Hoy ha fallecido Mauricio Kagel. Me he enterado hace unas horas, a través de la radio del tren en que viajaba. Como homenaje se radiaba una reciente entrevista con el compositor. Pero la emisora se perdía a ratos, o aparecían interferencias. Así, tras explicar que había nacido una noche de Navidad y que quizás por eso escribía esta música, aparecía una emisora de exitos pop ó de anuncios publicitarios, y todo se disolvía, por momentos, en un fondo de ruido electrónico. Todo muy propio de un happening kageliano. El que John Cage definiera como el mejor compositor europeo -un argentino-, quizá con la intención de molestar a sus ex-amigos los cabecillas de aquella vanguardia que ya empezaba a dejar de dar miedo, además de contribuir al desarrollo de las acciones musicales y la música escénica en general, era un compositor de pies a cabeza. Desde hacía treinta años, y quizás también debido a su independencia ó eclecticismo respecto a sus colegas europeos, se permitía el lujo de escribir música "no atonal", por decirlo de alguna manera. Las obras de los últimos años amalgaman elementos de lo más heterogéneo sin vergüenza ni pudor, pero palpitan y dicen cosas nuevas. Kagel, como su amigo Ligeti, fue uno de los primeros compositores europeos que, sin abandonar posiciones progresistas, evolucionaron hacia un lenguaje "transtonal" hecho con elementos de la tonalidad. Para hacer eso y salir bien parado -lecciones postmodernas aparte- se necesita ser un verdadero genio.
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jueves, 18 de septiembre de 2008
Hommage à Kagel
Hoy ha fallecido Mauricio Kagel. Me he enterado hace unas horas, a través de la radio del tren en que viajaba. Como homenaje se radiaba una reciente entrevista con el compositor. Pero la emisora se perdía a ratos, o aparecían interferencias. Así, tras explicar que había nacido una noche de Navidad y que quizás por eso escribía esta música, aparecía una emisora de exitos pop ó de anuncios publicitarios, y todo se disolvía, por momentos, en un fondo de ruido electrónico. Todo muy propio de un happening kageliano. El que John Cage definiera como el mejor compositor europeo -un argentino-, quizá con la intención de molestar a sus ex-amigos los cabecillas de aquella vanguardia que ya empezaba a dejar de dar miedo, además de contribuir al desarrollo de las acciones musicales y la música escénica en general, era un compositor de pies a cabeza. Desde hacía treinta años, y quizás también debido a su independencia ó eclecticismo respecto a sus colegas europeos, se permitía el lujo de escribir música "no atonal", por decirlo de alguna manera. Las obras de los últimos años amalgaman elementos de lo más heterogéneo sin vergüenza ni pudor, pero palpitan y dicen cosas nuevas. Kagel, como su amigo Ligeti, fue uno de los primeros compositores europeos que, sin abandonar posiciones progresistas, evolucionaron hacia un lenguaje "transtonal" hecho con elementos de la tonalidad. Para hacer eso y salir bien parado -lecciones postmodernas aparte- se necesita ser un verdadero genio.
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