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viernes, 14 de enero de 2011

Rachmaninov

         La progresiva merma del nivel cultural medio de la sociedad constituye, a  mi modo de entender, otra forma (más suave y cotidiana que las descritas en ocasiones anteriores) de regresión. Aunque en este caso es probable que el proceso forme parte de otro mayor que suponga a la larga un verdadero avance: ya se sabe que para renacer es necesario primero morir. Una gran parte de esta merma ha sido provocada de forma directa por los intereses comerciales (del capitalismo tardío, como diría Lyotard). Quizás en épocas anteriores cada individuo conocía más su posición, sus aptitudes, sus posibilidades. Ahora la cultura de masas se vende enlatada, como los alimentos. Y la cultura enlatada, al igual que los alimentos enlatados, resulta muy poco saludable para el organismo. Ya sé que esta afirmación basta para que algunos se tiren de los cabellos en nombre de una supuesta libertad de elección que esconde no otra cosa que un puro interés comercial (y que conste que soy el primero que cree que los autores y editores deben de percibir sus justos emolumentos). De la misma manera que ahora apreciamos (¡quizás en exceso!) a los grandes chefs, que aparecen continuamente en los medios de comunicación (en parte también porque entierran grandes sumas en sus gabinetes de prensa, no nos engañemos) podríamos empezar a reconocer a los grandes creadores artísticos. Y esos grandes creadores, no nos engañemos de nuevo, son los que emplean un lenguaje vivo, más allá de la postmodernidad, que maquilla lenguajes muertos con el fin de vender su mercancía. Observo cómo no solamente en mi ciudad (que ya de por sí muestra un paisaje cultural muy limitado) sino también en otros paraderos más ilustrados, la afluencia de público a los conciertos clásicos se limita cada vez más a la tercera edad. Ello indicaría que tales conciertos han dejado de tener vigencia (podría ser en parte debido al encorsetamiento que vuelve a padecer tal manifestación tanto en formas como en contenidos) y/o que el público joven se ha ido embruteciendo a marchas forzadas (seguro). Dentro de poco tiempo un gran sector de la población llegará, tras la escucha de unos compases de Rachmaninov, a la conclusión de Marilyn Monroe en The seven year itch: “Esto debe ser música clásica; lo sé porque no cantan”. O, lo que es peor, “Esto es música clásica porque suena a pianista con los cabellos agitados exhibiéndose de forma sentimental”.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Carlos

Ciertamente lo peor es la ignorancia recubierta con un barniz pseudocultural ; una cursilada.
Si un gran o pequeño sector de la población , tuviera la "gracia" de Marilyn , nos iría mejor . Hay mucha ironía en sus películas ,¿ no crees?.

Susana

carles p dijo...

Hola Susana,

Tienes toda la razón. La conjunción Billy Wilder / Marilyn Monroe dió frutos excepcionales. Humor ácido y refrescante.

Saludos,

Carles

Anónimo dijo...

Vez pasada en una reunión de amistades alguien preguntó:
"Puedo poner unos adagios?"

...adagios... ¿? ... pues, adelante (le dije)

El CD contenía los fragmentos más enérgicos de bandas sonoras cinematográficas como Jurassic Park, Volver al Futuro, Batman, había algunos inserts de partes emblemáticas de Carmina Burana y del concierto #3 de Rachmaninov (que había sido usado en una película taquillera)...

WOW! (pensé) lo fabuloso de la ignorancia es que en grados extremos ya se torna pintoresca.

Carolina.

Anónimo dijo...

-anexo-
Luego comprobé que "adagio" era la palabra que se había impuesto definitivamente entre la gente para denominar a la música instrumental en general. (en Argentina)