Me doy perfecta cuenta de que mi
reciente respuesta a mi más asiduo lector –o, cuando menos, comentarista- es
muy pobre y escueta. Hablo de la posible inclusión de la ciencia en el ámbito
de la post-modernidad. Durante siglos la Historia de la Ciencia –nuestra ciencia
como tal empieza con el Renacimiento- dio por sentado que nuestros afanes
investigadores perseguían básicamente el estudio de la realidad (en este caso física). Una realidad teñida de forma
absolutamente inconsciente por el Zeitgeist
de la Modernidad, claro está. En suma: una realidad externa e independiente de
nosotros y perfectamente cognoscible en su totalidad. Una realidad que
requeriría solamente ser descubierta.
Cada nuevo descubrimiento, por tanto, iría desvelando una capa más de tal
realidad hasta hacerla transparente. En ese momento conoceríamos toda la realidad. Este proceso sugiere
un avance acumulativo en el
conocimiento. Toda vez que, de acuerdo con el modelo popperiano, una teoría o
modelo puede ser falseado en cualquier momento y eso lo desacredita y elimina
de la ruta acumulativa hacia el conocimiento absoluto de la realidad de la
Modernidad. En el S XX y más aún en la post-modernidad nuestra visión de la
realidad se ha modificado rotundamente. Nuestra realidad ya no es una roca
externa, cognoscible en su totalidad o independiente de nuestros puntos de
vista. El modus operandi del avance
en el conocimiento científico estaría entonces descrito por las epistemologías
de Koyré, Bachelard y Kuhn, quien introduce el concepto de paradigma dentro de la historia de la ciencia. Los paradigmas, cual
zeitgeist que representan, tiñen
todos los elementos que constelizan de su color de forma que los conceptos que
se manejan en su interior dependen más de la red estructural propia que de un
sistema independiente que reflejara cual espejo fidelísimo la propia
naturaleza. La epistemología de Kuhn fue sistemáticamente ignorada dentro del
mundo de las ciencias de la naturaleza y excesivamente dogmatizada dentro del
mundo de las ciencias humanas. Si la interpretamos a la luz de un modelo
evolutivo lo que nos dice la sucesión de paradigmas no está ya relacionado con
un simple cambio psicológico como pretendía Popper sino como una mirada
consecuentemente más y más ampliada que reduce el paradigma anterior a un caso
particular del más general paradigma presente. Esta visión ya no es ni
acumulativa ni paradigmática sino que participa de ambas aproximaciones.
Nuestra percepción de las cosas nos hace elaborar constructos que van
modificando nuestra mentalidad y con ello nuestra percepción. Nuestro
conocimiento de la(s) realidad(es) transmodernas modifica constantemente
nuestra percepción del miundo y su(s) realidad(es). Es por eso que nuestra(s)
realidad(es) ya no son descubiertas sino inventadas.
Eso puede sonar incluso como una herejía
si nos mantenemos en el concepto moderno de realidad que describía antes. No sé
si me ha llegado a explicar tan claramente como se merece mi atento y paciente
comentarista.
Vistas de página en total
sábado, 21 de octubre de 2017
viernes, 6 de octubre de 2017
Posturas
La
religión y la política son dos temas que se suelen excluir, de forma tácita o
abiertamente pactada, de las conversaciones. Por mor de respeto a la
sensibilidad del prójimo o para evitar estériles enfrentamientos. ¿Por qué
precisamente estos dos temas? Sencillo. Porque constelizan toda una serie de
contenidos emocionales difícilmente controlables. He dicho alguna vez que las
emociones son el motor que tira de un carro que debe estar conducido por un
cochero -la razón- el cual debe a su vez seguir una ruta que puede también ir
variando en virtud de los acontecimientos. En este blog rara vez he expuesto
temas abiertamente políticos. Quizá porque me ha interesado más el trasfondo
psicológico, sociológico o ético de tales cuestiones o simplemente porque he
pretendido atacar cuestiones más puramente relacionadas con la propia
naturaleza humana. Aunque reconozco mi gusto por los escritos concentrados,
breves, que intentan despertar zonas de pensamiento que el lector suele ignorar
cotidianamente, también confieso mi disgusto hacia las frases simples,
descontextualizadas y triperas que algunas redes sociales -todos saben de qué
hablo- exhiben impúdicamente como estandarte de gente con poca imaginación y un
muy limitado conocimiento de la complejidad del mundo -políticos incluídos-. Estas
frases se corresponderían con los animales de tiro de que hablaba anteriormente
que súbitamente se acabaran de liberar del cochero. Los acontecimientos
actuales en Catalunya hacen que deba dedicar una entrada a un tema político. Advierto
de entrada que no voy a tomar partido por ninguna de las opciones que aparentemente
se nos presentan como únicas y antagónicas. Voto en blanco porque no me
identifico plenamente con ninguna de ellas. Después de todo, identificarse más
con una de ellas es una opción personal que en gran parte tampoco elegimos. Por
mucho que ambas partes contendientes adornen con muchos argumentos racionales
su postura hay una parte primordial de creencia
-palabra hoy en dia desacreditada pero muy útil en psicología- que exige respeto por parte de la facción
contraria. Ambas posturas se han autoentronizado como la opción única posible y se han dedicado a demonizar a su rival
utilizando muchos argumentos que en realidad ocultan aquella estructura
cognitiva -creencia- que todos tratan de ignorar. A partir de aquí, y mediante
el uso más perverso del tertio excluso
aristotélico (“si no estás conmigo estás contra mi”;”la acción vil que
descalifica a una de las partes legitimiza a la otra parte”) se ha llegado a un
callejón sin salida en que la gente madura se debe de sentar a pactar. Pactar
para ceder, naturalmente. Si no es así malament anem.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)