La suite pianística de Modest P. Moussorgsky Cuadros de una Exposición constituye, a mi parecer (no soy original
en esto), una de las piezas clave de la segunda mitad del S XIX. Su
singularidad aplica a los más diversos ángulos desde los que se considere la
obra. En primer lugar, su falta de ascendentes pianísticos. No podríamos
encontrar una obra más alejada, desde el punto de vista instrumental, de la
corriente centroeuropea en la que bebieron en el XIX los compositores para el
piano, y no solo los centroeuropeos (y a pesar de ello la obra es absolutamente
pianística, como gran pianista que era su autor). Desde el punto de vista del
oyente neófito la obra parece más bien una extraordinaria reducción pianística
de una de las tantas versiones orquestales a las que ha dado lugar. Si
rastreamos la historia de su composición, parece que Cuadros se compuso de forma muy rápida, casi febrilmente (algunas
fuentes citan tres semanas como período compositivo: junio de 1874). Acerca de
su naturaleza programática y su relación con las pinturas de Viktor Hartmann
que se expusieron a raíz de su prematuro fallecimiento también es curioso
apuntar que los pocos cuadros que se conservan (5 obras; alguna de las cuales
no pasa de esbozo) no guardan una relación “cuantitativa” directa con su
traducción musical. Es evidente que los cuadros de Hartmann simplemente
catalizaron la creación de una obra musical de mucha más envergadura. A pesar
de ello, el aspecto literario-pictórico cuenta, y mucho, a la hora de acercar
esta obra al gran público (Cuadros
forma parte del reducido y selecto número de obras musicales capaces de
interesar a todo tipo de públicos, desde el más naïf hasta el más entendido). La
obra, de la que no existen pruebas de que se interpretase públicamente en vida
del compositor, sufrió de un azaroso periplo. Editada, como otras piezas de su
autor, bajo los auspicios de su amigo y colega del “grupo de los cinco”
Rimsky-Korsakov (que siempre apreció las dotes de Moussorgski pero difícilmente
creyó que en realidad fuera el más dotado, con mucho, de todos ellos) disfrutó,
desde el principio y a causa de su propia naturaleza, de múltiples
orquestaciones (existen unas 27 orquestaciones registradas además de unos 50
arreglos totales o parciales para otras formaciones, en los más diversos
estilos, pasando por el jazz y el rock). La presentación “por la puerta grande”
en Occidente tuvo lugar en 1922, en la famosa orquestación de M. Ravel,
encargada por S.Koussevitzky (quien retuvo los derechos de ejecución durante
años) e interpretada en París en una gala de los Ballets Russes de Diaghilev. El propio Diaghilev se había encargado
de presentar por vez primera la música de Moussorgsky en la Cité-Lumière anteriormente -Boris
Godunov, en 1908-, hecho que influyó grandemente en la evolución musical de
principios del S XX a través de Debussy, Ravel y posteriormente Messiaen y
otros compositores. Cuadros llegó,
por tanto, tras la muerte de Debussy; casi se podría decir con ironía que su
influencia precedió a su estreno. Los dos elementos musicales más llamativos del estilo
de Moussorgski (melodías de acordes y sucesión de acordes separados por un
tritono) constituyen los polos alrededor de los cuales bascula el carácter de
la obra. El primer elemento (el “polo angélico”) viene representado por los fragmentos
intermedios (Promenades) que separan
los diversos movimientos, culminando en el último cuadro, La Gran Puerta de
Kiev, donde el tema adquiere un carácter grandioso. El segundo (el “polo demónico”),
de novedoso contenido armónico, viene representado por las atmósferas tétricas (Gnomus,
Catacombae, Baba-Yaga) e incluso solemenes (Campanas en el fragmento final). No
me resisto a celebrar el año nuevo con mis queridos lectores recomendando las más
diversas versiones de esta gran obra: la original pianística en una más que
notable versión exenta de divismo pianístico,
la orquestación de Ravel, la muy
demandante reducción guitarrística,
la improbable versión organística,
la primera y muy celebrada en su tiempo versión pop,
la más que exótica versión para dos arpas,
una versión para percusión,
dos fragmentos con aire jazzístico,
etc, etc, etc….
¡¡FELIZ 2015!!