Desconozco
el origen de la costumbre de bautizar los archivos electrónicos con nombres
repletos de “_” entre las palabras. Quizás se trate de una herencia proveniente
del antiguo lenguaje informático MS-DOS. Ya que los modernos softwares permiten
nombrar los archivos empleando espacios en blanco se me ocurre que el hecho de
seguir_empleando_los_guiones_bajos se debe más al habitual pavor al vacío que a
una causa de tipo técnico. El temor al vacío, el temor al silencio, el temor a
la obscuridad, el temor al reposo, pese a su condición antigua, no han hecho
más que acentuarse en nuestra sociedad de rellenos, ruidos, luces y
movimientos.
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viernes, 30 de noviembre de 2018
viernes, 16 de noviembre de 2018
Vicios
La postmodernidad es la puerta de salida hacia el futuro pero no es el futuro porque la postmodernidad preclude el futuro. Jean Gebser, en su notable modelo evolutivo de la conciencia, utiliza la relación que cada época ha tenido con los parámetros espacio-temporales para caracterizarla. La evolución de los conceptos de espacio y tiempo atraviesa así por diversas fases de ascenso dialéctico. Gebser adscribe el principio del período integral con la integración del tiempo (cuyo concepto había sido inexistente, cíclico y lineal en los respectivos períodos mágico, mítico y racional) dentro en una forma de presente eterno. Gebser ilustra su modelo situando los primeros atisbos de integralidad a principios de S XX, con los ejemplos de integración del tiempo con el espacio (cubismo; relatividad restringida). En su propio modelo, Gebser describe las resistencias que ofrece cada fase evolutiva para dar paso a un nuevo estadio. Sitúo la postmodernidad en un nicho de resistencia por parte de la racionalidad que se niega a ser superada. La integración del tiempo por superación dialéctica (es decir, integradora) nos muestra así un vicio: la falacia de asistir al final del proceso evolutivo, donde toda la esfera de la historia se muestra ante nosotros para que dispongamos de todas las posibilidades. Como consecuencia de este vicio asistimos a una especie de neoplatonismo degradado desde el que proyectamos nuestros fantasmas en forma de (irracionales) racionalizaciones. El resultado final nos rebota como las ondas sonoras que quedan atrapados dentro de una esfera pulida. Hemos interrumpido el mecanismo que permite el ascenso dialéctico. La obstrucción resultante no es un equilibrio reconfortante sino una emergencia médica.
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