Hace cuarenta
años el término “sociedad alienada” hacía furor. En cualquier foro “in” se
hablaba entonces (sin haberlos leído) de los hoy bastante olvidados Marcuse y Althusser.
La perspectiva que aparecía en aquel momento ante los ojos del gran público en
muy diversas ramas del saber era infinitamente más limitada que la actual. Sin
embargo, se sabía que había mucho por conocer y la ilusión por conocer nos
acompañaba. Un poco al revés de lo que sucede en nuestro momento, en que pese a
la amplia perspectiva que aparece enfrente nuestro, la alienación ha llegado a
niveles entonces impensables y a la vez el supuesto espacio inexplorado se ha
empequeñecido ante nuestros ojos. Hace cuarenta años las jóvenes no se
maquillaban –o, al menos, lo disimulaban más- por no hacer juego al “capitalismo
degenerado” y por aparecer “más naturales”, es decir, con más posibilidades
inexploradas. En la actualidad existe una gran sobremaquillación (como en el
film Fellini-Satyricon) que parece ampliar la perspectiva de lo posible, aunque
empequeñece el área de las potenciales posibilidades.
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