Vistas de página en total

martes, 14 de octubre de 2025

Antico

 

        Torniamo all'antico é sarà il nuovo!, decía sabiamente Verdi, maestro que mantuvo una excepcional capacidad de renovación hasta edades considerables. L'antico, en su caso, fueron los madrigalistas renacentistas, fue la ópera mozartiana, fueron las simetrías barrocas, y lo nuovo fue ni más ni menos que Falstaff, agridulce obra maestra de los ochenta años en donde el autor, a la par que uno de los protagonistas, rie por no perder la compostura.
        A lo largo de toda la Edad Moderna, que ya comenzó con una vuelta a la Antigüedad Clásica, la evolución musical se ha visto impulsada por el espíritu de la frase verdiana. Cuando Beethoven pudo superar la crisis creativa que puso fin a su posteriormente tildado como segundo período recurrió también a los maestros antiguos, como atestiguan las partituras consultadas para componer su novena sinfonía: la Misa en si menor, el Mesías y el Requiem de Mozart. Bach volvió a formar parte de lo antico que deviene il nuovo con Brahms. Incluso el revolucionario Wagner miró hacia la ópera mozartiana y el contrapunto para escribir los Meistersinger. En pleno Post-Romanticismo los por otra parte innovadores Mahler y Strauss colocaron sus sendos caballetes al lado de los de Schubert y Mozart, respectivamente. ¡Y qué decir del neoclasicismo de 1920-1940! (Aquí incluyo también el dodecafonismo schoenbergiano). Más que una pura regresión (tal como se ha querido ver a menudo), la inmersión en la música de un siglo y medio atrás representó entonces la única manera de superar el pasado reciente y su hipertrofia. Cuando llegamos a nuestro presente la fórmula descrita ya no puede tener vigencia. ¿Por qué? Porque ya no pretendemos il nuovo. Estamos instalados en lo antico, no como fértil fuente de nuevos desarrollos, sino como estéril repetición privada de alma. La Postmodernidad es opuesta por naturaleza a la evolución (aunque algunos ingenuos todavía hablen de la vanguardia). El otro día oí en un noticiario una referencia a cierto compositor que estaba escribiendo una obra cuya "gran originalidad" consistía en combinar una orquesta sinfónica con sonidos electrónicos (me temo que llega con más de 70 años de retraso). Quizá esta ignorancia generalizada sea la única salida que tenga la Postmodernidad para poder sobrevivir.