debe ser lo que no debe ser...creando así una antiacademia más académica, opresora y esterilizante que cualquier otra.La simbiosis que prometes será muy clarificadora...la espero con candeletas!
Un abrazo. Rosa.