En su exitoso film El séptimo sello el director Ingmar
Bergman nos presenta la angustia existencial a través de un cuadro de histeria
medieval. En el film, tan solo un grupo de personajes escapa a esta histeria y
representa así un plácido espacio de tranquilidad: la familia de cómicos, que
vive “la experiencia dulce del cuenco de leche con fresas delante de la puesta
de sol”. Al final del film, buena parte de los personajes son llevados por la
Muerte en una representación de la Danza Macabra, mientras los cómicos observan
tal escena. El mundo actual padece también de histeria colectiva aunque quizás
su origen no sea tanto la angustia existencial como un cambio radical de
paradigma para el que buena parte de la población no está preparada. Esta
especie de metaplataforma en la que habita la familia de cómicos del film se
hace del todo necesaria para poder analizar y entender qué nos está pasando.
Aunque el torbellino de la danza macabra no sea en esta ocasión tan soslayable…
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