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sábado, 31 de agosto de 2019
Conspiraciones
Me entero a través de adolescentes (de los que ya sabemos que están cautivados por las teorías conspiratorias) de que se está preparando un desembarco humano –real o virtual- en la famosa Área 51 para el próximo mes de septiembre. ¿El objetivo? Acceder a los supuestos cadáveres de alienígenas que supuestamente están allí depositados desde hace más de 70 años. Lo primero que llama la atención es que en plena crisis de la democracia y en el corazón de lo que solía ser uno de sus bastiones los jóvenes estén más interesados en este tipo de mitologías que en el centro de todo el asunto que las induce. El malestar genera así una necesidad de escapismo con tintes regresivos. El tema de la vida extraterrestre as algo muy serio sobre lo que se puede investigar e incluso reflexionar muy extensamente. Las teorías conspiratorias solamente alimentan nuestros estratos míticos, autopropagándose. El procedimiento de replicación viral en red es particularmente eficaz en el caso de las teorías conspiratorias. Área 51, una base militar secreta aeronaval, acoge desde hace muchas décadas todo tipo de mitologías, desde los encuentros con seres inteligentes extraterrestres hasta el desarrollo de armas basadas en energías desconocidas pasando por el teletransporte, los viajes en el tiempo, y actividades de una supuesta organización clandestina que gobierna el mundo. El evento, anunciado a través de Facebook, ha congregado ya a 1.6 millones de supuestos “goers” que desafiarán las balas de la barrera militar con las técnicas manga de Naruto Uzamaki (sic) . El creador del evento, temiendo ya las implicaciones judiciales que se puedan derivar, asegura que todo el montaje no es más que una parodia virtual. Y la ‘Storm área 51; they can’t stop us’ ha generado ya toda una serie de futuras batidas a lugares recónditos que albergan relatos míticos: los archivos centrales de la secta mormónica, el lago Ness o el Triángulo de las Bermudas. El deseo de hacer caer estas mitologías va parejo a la mitologización –absolutamente inadvertida- de nuestra realidad aparentemente des-mitologizada (¡y no es un trabalenguas!). La autofagocitación, por eso, es evidente: la gente del pueblo cercano a Homey Airport (que éste es el nombre oficial de Área 51) ya se está fregando las manos pensando el auge que van a tener sus negocios durante unos días.
viernes, 23 de agosto de 2019
Involuciones
A través de las ya muchas entradas de este blog se pueden adivinar fácilmente mis preferencias por los paradigmas de tipo evolutivo. Evolución no es un término que denote una ideología particular ya que cada época y cada contexto han hecho un uso muy diferente del mismo. Se puede evolucionar gracias a un motor anterior que dirige el propio curso de la evolución, así como gracias a un atractor posterior que la induce. También se puede evolucionar al azar o de formas caóticas. Tanto los sistemas geológicos como los biológicos como los epistemológicos evolucionan. El tiempo es un elemento íntimamente ligado al de evolución. También se puede, evidentemente, evolucionar a lo largo de la otra "dimensión kantiana de la sensibilidad" , el espacio, aunque en este caso la evolución suele ser perfectamente "reversible". La evolución temporal puede contribuir al aumento de la complejidad. La complejidad o riqueza de un sistema abre su abanico de posibilidades. A medida que los organismos y las sociedades avanzan también lo hacen sus capacidades, que se amplían tanto para lo mejor como para lo peor. Este aumento de la complejidad tiene lugar cuando las circunstancias son favorables. Si las circunstancias no ayudan al proceso de desarrollo, se da el caso de que pueda tener lugar un proceso involutivo. Esto sucede cuando el o los sistemas se simplifican. A nivel biológico lo podemos observar con la desaparición de especies. A nivel gnoseológico ... ¿no lo estamos ya experimentando con la simplificación ideológica, la infantilización reinante y la recesión intelectual que nos rodea?
domingo, 18 de agosto de 2019
Subrayados
Uno de los mayores errores que se pueden cometer sobre un escenario (error que se acerca ya al “pecado mortal”) es el de subrayar. Es un pecado que pueden cometer los actores, los músicos, los bailarines, pero también los monologuistas o las stripteuses. Cuando uno subraya abandona su posición y se sitúa en el espacio propio del espectador para solicitar la aprobación sobre-explicando la narración, lo cual destruye el discurso, la elegancia y la poesía de la representación. Como cuando alguien que explica chistes ríe antes de comenzar. El subrayado no es una técnica de ruptura de la cuarta pared sino su torpe derrumbe como consecuencia de haberse apoyado en ella inadvertidamente. Los cantantes líricos son particularmente propensos al subrayado. Cuando se detienen en todas las notas agudas que encuentran a su paso, cuando golpean con desparpajo algunas sílabas -para delicia de algunos públicos- están subrayando. Este fenómeno se agrava cuando estos cantantes visitan repertorios ajenos a su sensibilidad (¿a que la canción no tiene nada que ver en las dos versiones?). Los instrumentistas también subrayan cuando, teniendo en sus manos un pasaje particularmente famoso, como la frase inicial de la Raphsody in Blue, lo estrujan de manera exhibicionista en vez de voltearlo y lanzarlo al espacio (¿a que en el segundo caso el glissando del clarinete produce salivación y en el primero hastío?). Y en la vida diaria … ¿también subrayamos? …
jueves, 15 de agosto de 2019
Viajes
Durante
el período de descanso –usualmente veraniego- mucha gente se desplaza en busca
de nuevos ambientes y nuevos marcos de referencia. En buena parte de los casos
se busca encontrar tópicos y lugares comunes que, no dando al abasto con la
masificación, han generado hace largo tiempo hiperrealidades cuya base es un
cadáver maquillado. ¿Por qué no nos dedicamos más a hurgar dentro de nosotros
mismos a un nivel de profundidad al cual las hiperrealidades ya no tengan acceso
en vez de seguir exigiendo representaciones muertas que corroboren unos tópicos
que ya no existen?
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