En la prensa de hoy leo un artículo de aquellos que periódicamente salen a pasear, cual perrito sacado por su dueño a hacer sus necesidades. Trata sobre el fracaso escolar y el fracaso en la vida, y concluye, así, alegremente, que no pasa nada si se produce fracaso escolar porque grandes genios como Einstein ó personajes célebres como Michael Phelps fracasaron escolarmente. O sea que, si se fracasa escolarmente, mejor. Que puedes ser un genio en ciernes y ni te has enterado, vaya. ¿Cuál es el mensaje profundo que subyace a esta información? Quizás que el sistema educativo falla. El fallo del sistema educativo, sin embargo, estaría en relación con un fallo mayor; el colapso de las estructuras sociales, por ejemplo. Pero en ese caso no tendría sentido hablar de fracaso escolar y éxito en la vida. Sería aislar algunas cosas de su contexto. Si el mensaje es que los genios tienen (en ocasiones) problemas en la vida por falta de adaptación al contexto general, francamente, se trata de un problema que afecta solamente a una verdadera minoría que probablemente ni lea tal tipo de escritos. Si se trata del típico mensaje-masaje boomeritis –que esconde detrás, de manera groseramente impúdica, la publicidad (encubierta) de un libro recién editado-; señores que fabricáis la prensa diaria: haríais mucho mejor explicando por qué clasificamos (y hasta hacemos un prototipo) al señor Einstein como genio que dorando la píldora y narcotizando aún más al ya catatónico prójimo. O todavía mejor, evaporando de una vez los conceptos reificados de éxito y fracaso e introduciendo los de proceso acercamiento-alejamiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario