Intento
seguir, con una mezcla de curiosidad, estupor y horror, el presente y porvenir
de nuestra frenética y sin embargo balbuciente sociedad. Ciertamente, las
simplificaciones del lenguaje (en los
teléfonos móviles), de los conceptos (clichés por doquier), de las ideas
(tópicos largamente cultivados), de las estructuras (dualidades decretadas) son
útiles para hacer un cambio. Es como cuando se realiza una mudanza y se colocan
las pertenencias en cajas para su traslado. Durante la mudanza tenemos que
sobrevivir con lo puesto, pero albergamos la esperanza de recuperar lo que
guardamos y así continuar avanzando. Cuando se intenta continuar sin recuperar
la parte esencial de lo anterior se repiten los vicios y, lo que es peor, no se
evoluciona por falta de base. Nuestros conceptos-cliché de hoy día me recuerdan
cada vez más los experimentos realizados con primates, algunos de los cuales
logran aprender un código de signos de manera relativamente sencilla. ¿Por qué
se insiste en colocar una foto de Einstein al lado de los anuncios de los tests
de inteligencia? (¿qué miden exactamente los tests de inteligencia?). ¿No sería
mejor intentar explicar de manera sencilla cuál fue el significado de los
logros de Einstein? Lo mismo sucede con Marilyn Monroe, Hitler, Che Guevara y
otros signos icónicos. Lo peor de esta dinámica de cajas estancas es que frena
toda evolución, porque elimina cualquier conciencia sobre la presencia,
significado y posibilidad de evolución de las estructuras de conocimiento. Y
equipara las posibilidades de conocer algo nuevo a las de encontrar algún
objeto nuevo (de cualquier tamaño) confinado en un espacio definido (de
cualquier tamaño), cuando el modo más radical de avanzar en cualquier área de
conocimiento pasa por ver lo mismo de siempre de una manera nueva. Es difícil de ver cuando se está inmerso en ella,
pero la racionalidad no es un modo absoluto de conocimiento, como no lo eran
tampoco la magia o el mito. Representa un avance enorme respecto a estas
estructuras, pero no un punto final. La pregunta constantemente planteada en
los filmes infantiles sobre si la magia existe o no está absolutamente mal
formulada y se puede aplicar igual a la racionalidad: tanto una como la otra no
son más que formas de ver el mundo.
2 comentarios:
Hola Carles:
Celebro tu vuelta a este tipo de comentarios.Ver las cosas de "otra " manera es ciertamente lo que nos hace ser críticos y avanzar (más o menos).La racionalidad nos vuelca generalmente a la literalidad, convirtiendo la metáfora o el mito en algo estático y tangible. Decía Brossa que la magia no podía explicarse, porque era como encender la luz en una sala de cine:se desvanece. Pero no por eso "existe" menos.
Digamos aquello de que haberlas, haylas...
Un abrazo. Rosa.
Hola Rosa,
Gracias por tu asiduidad. Prometo seguir escribiendo "este tipo de comentarios".
Otro abrazo
carles
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