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jueves, 11 de diciembre de 2008

Centenarios


Una vez más hago referencia a una notable sincronicidad. Si hace un tiempo hablé de S. Hawking y T. Quasthoff como figuras representantes de nuestra época, hoy atiendo a otros destacados personajes que también caracterizan otro aspecto del presente. Hoy cumplen 100 años dos profesionales –dos artistas creadores- que ¡todavía siguen en activo!: el compositor estadounidense Elliott Carter y el cineasta portugués Manoel de Oliveira. Nuestra actualidad, ávida de records, homenajes y galardones tiene hoy carnaza asegurada, como recientemente pasó con el también centenario Claude Lévi-Strauss. El caso Carter merece todo un comentario. Este novayorkés eternamente sonriente ha hecho añicos los jalones alcanzados por dos ilustres predecesores suyos: el octogenario Verdi escribiendo Falstaff en 1893 y un joven Stravinsky de 85 años escribiendo Requiem Canticles en 1967. Pero aun hay más. Las citadas obras de Verdi y Stravinsky, por muy llenas de vigor que nos aparezcan hoy en día, no dejan de ser la coronación de una fructífera vida (en ambas obras, además, se da cita una especie de visión madura de la vida, tragicómica en el caso del italiano, despojada en el caso del ruso-franco-americano). Elliott Carter fue un buen compositor a los cuarenta años, un destacado compositor a los cincuenta años, un maestro a los sesenta años y uno de los grandes maestros a partir de los setenta. Y no sólo la calidad de su obra ha ido en aumento a partir de la edad en que sus citados predecesores establecieron los correspondientes récords; también la cantidad ha aumentado asombrosamente. Uno de los actos estrella del homenaje que se le ofrece estos días a Carter fue el estreno - el pasado día 4- en Boston por la BSO con Daniel Barenboim y James Levine de su reciente obra Interventions, escrita para celebrar su propio centenario. Hablando de sincronicidades, ayer mismo se celebró el centenario de uno de los compositores más influyentes del siglo XX, Olivier Messiaen. Quizás si el maestro de Avignon hubiera nacido un día más tarde también hubiera asistido a esta especie de festín de longevidad creativa que celebramos hoy.

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