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jueves, 15 de febrero de 2007
El huevo y la gallina
¿Avanzan las sociedades debido a la influencia de algunos visionarios que captan antes que nadie ciertas percepciones ó son las propias sociedades, con sus estructuras mentales asociadas las que generan a tales visionarios? Parece una versión más del enunciado del huevo y la gallina. En parte lo es, y en parte no. Porque el conjunto huevo/gallina parece un sistema cerrado a efectos prácticos; reproduce lo que está presente en los genes y lo que un poco a ciegas llamamos instinto una y otra vez. Si la información genética se desvirtúa lo suficiente debido a una drástica influencia externa ya no podremos hablar de gallina. Pero el nivel de conciencia de una sociedad es considerablemente superior a la del sistema huevo/gallina y, para ser estudiada con más propiedad, requeriremos de una mayor profundidad. El hecho observable con relativa facilidad es que el grueso de la sociedad acaba incorporando los elementos primero percibidos por los visionarios en plena heterodoxia, más tarde convertida en ortodoxia. El ulterior desarrollo de tales semillas crea la situación propicia para que nuevos visionarios entren en escena. Lo que no se observa tan claramente es que las percepciones de los visionarios sean exclusivamente fruto de tales desarrollos. Estamos, ahora sí, ante otra versión del problema planteado en el dualismo cartesiano mente/materia ó el de los mundos 1, 2 y 3 de K. Popper. Personalmente me siento ahora mucho más próximo a los modelos de despliegue de conciencia de tipo gebseriano: es nuestra capacidad de percepción lo que se amplía. Lo percibido ha estado siempre ahí. Pero no ahí afuera ni ahí adentro. Ni en el mundo 1 ni en el mundo 2. Ahí no se refiere en este caso a ninguna posición espaciotemporal.
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