Acabado ya de leer Postmodern Music, Postmodern listening, me vienen en mente una
serie ulterior de reflexiones alrededor de nuestra postmodernidad:
-El
agotamiento del camino que ha guiado la Modernidad en su evolución y el
supuesto alejamiento del gran público por parte de las obras en su postrer período
son dos fenómenos paralelos pero no necesariamente relacionados causalmente. La
distinción entre Postmodernismo y Postmodernidad, a estas alturas, sin embargo,
ya no es posible.
-La
pretensión de estar más allá de cualquier paradigma es el resultado de la
progresiva disolución de los paradigmas o, mejor, del gran meta-paradigma de la
Modernidad. La conciencia -vertiginosa- de la movilidad de paradigmas ha dado
paso a la creencia -gratuita- de que cualquier paradigma se puede elegir ad
hoc y ponerse sobre la mesa de juego, que conservaría así un carácter de
fondo neutro para decorar al gusto de cada cual.
-La
conciencia de mesa de juego neutra es -aunque muy débil-, un paradigma.
-Todo
lo que es el caso es el fruto de una relación, siquiera una relación con un
paradigma. El olor a rosas no es algo que esté ontológicamente unido a la
esencia de la rosa sino el fruto de una relación entre unas moléculas volátiles que la
especie ha desarrollado y unos receptores olfativos que un organismo ha
desarrollado. Para alguna especie la rosa puede no ser en absoluto olorosa o,
incluso, dar lugar a un olor desagradable.
-La
pretensión de estar fuera del tiempo y negar así la evolución da paso a la
utilización del pasado para crear superposiciones que pueden ser generadas por
cualquiera como simple juego gratuito.
-La
evolución es un fenómeno que se da de forma natural en el mundo físico y en el
mundo biológico. ¿Por qué no se tendría que dar igualmente en el mundo noético?
-Si
el mundo de las ciencias de la naturaleza se hubiera planteado más en serio la
filosofía de Kuhn y el mundo de las ciencias humanas se hubiera planteado más
en serio la filosofía de Popper -en un grácil intercambio de filosofías
favoritas- el mundo del intelecto estaría sin duda mucho más equilibrado.
-El mundo actual, en su ridículo sometimiento para con la llamada corrección política, confunde la igualdad de votos -grandeza del sistema democrático- con la igualdad de opiniones -miseria de la laxitud paradigmática-. El trabajo de depuración y profundización que se debía hacer en la Modernidad para poder “entender” la obra de un gran creador se ha visto substituido por la gratuidad caprichosa capaz de superficializar cualquier contexto. Como la putilla del film de Woody Allen que "escribe como Chejov".
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