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lunes, 27 de agosto de 2007

Presentaciones


Creo que vale la pena echar una ojeada al artículo aparecido en 2003 en el New York Times en el que se comenta y ejemplifica de forma impactante el excesivo culto que se dispensa actualmente a una herramienta informática como PowerPoint. Existe todavía un atavismo según el cual tenemos gran tendencia a otorgar a la letra impresa (o bellamente dispuesta, como en las presentaciones de PowerPoint realizadas por especialistas en el tema) el valor de la certeza casi absoluta. El problema con PowerPoint es que se utiliza en numerosísimas ocasiones para realizar presentaciones sobre temas que pueden ser muy complejos a grupos de decisión que no conocen los mínimos entresijos de dichos temas. Por lo que es muy fácil vender gato por liebre, minimizando problemas/riesgos y ensalzando a la vez ventajas/seguridades. El resultado puede ser una decisión grave tomada a la ligera, a la luz de una simple diapositiva con cuatro simples –o, mejor, simplistas- guiones. El origen del problema, sin embargo, también es complejo. Al referido atavismo se unen la creciente incapacidad de los líderes y la tendencia a ver el mundo a través de un esquema fijo. Esta tendencia se ve reforzada si nos obstinamos en seguir utilizando la herramienta informática únicamente para imbecilizarnos, tal como apunta el comentarista.

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