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miércoles, 3 de febrero de 2010
Flujo
Cualquier buen actor, músico, deportista, locutor, bailarín, profesor ó piloto aéreo sabe perfectamente que durante el ejercicio de su profesión (durante su performance, diríamos) no puede –no debe- establecer una metaposición que lo lleve a observarse a sí mismo de forma objetiva ó externa, so pena de una interrupción en el flujo de la acción con el consecuente “accidente” ulterior. Solamente cuando uno se implica en primera persona es cuando el resultado que se obtiene (visto desde tercera persona) tiene un valor subjetivo real. Me gustaría reflexionar sobre la posibilidad de que el panorama descrito no solamente tuviera su aplicación en las tareas performativas enumeradas anteriormente sino que se extendiera también hasta otros ámbitos del quehacer humano. Creo que se trata de una cuestión de suma importancia en lo que se refiere al estudio de la consciencia. Lo primero que se me ocurre es que algunas de las tareas descritas al principio (actor, deportista, profesor) forman en realidad parte del quehacer diario de cualquier persona independientemente de su oficio ó profesión. La mente, nos lo enseñan las sabidurías y disciplinas orientales, juega muy malas pasadas y tiene una innegable tendencia a proyectarse fuera del aquí y ahora que resultan cruciales en los asuntos que expongo (y en la inmensa mayoría de los que les son subsidiarios). Es interesante observar que las tareas enumeradas al principio tienen en común el empleo de una forma ú otra de la psicomotricidad. Las tareas puramente intelectuales ó puramente mecánicas (de éstas últimas existen muy pocas que los humanos puedan practicar, salvo las resultantes de las afecciones neurológicas de mayor ó menor gravedad) no requieren de tales prevenciones. Otros factores que influyen en estas tareas son la presencia de un público potencial ó de una necesaria demarcación temporal. Si la acción en cuestión no precisa de una determinada cadencia ó ritmo muy concretos se ve aparentemente menos afectada por la aparición de metaespacios mentales, a no ser que nos sintamos observados, en cuyo caso puede darse de nuevo la tentación de interrumpir el flujo natural con la consiguiente impresión de falsedad que se imprime inconscientemente en nuestra pequeña performance. Hablamos en ocasiones de la “gente que se escucha a sí misma” como un símil para personas con un distinguido sentido del ego ó que pierden su discurso en pos de una exhibición. ¿Qué decir entonces de una actividad como la meditación? La meditación no posee en principio una componente psicomotriz pero sí se ve afectada por la aparición de (meta)espacios mentales, que inhiben al punto la presencia de posibles espacios transmentales. Ahora bien, la meditación es más bien una actividad trans-mental (sin componentes intelectual ni mecánica) que también requiere un flujo, no asociado éste a la tarea performativa (a diferencia de las actividades psicomotrices) sino más bien a la superación de direcciones mentales. Durante la meditación el meditador pretende diluir su propia yoidad para aparecer como un proceso que es parte y a la vez constituye un todo con el mundo. Esta ‘desobjetualización’ de sí mismo nada tiene que ver con la subjetividad de los románticos; más bien estaría emparentada con el ‘flujo’ asociado con las actividades performativas a las que aludía al principio.
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4 comentarios:
Hola Carles:
Interessant tema, que em fa pensar en Shitao , quan parla de les correspondencies entre la receptivitat i el coneixement. En comenta la importancia de que sigui la receptivitat la que inauguri el proces.Cita el Llibre de les mutacions; ..Segons la imatge de la marxa regular del cosmos, l- home de be obra per si mateix sense descans. I es aixi com s= honorara la receptivitat.
I perdo per l-extranya puntuacio que no avui no puc controlar...
Hola (Jaume?),
El teu comentari és molt encertat: el llibre de les mutacions és a la mateixa base del pensament taoísta, potser la filosofía que més ha profunditzat en aixó del flux.
Jo no soc el del comentari anterior.
Hola Carles:
Soc la Rosa...el comentari de Shitao es meu. No sé que passava però vaig ser incapaç de dominar el text i s' em va oblidar la firma.
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