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miércoles, 18 de marzo de 2009

Freaks


La parte más ruidosa y aparente de nuestra sociedad necesita una ración diaria en sus mass media de la dieta dual de freaks y beautiful people. Los freakies para comprobar con alivio que existe gente más chalada que nosotros mismos ó los elementos del entorno que habitualmente nos rodea. Se los considera algo así como los bufones del sistema. En épocas pasadas a los elementos muy singulares se les llegaba a relacionar con la divinidad, como a los idiotas de la Rusia clásica ó a los epilépticos en la Roma antigua. Ahora bien, su función bufonesca también fue explotada hace ya siglos, como queda plasmado en los cuadros de Velázquez en donde observamos a seres con deformidades físicas y mentales pero con miradas infinitamente más humanas que las de los seres a los cuales divierten. El bufón freak se revela durante el S XIX contra su explotador, alegando el abuso y la anulación de los derechos humanos más elementales pero, a finales del S XX decide prescindir de honor y dignidades elementales para volver a vivir a costa del sistema. Y hoy en día hay cola para este puesto de trabajo. La beautiful people corresponde al elemento que en otras épocas configuraba las lecturas de vidas ejemplares. Ahora la fuerza moral, el espíritu de sacrificio y los ideales de la justicia se relegan a la ejemplaridad demasiado costosa, la que se intenta evitar. En cambio, las andanzas de la beautiful, curiosamente compuesta por unos elementos que tienen con los freakies mucho más en común de lo que parece en primera instancia, tienen la virtud de entrar por la vista y venderse con facilidad. No hace falta empatía ó compasión para comprar una historia falsa sobre un superficial personajillo. Son tan de usar y tirar como una toallita húmeda. Y todo para alimentar a la máquina cometodo que hace tiempo pusimos en marcha y que ahora aparentemente no se puede ni quiere parar.

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