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viernes, 22 de marzo de 2019

Recomenzar



                        El compositor Frederic Mompou hablaba de su música -aparentemente tan despojada- como la de un recomenzar desde lo esencial, dejando un poco de lado los desarrollos anteriores. Aunque este recomenzar estaba plagado de influencias tan diversas como las de Debussy, Granados o Satie, la idea general del replanteamiento siempre se muestra interesante. En nuestra época nos lo tenemos que replantear todo si queremos siquiera entender el origen del profundo y crecientemente acelerado cambio al que estamos sometidos. En alguna ocasión se me ha planteado que en cualquier momento de la historia se está sometido a un cambio. Respondo: ciertamente, pero no de la misma amplitud. Los cambios de ciclo corto suelen tener implicaciones menos profundas que los cambios de ciclo largo. La primera actividad que concibo es la de la capacidad de conocer (cuando actuamos siempre lo hacemos de acuerdo con ciertos patrones o paradigmas inconscientes). Cuando intentamos aprehender elementos de nuestra realidad suponemos tácitamente -o bien ignoramos abiertamente- dos factores. El primero es la transparencia de nuestra apreciación: la cognoscibilidad directa del mundo. Platón la dió por supuesta; Descartes quiso recomenzar pero cayó de nuevo en la misma premisa añadiendo un elemento que distanciaba el observador de lo observado. Kant revolvió de nuevo la cuestión cuestionando la transparencia racionalista aunque manteniendo un objeto fijo trans-espaciotemporal al que debemos necesariamente acceder -de forma degradada- a través de espacio y tiempo. A partir de Hegel este objeto deja primero de ser fijo para evolucionar y, con ulteriores pensadores, acabar desapareciendo. El segundo factor -relacionado de alguna manera con el primero- atiende al carácter fijo de la posición del aprehensor. Con la sucesiva aprehensión la posición del sujeto o sujeto histórico va cambiando y, por tanto, su sistema de referencia. El conocimiento racional nunca puede ser, por tanto, absoluto. Si concedemos una continuidad -que no mera acumulación- a nuestra adquisición de conocimiento, lo máximo que podemos constatar (que ya es mucho) es que aunque nuestra porción conocida de la superficie de la esfera se hace cada vez mayor, el tamaño de la esfera también crece con nuestra progresiva aprehensión. Estos dos factores me parecen fundamentales y han sido ya históricamente entendidos por grandes filósofos, científicos y artistas. Ahora se hace necesario que se extiendan para conocer lo que acaece en nuestra nave Tierra (como denomina a nuestro planeta E Morin). Los que pretenden controlar el mundo ya lo han entendido ...

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