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lunes, 29 de diciembre de 2014
Sabios
En épocas no muy lejanas en las que todos conocíamos nuestras limitaciones era normal que otorgáramos un crédito a aquellos personajes –contemporáneos o históricos, próximos o lejanos- que mostraran un especial conocimiento o experiencia en algún campo del saber. Actualmente nuestros límites y nuestra ignorancia permanecen ocultos para gran parte de la ciudadanía. Han sido substituídos por el malentendido de que merced a un derecho a opinar y emitir juicios de conversación de café –que, evidentemente, todo el mundo posee- se conviertan en tesis y tengan el mismo valor que las reflexiones ponderadas, meditadas, fruto de la experiencia y la sabiduría en el sentido más precioso de este término. Sólo tomamos como referencia a los científicos en general, porque normalmente tratan de temas desconocidos para los no científicos y porque creemos, efectivamente, que su palabra representa un tipo de verdad absoluta dentro del paradigma materialista que todavía pesa mucho en nuestra sociedad.
viernes, 19 de diciembre de 2014
Geometrías
Recuerdo
cuando en mi época de estudiante (estudiante formal, porque mi época de
estudiante aún continúa, ¡y que sea por muchos años!) oí hablar por vez primera
de geometrías no euclidianas. El profesor de turno hizo cierto hincapié en que,
ciertamente, el mundo real se rige por la geometría euclídea y las otras
geometrías venían a ser especulaciones matemáticas que tienen su utilidad en
modelos físicos no newtonianos como el relativista. La geometría euclídea se
corresponde con la estructura cognitiva mental-racional, lo mismo que la
mecánica newtoniana. Lo cual dista mucho de decir que represente la realidad. La realidad la vemos con
nuestras percepciones físicas y nuestra conciencia (que también interviene en
nuestras percepciones físicas, por cierto), y lo más curioso (o no) es que
nuestra conciencia evoluciona y con ella nuestras percepciones y constructos. El
corpus de esta evolución está constituído por el ascenso dimensional, la
progresiva relativización de una percepción o de una idea que pasa de ser
innata a ser un constructo. Para hacer mediciones exactas en dos dimensiones
sobre la superficie terrestre la geometría euclídea no nos sirve porque la
superficie terrestre no es plana sino curvada, de manera que la geometría
elíptica nos da medidas más exactas (así nos explicamos que las trayectorias de
los vuelos que cubren grandes distancias parezcan desafiar la intuición geométrica
sobre el plano). El ascenso dimensional en este caso está claro. Cuando pasamos
a un espacio tetradimensional (el de la relatividad general) el aumento de
orden dimensional es similar, aunque menos intuitivo.
miércoles, 10 de diciembre de 2014
D+1
Es evidente que cada uno contempla la vida desde un marco de referencia que contiene todos sus datos de itinerancia. Desde unos modos concretos, que conllevan unas perspectivas innatas privilegiadas (percepciones físicas, mentales) pasando por una historia concreta de hábitos y adquisiciones hasta un momento concreto de la evolución y edad de cada uno. El hallazgo más deseado por parte de filósofos, científicos y artistas es el de la ética, la certeza y la belleza objetivas. Y esto, dicho en pocas palabras, no existe. Lo cual está muy lejos de afirmar que la ética, la certeza y la belleza no existan e incluso tienen un valor trascendente, más allá de nuestras puras percepciones.
viernes, 14 de noviembre de 2014
D
Esta es la entrada del blog que hace la número quinientos. Es por ello que
me permito hoy hacer alguna reflexión en torno a él, concretamente el por qué
de su título. La Postmodernidad, importante etapa crítica para con la
Modernidad pero incapaz, por otra parte, de autoreconocerse como una parte
integrante de ella y más concretamente de su decrepitud, establece la no
existencia de metaespacios que puedan hacer de puente interparadigmático.
Además, la postmodernidad (y he ahí su trazo característicamente narcisista)
reconoce los diferentes paradigmas como intercambiables a capricho personal. De
esta manera se habría llegado a un punto de aprehensión prístina de cualquier
realidad, que se manejaría a placer personal de cada uno, ya que cualquier
visión es perfectamente posible y autocreada. La postmodernidad, por tanto,
quiere representarse a sí misma como el final de la historia, el desvelamiento
del último telón de fondo que ya no puede caer puesto que hemos llegado a la
(inexistente) pared posterior del escenario. Y esta pared nos dice que no
pueden haber verdades absolutas, que todo es relativo. La visión evolucionista
añade que aunque no haya verdades absolutas, existe un grado de holoarquía y de
relatividad entre las verdades relativas. Y el juego de la caída de los telones
de fondo puede aún continuar (derribando la pared posterior del escenario, que
nos revelará a su vez otra pared más profunda). Lo de metacorner expresa esta
voluntad de relativismo holoárquico. Por mucho que no puedan existir narrativas
comunes entre las diferentes visiones, sí que pueden existir narraciones-puente
entre algunas de ellas que se hallen en determinada configuración relativa
holoárquica. Lo de transcliché es más evidente. Para navegar entre los
metaespacios se hace del todo necesario el proveerse –o más bien, desproveerse,
en este caso-, de cierto equipaje. Nuestro entorno diario nos ofrece una
dualidad que a veces se hace absolutamente insoportable. Por un lado nos regala
cada vez más posibilidades de abstracción, de comunicación, de información, de
alcance, mientras que por otro nos reduce cada vez más a visiones
superficiales, alienantes, cosificadoras y manipulativas. Necesitamos
percatarnos de esta tendencia automultiplicativa hacia el cliché y abandonar
sus caminos trillados. Transcliché Metacorner, por tanto, parte de una decidida
voluntad de desafiar la visión habitual de las cosas, visión que tanto se
replica en los medios y por otro lado quiere, de alguna manera, alinearse con
lo que podríamos llamar las estructuras de la Trans-Modernidad. Ahí es nada!...
