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domingo, 30 de marzo de 2014
Mentalidad
Recuerdo que cuando era niño, y de eso empieza a hacer algunos años, en algún transporte público el respaldo del asiento era abatible de manera que se pudiera acomodar al sentido de avance del convoy. En aquella época se consideraba como un fastidio difícilmente aceptable el viajar de espaldas. Hoy día, exceptuadas algunas personas especialmente sensibles al mareo, la gente no se preocupa tanto de tal asunto (o, como mínimo, es capaz de aceptarlo con más naturalidad). Un geneticista molecular recalcitrante se dedicaría a investigar qué tipo de mutación ha permitido tal cambio, haciendo al sistema límbico menos sensible al movimiento. La mutación genética, sin embargo, no ha existido. Lo único que ha habido es un cambio de mentalidad. Digo lo único pero con ello no quiero minusvalorar tal hecho sino más bien todo lo contrario. Un "simple" cambio de mentalidad permitió superar el esclavismo, descubrir América o construir una nueva cosmología hace quinientos años. Aunque estoy yendo demasiado lejos: tales cambios involucraban ya una variación más cualitativa, de segundo orden, en los que la propia estructura del pensar colectivo quedaba profundamente modificada.
viernes, 21 de marzo de 2014
Inclusiones
La última y presente revolución en las ciencias de la naturaleza no consiste
en la invención de una teoría última que lo explique todo o que pueda unir las
aparentemente incompatibles visiones de la mecánica relativista y la mecánica
cuántica. Tampoco consiste en el hallazgo de un nuevo super-agujero negro o un
tipo de ente a medio camino entre la energía obscura y la materia obscura.
Tampoco la identificación de un proteoma o una ruta bioquímica. La última
revolución consiste en poner patas arriba nuestra propia maquinaria de
raciocinio y empezar a pensar en una serie de ítems antes desconocidos. El
primer ítem es la visión sistémica, que va más allá del método analítico
instaurado en el XVII y que ha permitido todo el desarrollo científico
ulterior. El giro copernicano que ha supuesto esta renovación ha quebrado los
esquemas habituales del dualismo cartesiano, fractura reforzada con el
descubrimiento de la autoplasticidad del cerebro humano. El segundo ítem, que
va de forma natural asociado directamente con el primero, es la introducción
del término conciencia en el discurso
de las ciencias naturales. Conciencia no significa tanto posicionamiento del
lado de la subjetividad como superación del dualismo mente-materia. Los
residuos de los estudios de secundaria pesan en la edad adulta bastante más de
lo que muchos se imaginan ya que aparecen y operan no como contenidos sino como
metodologías y estructuras de pensamiento. El platonismo implícito
tradicionalmente en la física todavía aparece como una limitación a la
expansión del pensamiento científico. Seguimos en gran parte aferrados al
concepto de leyes universales que solamente ceden su sitio y son reemplazadas
por otras leyes universales cuando se encuentran fisuras en su consecución. Sin
embargo, una delimitación en el ámbito de aplicación de la ley, o una
ampliación de sus presupuestos puede hacer que la tal ley universal quede
relativizada. Un ejemplo que viene al caso es el del segundo principio de la
termodinámica. El supraparadigma en el que está enmarcada la mecánica
newtoniana concibe un universo en equilibrio gobernado por unas leyes de
atracción que mantienen al sistema en funcionamiento estático. El segundo
principio de la termodinámica, enunciado por Clausius en 1850 introduce por vez
primera el concepto de la flecha irreversible del tiempo: los sistemas aislados
evolucionan hacia el equilibrio termodinámico, representado por el aumento de
la entropía. Como el supraparadigma a que hacía referencia concibe el universo
como un sistema cerrado, se sigue que el propio universo camina hacia su
situación de equilibrio termodinámico por extinción, esto es, su muerte
entrópica. Estos pensamientos han generado ríos de tinta hasta que se han
producido dos cambios: el primero es el estudio de los fenómenos que parecen ir
en contra del segundo principio de la termodinámica porque establecen un orden
a fuerza de ser muy abiertos e intercambiar grandes cantidades de materia y
energía con sus alrededores (entre otros fenómenos, el de la vida, que siempre
pareció ir en contra de la física). El segundo fue la idea, refrendada en 1965,
de que el universo no es un sistema cerrado y que, además, tuvo un principio, o
sea, que es un sistema en evolución. El otrora mítico segundo principio se ha
transformado en una ley de ámbito muy delimitado. No porque falle sino porque
se trata, más que de una Ley Universal, de un caso particular muy particular.
Es un ejemplo más de la evolución de los paradigmas.
domingo, 16 de marzo de 2014
Curricula
Hace
pocos días escuché parcialmente un
reportaje televisivo en donde se hablaba de la veracidad/utilidad/universalidad
de los contenidos de Wikipedia. No sé si el reportaje se refería
específicamente a la versión catalana, española o inglesa de la enciclopedia.
