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viernes, 14 de diciembre de 2012

Periodicidad

          
                       Desde la noche de los tiempos la humanidad ha buscado, reconocido y sistematizado (en el nivel estructural de conocimiento propio de cada época) cualquier periodicidad que apareciera en su horizonte. Empezando por la más obvia, la aparición y desaparición del sol, que dio lugar al concepto de día, siguiendo por la de la luna, cuyo retornante cambio de fase (y subsiguientes fenómenos por ella regidos, desde las mareas terrestres a la menstruación femenina) dio lugar a los conceptos de semana y mes, pasando por el de los cambios regulares en la temperatura externa, aspecto de la bóveda celeste nocturna y altura máxima del sol sobre el horizonte, que dieron lugar al concepto de año, y así sucesivamente (cambios periódicos en la posición de los planetas, más difíciles de detectar, que dieron origen a numerosos modelos mecánicos) hasta llegar a los propios límites de la periodicidad (corrimiento al rojo de las galaxias; hipótesis del Big Bang, conducente ya a una a-periodicidad ó punto singular –no porque se niegue la existencia del Big Crunch, sino por la imposibilidad de que la información, esto es, el ritmo periódico, se mantenga más allá de tales singularidades-). Pero no solamente se han reconocido singularidades, por así decirlo, externas. También el microcosmos humano con su latido cardíaco, su respiración, sus fases circadianas de sueño y vigilia marcan, de alguna manera, el pulso de la existencia; aquel aspecto vibratorio del cosmos tempranamente reconocido por algunas místicas orientales como la hindú. La cualidad principal de la música es, a mi modo de ver, la traducción al mundo tangible de los sonidos de este pulso, periodicidad ó aspecto vibratorio de retorno. Y esto es válido para la música en general. En algunas tradiciones culturales ó en algunos casos del moderno arte musical existen ejemplos de músicas que pueden parecer carentes de pulso –en el sentido tradicional/occidental del término- bien por la gran complejidad rítmica (como en los ragas tradicionales de la India) ó por características internas del propio sonido (como en determinadas obras de la música electrónica). A través de la misma operación por la que las matemáticas pueden transformar el aparente desorden en un orden de grado elevado, la música supuestamente a-pulsátil resulta transformada en periódica. Y para no parar con el obituario musical iniciado hace poco, rememoro aquí las figuras recién desaparecidas del excelente y espiritual compositor británico Jonathan Harvey,  la eminente soprano mozartiana Lisa Della Casa, la rusa Galina Vishnevskaya y el ragista del sitar Ravi Shankar.

2 comentarios:

Lluís P. dijo...

Fratello,
Tu reflexión me ha encendido la curiosidad por un aspecto de la periodicidad que desconozco: su estudio en la sociología. ¿Existen patronos de periodicidad en el comportamiento de algunos grupos de personas a lo largo de la Historia? Si la respuesta es afirmativa, ¿se puede hablar de predicción en ciertos casos? No me refiero a los gustos que adoptan millones de personas bajo el influjo de sofisticadas técnicas de marketing en un mundo cada vez más globalizado; ni al comportamiento de la Bolsa, más que estudiado. Estoy aludiendo a fijarse en un período cronológico de la humanidad suficientemente largo como para detectar patrones de periodicidad en temas como guerras, epidemias o tendencias artísticas, entre otros ejemplos. ¿Sabes de algún estudioso que haya publicado algo bajo esta perspectiva?
Felices Fiestas,

fp

carles p dijo...

Fratello,

No pides poco!! De hecho no conozco estudios que consideren el tema de forma global o amplia. De lo que estoy convencido es de que puedes encontrar ciclos ce repetición con el período que tu quieras. Basta con encontrar el pattern subyacente. También se puede decir que más tarde ó más temprano todo se va a freír espárragos, forma poco académica de enunciar el segundo principio de la termodinámica.
Molt Bon Any Nou,

fp