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domingo, 3 de abril de 2011

Insatisfacción

  Muy relacionado con el síndrome de falta de dinero de que hablaba hace poco, y ampliando el término, tenemos uno de los grandes males que nos aquejan en la actualidad: la insatisfacción. La insatisfacción es un síndrome con múltiples derivaciones y lecturas, pero su origen cabe buscarlo en una reacción inmadura hacia nuestro entorno inmediato. La insatisfacción estaría así relacionada con la dinámica de la insaciabilidad de nuestras apetencias. Y son precisamente las posesiones materiales las que más proclives son a generar este tipo de síndrome. Una vez alcanzado un deseo de posesión, se genera casi automáticamente uno nuevo de tamaño mayor. Y el ciclo solo termina ante la imposibilidad de perpetuar el crecimiento del animal (con lo que a la insatisfacción se mezcla la frustración, otro síndrome muy contemporáneo) ó con la asunción de que hay que evitar los excesos tanto en insatisfacciones como en satisfacciones (es decir, con la –siquiera parcial- iluminación, o como sucede en el cuento del cazador de osos, con la percepción de que quizás lo que deseamos es algo que nunca hubiésemos imaginado). Huelga decir que en nuestro entorno social la presión hacia el consumo y la satisfacción de necesidades, cuyo origen hay que buscar, en la mayoría de los casos, en las campañas de marketing, es fabulosa. Y cuanto menos maduro sea un individuo, más fácilmente cabe generar en él un tipo de insatisfacción que lo aboque directamente al consumo de bienes. Pero también hay otros tipos más evolucionados de insatisfacción; así la insatisfacción del creador frente a su obra (no solamente me refiero a los artistas creadores ó intérpretes sino también al hijo de vecino que realiza un proyecto cualquiera, desde pintar una pared de casa hasta correr una maratón). El driver de tal insatisfacción es, sin duda, el deseo de perfección, o cuando menos de superación. En todo caso es una insatisfacción positiva porque está acoplada con el esfuerzo y, como tal, posee un freno natural (al contrario que la insatisfacción del consumista).

4 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Carles.

Otro gran tema el que has reflexionado.
Desde luego que la insatisfacción puede ser destructiva, pero también constructiva para la activación personal; sin embargo, la frontera entre insatisfacción y envidia es muy estrecha.
Creo que la gente siempre necesita poseer otra cosa; lo bueno sería discernir entre lo "conseguido" y "siguiente objetivo, por favor", ya que el fracaso de no lograr algo puede generar en insatisfacción. Quizás, lo adecuado para uno mismo estaría en la gran frase hecha de "valora lo que tienes, antes de perderlo...".
Otra conclusión que he extraido de tu reflexión es que el exceso de satisfacción genera egocentrismo, un término posiblemente relacionado con la inmadurez, la cual genera mayor inseguridad, lo cual desemboca en el seguimiento de masas: es dificil racionalizar que se trata de un delta peligroso.

Un saludo, company

Fran

carles p dijo...

Hola Fran,

Recuerdo una frase de Leonardo que viene muy a propósito de tu comentario:

"Chi non puo quel che voglia, voglia quel che puo"

Saludos

Unknown dijo...

Hola Carles,

Tengo que reconocerte que no soy capaz de comprender el verdadero significado de la frase que has mencionado (menudo yugo es la ignorancia lingüística...).
La traducción literal (según el archiconocido traductor de google) sería: ¿Quién no debe lo que yo quiero, yo quiero lo que puedo. No encuentro el sentido.
Por favor, te agradecería que aliviases mi insatisfacción con una explicación...

Un saludo y buena Semana Santa.

carles p dijo...

"Quien no pueda aquello que quiere, quiera aquello que puede"