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viernes, 16 de febrero de 2007

Justificación


En ocasiones se me ha reprochado el hecho de ser demasiado pedante en cuanto a la visión de la vida que plasmo en el blog. O quizá demasiado teorizante, poco flexible, un poco como el que mira mucho al horizonte pero poco a su alrededor. Quizá no les falte razón a tales críticas. Lo único que puedo aducir en mi defensa es que escribo las reflexiones con toda la honestidad de que soy capaz, y que salen de un estrato muy mío que necesita, de alguna manera, expresarse. Muchos me dirán que la vida es básicamente una experiencia, y que lo demás son historias. Esto se me aparece como fundamentalmente cierto, pero estoy firmemente convencido de que las experiencias mentales también son experiencias, aunque de otro orden que las vitales. Mis primeros contactos con la música de Stravinsky ó los filmes de Fellini, hace treinta y tantos años, me dijeron mucho más sobre el mundo y sobre mí mismo que muchos otros eventos vividos que no he llegado nunca a comprender ó valorar en su posible extensión. Quizás sea un individuo tendiente a la misantropía ó poco evolucionado desde el punto de vista de la integración social. Tant pis. Lo que también creo que encierra un grado de verdad muy alto es que los otros no pueden vivir por ti, aunque sus experiencias te puedan ayudar. Porque tu vida no es diferente de las vidas de los demás; se trata simplemente del mismo hecho visto desde un punto de vista subjetivo, en primera persona. Y el punto de vista subjetivo depende de tu perspectiva vital, de tu profundidad de conciencia y de tus referentes. Los acontecimientos que te envuelven no hacen más que precipitar las experiencias, te abren los ojos de golpe a la percepción subjetiva. Como el colgado del Tarot de Marsella, bailo la giga boca abajo.

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