Una de las
características más distintivas de la postmodernidad es su tendencia a
espacializar el tiempo. El tiempo cronológico deja así de reflejar un proceso
experiencial, a la par que todos los estados de tal proceso son simultáneamente
percibidos frente a un fondo queridamente neutro. El resultado de tal paradigma
transforma nuestra relación con el pasado y tiende a considerarlo como una
acumulación inorgánica de conocimientos. Es más: la espacialización del tiempo
permite superponer los diferentes estratos 'deconstruidos' en un elevado número
de combinaciones que, sin embargo, es limitado por cuanto se mueve únicamente
dentro de un espacio dimensionalmente muy acotado. Sin duda, la evolución futura
(me niego a creer que la evolución de cualquier tipo haya quedado abolida) pasa
por la modificación de nuestra relación con el tiempo. Y la modificación de la
relación con el tiempo pasa necesariamente por la consideración del presente
eterno, es decir, por la minimización de la consideración espacial.