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domingo, 15 de octubre de 2006
Records
Como ésta es la entrada del presente blog que hace la número 100, debería festejarlo al modo usual y celebrar un gran evento con gran derroche de narcisismo y ditirambos. Es muy significativo que hoy en día se le dé tanta importancia a premios, aniversarios y récords. Son tres modos diferentes, pero con cierto substrato común, de disipar la ansiedad –cartesiana ó no- omnipresente en nuestra época. Premios, aniversarios y récords nos aseguran que nuestra perspectiva se mantiene, que todavía podemos lograr cosas nuevas siguiendo los pasos de nuestros mayores, que nuestro espacio está rastreado, pero todavía queda algún resquicio donde encontrar una migaja. Precisamente el récord es celebrado como una bandera que se planta en un terreno cercano a nuestra percepción, pero todavía inexplorado. Al valedor de un récord en ocasiones se le concede un premio. Pero lo que nos fascina ahora de los premios tiene cierto aire de proyección inconsciente. Deseamos de forma más o menos inconsciente los premios para nosotros, si ello no es posible para un paisano y si así tampoco acertamos, para un individuo que viva en el mismo continente que nosotros. Y si eso también falla siempre nos queda el glamour –cualidad en alza- cocinado en los medios de comunicación. Y de la misma forma que rastreamos nuestro espacio –sin plantearnos la existencia de otras dimensiones-, rastreamos también nuestro pasado y cada año nuestras bases de datos generan la lista de efemérides y aniversarios a celebrar. Feliz entrada número cien.
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