miércoles, 12 de noviembre de 2014
Acumulaciones
Hace cuarenta años, cuando el debate epistemológico entre la Modernidad y la Postmodernidad estaba en su cénit, la pregunta clave en el marco del conocimiento científico era –como se suele plantear en Occidente- de tipo dual: “-¿es o no es acumulativo el conocimiento científico?”. Nuestra posición más avanzada en la actualidad disuelve el dualismo. El conocimiento científico ni es acumulativo ni deja de serlo. Es más bien evolutivo. El conocimiento científico no es una masa sólida que se deglute como podían suponer los modernistas ni un objeto creado a voluntad como podían suponer los post-modernistas. Entre otras cosas porque la mente no es una boca que deglute un alimento externo al organismo ni la realidad es moldeable a capricho. El problema del debate Popper-Kuhn radicó en que ni los popperistas entendieron a Popper ni los kuhnianos entendieron a Kuhn (aparte del hecho de que gran parte de los científicos oyeron hablar de Popper –y lo malentendieron- pero no de Kuhn, al que básicamente malentendieron gente de Humanidades).
viernes, 7 de noviembre de 2014
Metabolismos
Cualquier
manifestación colectiva denota un trazo cultural, desde la gastronomía al arte,
desde las fiestas populares a la poesía, desde la actitud frente a la
colectividad hasta la actitud frente a las desgracias. Y la actitud frente a
las heces no escapa a este esquema. Las heces son parte del subproducto que un
organismo animal genera a partir de su metabolismo y forma parte de un sistema
mayor que incluye los procesos físico-químicos que la vida genera y mantiene, y
que a su vez, mantienen la vida. Parece evidente que tales desechos no sean
útiles a la misma especie animal que los genera, aunque puedan serlo para
otras. En el caso humano (como sucede sin duda para otros animales) las heces
pueden ir acompañadas de patógenos y, de forma natural, contienen elementos que
las hacen desagradables a la especie que las genera (aunque, como ya he
indicado en una ocasión, el elemento odorífero puede, en otras ocasiones,
resultar atractivo bajo otro punto de vista). Este aspecto es cultivado desde
la infancia, generando en el niño un disgusto hacia los excrementos que cumple
una función protectora pero a la vez los equipara con lo indeseable, lo que
nunca debe de estar alrededor de uno….sin recordar que somos nosotros los que
generamos tal producto. Históricamente los occidentales se han sorprendido por
los usos evacuatorios de otras culturas, como la árabe o las orientales, que hacen
uso del agua para la limpieza post-evacuación, tildándolos incluso de
primitivos o bárbaros. Es aparentemente mucho más bárbaro aplastar los
excrementos contra el ano con un trozo de papel que después se frota contra la
misma zona. El tema también se suele situar en la zona del sarcasmo y la
parodia, como en la tradicional figura del pessebre
o belén catalán, la del caganer. I és que en això d’evacuar lluita de classesno n’hi ha!!
miércoles, 29 de octubre de 2014
Efímero
Dentro de
una sociedad que se quiere permanente, o como mínimo, con unas estructuras establemente
consolidadas, lo efímero constituye en sí toda una categoría poética. En una
sociedad en pleno cambio, con unas estructuras debilitadas e inestables, lo
efímero forma parte de la cotidianeidad y no parece presentarse como una anomalía
o una paradoja. Lo efímero, como tantos otros términos –y especialmente
aquellos que, como él, tienen una etiología basada en la temporalidad- es algo
relativo. Cuando hablamos de relativos, de comparaciones, solemos
antropomorfizar y el término que utilizamos de comparador suele ser la escala
–en este caso, de tiempos- humana. Lo efímero, visto así, se nos aparece como
lo instantáneo, lo visto y no visto. Pero lo efímero también puede representar,
a la manera bachelardiana, lo atemporal, lo que se nos aparece durante un
pequeño lapso de tiempo pero representa y consteliza a su alrededor lo que está
fuera de él. El circo (no la versión decadente y pueblerina que recordamos de
nuestra niñez), los happenings,
algunos momentos muy concretos en el mundo del deporte, en el mundo de la
danza; todos contienen altas dosis de poesía efímera. Con el nombre vulgar de
efímeras se conoce un género de insectos cuya vida adulta puede durar, en
algunos casos, menos de un día; el tiempo justo para aparearse antes de morir. Es
otro delicado ejemplo de agridulce poesía ecológica.
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