Cuando inicié el blog, hace poco más
de doce años, la conciencia de estupor todavía podía hacerse sentir de forma
más o menos directa. Durante este lapso, y con aceleración sostenida, nuestras
zonas ciegas han ido creciendo por lo que hace a los más diversos panoramas que
se alzan ante nuestros ojos. Y en aquellos casos en los que la ceguera no es
aún total nos aqueja algo todavía más dramático: el bloqueo y la inacción. Como
en la sala ecoica de Teufelsberg nuestras quejas, lamentos, ideas o intentos de
observar comprehendiendo y elaborando son inmediatamente engullidos por el
sistema y acaban formando parte de esa masa transparente –nuestro gran agujero
gris- que parece contenerlo todo. Ese gran agujero se alimenta, evidentemente,
no solamente de nuestros detritus físicos y mentales sino –y sobretodo- de
nuestro progresiva pérdida de contacto con la riqueza de lo real. Se alimenta
de nuestra ignorancia, que tiende a crecer de forma ilimitada. Nuestra gran
ignorancia es la ignorancia del especialista. Un gran conjunto de especialistas
en las más diversas competencias es infinitamente más ignorante que un
individuo con capacidad de síntesis y de experiencia. Cada vez nos creemos más
conocedores de “la parte del conocimiento que aún no conocemos”, y eso nos
cierra las fronteras hacia nuevas dimensiones
del conocimiento. No es un trabalenguas. Cada vez acotamos más el futuro porque
lo queremos encasquetar en esa absurda y ridícula racionalización que nos
acompaña ya en todos y cada uno de nuestros ámbitos de acción y relación. Ya
dice Morin que el peor enemigo de la razón es precisamente la racionalización.
Esa ciudad de las recetas simplificadas, de los clichés de la cultura de masas,
de los Selections of the Thinkers Digest
en la que cada vez más gente habita es la ciudad de los zombies, el peor escenario que Kafka podía diseñar.
2 comentarios:
Hola Carles:
Absolutamente de acuerdo contigo en el agujero gris, donde giramos revueltos sin ahogarnos nunca del todo. Sólo se me ocurre la frase de Van Gogh, cuando dijo que pintaba del natural,
"pour ne pas faire des bêtisses".
Un abrazo.Rosa.
Rosa,
¡Gracias una vez más por tus comentarios repletos de 'finesse'!
Una abraçada
Carles
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