Por lo visto, muchos profesores universitarios locales han desautorizado
sistemáticamente hasta hace muy poco la empresa, incluso sin conocerla a fondo.
Por lo que a mí respecta, puedo confirmar que los contenidos de la Wikipedia
inglesa en cuestiones técnicas alrededor de temas como por ejemplo la
bioquímica son profundos, aprehensivos, actualizados y bien resumidos, con todo
tipo de referencias y enlaces que los hacen aun más vivos. Cosa parecida sucede
con otros temas como Arte, Psicología, Filosofía, Ciencia, Literatura. Quien
diga que Wikipedia no es un proyecto para tomar en serio o es muy cretino o
desconoce totalmente el tema (o ambas cosas, hecho siempre presente en algunas
instituciones académicas cuyas plazas se ganan a base de investigación
curricular inútil y turbias influencias). Estos señores desconfían del proyecto
porque aducen que cualquiera puede editar esta enciclopedia. Quizás ignoren que
la gente con más conocimiento es la que tiende más a hacerlo. Una vez leí en
una entrevista con Jimmy Wales, el creador del proyecto, que la entrada “G.W.Bush”
(por entonces aún en el poder público) era objeto de piratería cada 10 minutos.
Quizás a las entradas correspondientes a los ídolos de los adolescentes les
suceda lo mismo. Pero para editar algunas entradas con más intríngulis hay que
saber de qué se habla.
viernes, 7 de marzo de 2014
Quiralidad
La quiralidad es la propiedad por la cual un objeto no es superponible con su imagen en el espejo. Cualquier objeto que carezca de un plano de simetría, por tanto, es quiral. La palabra procede del griego chiros (mano), parte de la anatomía que presenta dicha propiedad. Si la imagen en el espejo representa la polaridad de los simbolismos, que en el mundo físico resultan en ocasiones compensados (el caso de las manos: derecha masculina-activa/izquierda:femenina-pasiva), los objetos quirales “desaparejados” simbolizan parejas truncadas, un miembro de las cuales existe en el mundo físico y el otro en el mundo especular. El reconocimiento de la quiralidad precisa de una interacción quiral, bien sea física, química o involucre además la conciencia. Vistos desde una perspectiva tridimensional, los objetos bidimensionales no aparecen quirales porque se les puede “dar la vuelta” alrededor del plano en donde habitan. Homólogamente, los objetos quirales en tres dimensiones dejan de serlo si se los considera desde una perspectiva tetradimensional. Obviamente no podemos “ver” directamente objetos en cuatro dimensiones, pero sí sus proyecciones dinámicas –igual que las proyecciones dinámicas de los objetos tridimensionales se pueden representar en un espacio bidimensional-. Esta operación (que además se puede llevar ad infinitum a lo largo de cualquier n-dimensión superior) acaba haciendo coincidir a las parejas enantioméricas. Toda esta disquisición no es más que una forma geométrica de representar la síntesis/disolución de dualidades que siempre tiene lugar en cuanto se asciende el orden dimensional. Debo de confesar aquí, para mi estupor, que esta conclusión no la tenía clara al comenzar este escrito, y que sólo se ha ido revelando a lo largo de su escritura.
lunes, 3 de marzo de 2014
Hommage à Resnais
El cine, como muchos grandes realizadores como Welles (CitizenKane), Cocteau (Orphée), Tarkovski (El Espejo), Bergman (Fresas Silvestres), Fellini (Otto e Mezzo) y otros han demostrado, puede ser un medio excepcional para ilustrar nuestra relación con el tiempo. No solamente la temporalidad de una narrativa literaria, sino una mucho más compleja. Al igual que la poesía -de la cual puede participar en grado extremo-, y de la música –arte temporal como él mismo y con el que puede llegar a desarrollar una rica simbiosis- el cine es capaz de plasmar el tiempo narrado, vivido, imaginado o soñado de forma objetiva, subjetiva, lineal, cíclica e incluso la propia atemporalidad. En algunos de sus más influenciadores filmes, Alain Resnais jugó con gran acierto con esta posibilidad. El tiempo-memoria presentado en Hiroshima,mon amour (1959) y L’Année Dernière áMarienbad (1961) sigue evocando en el espectador una inquietante apertura hacia zonas transmentales y ha propiciado, a lo largo de los años, un aluvión de interpretaciones. Cada interpretación, como es el caso para cualquier obra rica y aparentemente simple, como Die Zauberflöte o En attendant Godot, encierra una perspectiva que de ninguna manera abarca la integridad de ella. Y así tales obras nos explican, como es el caso del I Ching y otros oráculos, cosas diferentes dependiendo de nuestro estado y de la época de nuestra vida en que nos acerquemos a ellas. Las viejas paredes estucadas y los frescos barrocos todavía reservan para nosotros muchos tesoros de la imaginación.
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