Toda la vida he estado intentando
encontrar una taxonomía que distinga de manera objetiva, rigurosa y adecuada,
entre la música ‘clásica’ y la música ‘popular’. Cualquier adjetivo resulta
fuera de lugar, pomposo, o simplemente despreciativo: frente a la música
‘culta’ tendríamos a la ‘inculta’ y frente a la ‘música popular’ tendríamos a
la ‘música impopular’. Cuando observamos desde el punto de vista de la
‘clásica’ nos dedicamos a analizar los elementos musicales presentes en la
‘popular’ y hallamos muchos de ellos pre-existentes en el primer bloque, como
si el segundo grupo fuera un subconjunto del primero. Cuando observamos desde
el punto de vista de la ‘popular’ –normalmente con mucha distancia y poco
rigor- nos parece que toda la ‘clásica’ se parece (como a algunos occidentales
les sigue pasando con los chinos). ¿Qué es entonces lo que diferencia la
‘clásica’ de la ‘popular’, de la ‘folklórica’, de la ‘sofisticada’ o de la-que-sea?
Pues lo que más las diferencia es la actitud de quien se acerca a ellas. Parece
una cosa irrelevante, pero es el quid
de la cuestión. No tanto el objeto como la relación con él. Y cuando nos
acercamos al objeto con actitud abierta nos estamos apoyando en nuestro
registro interior de objetos y relaciones previos.
1 comentario:
Fratello,
¿no estarás destruyendo tu intento de encontrar una taxonomía entre la música clásica y la popular cuando te acercas a la pieza musical con una actitud abierta? ¿No será que, en lugar de "acercarte con una actitud abierta", lo que decides es acercarte o no acercarte? Pongamos por caso el último éxito de los 40 Principales: yo creo que ni te propones oírla, te importa un rábano. Sin embargo, si te anuncian la última creación de un compositor contemporáneo, pues seguro que pensarás "a ver qué tal", con actitud abierta, claro, ya juzgarás después. En cualquier caso, lo que planteas lo veo muy subjetivo, quizás precisamente lo que quieres destacar: la relación con la música es algo personal, por encima de taxonomías.
Saludos,
fp
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