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lunes, 5 de enero de 2015

2015



            La suite pianística de Modest P. Moussorgsky Cuadros de una Exposición constituye, a mi parecer (no soy original en esto), una de las piezas clave de la segunda mitad del S XIX. Su singularidad aplica a los más diversos ángulos desde los que se considere la obra. En primer lugar, su falta de ascendentes pianísticos. No podríamos encontrar una obra más alejada, desde el punto de vista instrumental, de la corriente centroeuropea en la que bebieron en el XIX los compositores para el piano, y no solo los centroeuropeos (y a pesar de ello la obra es absolutamente pianística, como gran pianista que era su autor). Desde el punto de vista del oyente neófito la obra parece más bien una extraordinaria reducción pianística de una de las tantas versiones orquestales a las que ha dado lugar. Si rastreamos la historia de su composición, parece que Cuadros se compuso de forma muy rápida, casi febrilmente (algunas fuentes citan tres semanas como período compositivo: junio de 1874). Acerca de su naturaleza programática y su relación con las pinturas de Viktor Hartmann que se expusieron a raíz de su prematuro fallecimiento también es curioso apuntar que los pocos cuadros que se conservan (5 obras; alguna de las cuales no pasa de esbozo) no guardan una relación “cuantitativa” directa con su traducción musical. Es evidente que los cuadros de Hartmann simplemente catalizaron la creación de una obra musical de mucha más envergadura. A pesar de ello, el aspecto literario-pictórico cuenta, y mucho, a la hora de acercar esta obra al gran público (Cuadros forma parte del reducido y selecto número de obras musicales capaces de interesar a todo tipo de públicos, desde el más naïf hasta el más entendido). La obra, de la que no existen pruebas de que se interpretase públicamente en vida del compositor, sufrió de un azaroso periplo. Editada, como otras piezas de su autor, bajo los auspicios de su amigo y colega del “grupo de los cinco” Rimsky-Korsakov (que siempre apreció las dotes de Moussorgski pero difícilmente creyó que en realidad fuera el más dotado, con mucho, de todos ellos) disfrutó, desde el principio y a causa de su propia naturaleza, de múltiples orquestaciones (existen unas 27 orquestaciones registradas además de unos 50 arreglos totales o parciales para otras formaciones, en los más diversos estilos, pasando por el jazz y el rock). La presentación “por la puerta grande” en Occidente tuvo lugar en 1922, en la famosa orquestación de M. Ravel, encargada por S.Koussevitzky (quien retuvo los derechos de ejecución durante años) e interpretada en París en una gala de los Ballets Russes de Diaghilev. El propio Diaghilev se había encargado de presentar por vez primera la música de Moussorgsky en la Cité-Lumière anteriormente -Boris Godunov, en 1908-, hecho que influyó grandemente en la evolución musical de principios del S XX a través de Debussy, Ravel y posteriormente Messiaen y otros compositores. Cuadros llegó, por tanto, tras la muerte de Debussy; casi se podría decir con ironía que su influencia precedió a su estreno. Los dos elementos musicales más llamativos del estilo de Moussorgski (melodías de acordes y sucesión de acordes separados por un tritono) constituyen los polos alrededor de los cuales bascula el carácter de la obra. El primer elemento (el “polo angélico”) viene representado por los fragmentos intermedios (Promenades) que separan los diversos movimientos, culminando en el último cuadro, La Gran Puerta de Kiev, donde el tema adquiere un carácter grandioso. El segundo (el “polo demónico”), de novedoso contenido armónico, viene representado por las atmósferas tétricas (Gnomus, Catacombae, Baba-Yaga) e incluso solemenes (Campanas en el fragmento final). No me resisto a celebrar el año nuevo con mis queridos lectores recomendando las más diversas versiones de esta gran obra: la original pianística en una más que notable versión  exenta de divismo pianístico, la orquestación de Ravel, la muy demandante reducción guitarrística, la improbable versión organística, la primera y muy celebrada en su tiempo versión pop, la más que exótica versión para dos arpas, una versión para percusión, dos fragmentos con aire jazzístico, etc, etc, etc….

¡¡FELIZ 2015!!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Carles,
muchas gracias por este post tan bien documentado que dedicas a esta obra maravillosa.
Si me permites un apunte personal, yo utilizo esta pieza en la versión para orquesta como audición en mis clases (con alumnos de 15-16 años) cuando llegamos al apartado. música del s. XIX, Rusia, Grupo de los Cinco...
Utilizo obras que se puedan relacionar con elementos extramusicales para atraer la atención de mi pequeño auditorio que además de "naïf" suele estar distraído y/o escéptico a mis propuestas musicales (no estan acostumbrados a escuchar buena música clásica y ,desde luego, de eso no tienen la culpa)
Tambien utilizo las imágebes de los bellos y refinados dibujos de V. Hartmann aunque por desgracia en alguna versión de youtube los mezclan con otros dibujos o imágenes mucho más vulgares.
Al acabar la audición siempre les pregunto cual ha sido su "cuadro" o fragmento favorito y,como es lógico, suelen preferir los números más tétricos y demoníacos (yo les digo que Baba-Yaga es uno de mis favoritos)
A partir de ahora utilizaré parte de la información y alguna de las propuestas que nos has ofrecido en tu post.
Espero no haberte aburrido con mis comentarios.
Que tinguis un bon any 2015!
Filo

carles p dijo...

Hola Filo,

Muchas gracias a ti por tus comentarios !! No tan solo no me aburren sino que me llenan de emoción al ver lo que hacéis los pedagogos para que la música pueda interesar a alguien en este triste país, tan primitivo e intelectualmente atrasado.
Hace muchos, muchos años resuerdo haber visto un film por tv en donde la obra de Moussorgsky era ilustrada con los más diversas situaciones (vecchio castello presentaba caras y primeros planos de ancianos en una residencia). En su momento me gustó mucho pero no la encuentro en youtube. Si tienes ocasión, te lo recomiendo (no recuerdo ninguna referencia).
Un magnífic 2015 també per a tu!
Carles