Cuando un sistema evolutivo entra en una fase defectiva que puede eventualmente llevarlo a una fase involutiva, suele en primer lugar acotar su abanico de multiplicidad reduciendo así drásticamente la variedad con el fin de autopreservarse. Esto se observa con claridad en los sistemas biológicos, pero sucede de forma parecida en los sistemas noéticos. Nuestra res publica, nuestra sociedad, está involucionando y por ello perdiendo riqueza, matices y complejidad. Se acude a las 'categorías últimas' de bueno y malo con una facilidad escalofriante. Buena parte de la Humanidad se halla en condiciones de pura supervivencia física mientras buena parte del resto está cayendo a marchas forzadas en una zona de pobreza mental alarmante. Tiempos singulares los nuestros.
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