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miércoles, 21 de julio de 2010

Publicidad

La publicidad es el intento deliberado de gestionar la percepción de un objeto, trátese de gente, bienes, servicios, organizaciones ó creaciones –Wikipedia dixit-. La definición me parece extremadamente precisa y locuaz. Entonces las funciones de la publicidad irían desde el inocente anuncio que da a conocer un producto hasta las formas más sofisticadas del engaño colectivo. Además la publicidad necesita delimitar el público hacia el cual va dirigida en relación a determinado objeto. Existirá un sector que querrá gastar su dinero en determinados productos que se vean adornados por la etiqueta de la exclusividad mientras que otro sector (ó el mismo, pero atendiendo a otros productos de consumo) preferirá gastarse su dinero en un producto por el que las masas ya han mostrado sus preferencias. El primer reclamo contendría el anzuelo de “tú eres mejor que el resto porque consumes productos de élite” mientras que el segundo el de “tú formas parte del grupo de ciudadanos que están al día”. O sea, que ambos anzuelos pueden resultar un poco contradictorios si se ponen en paralelo sin matizar su filiación y uso. El primero valora la separación respecto del grupo mientras que el segundo valora la pertenencia al mismo. Lo remarcable es que el objeto del primer grupo suele ser un bien considerado de lujo mientras que el objeto del segundo grupo suele ser un bien más próximo al mundo de la “cultura”. Propongo, como acción subversora del sistema, que se inviertan los roles de ambos mensajes. A partir de ahora se podrían publicitar las obras de Elliott Carter, Alain Robbe-Grillet ó Tristan Murail como artículos de lujo cultural mientras que los perfumes, whiskies ó ropa de marca podrían anunciarse como “aquello que casi todo el mundo desea poseer y usar”. Amén.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Carles:
El teu comentari ve com anell al dit a la present mostra de Barceló a Barcelona (també a altres ciutats franceses), i el fenòmen dels artistes que assolint preus astronòmics a les seves obres, també aconsegueixen una gran popularitat entre el gran públic. I tot això gràcies a una perspicaç visió del mercat i el servei dels media. No es que estigui malament, si no es que ofega molts altres artistes igual de bons, doncs aquests no obtenen l' ajut necessari per, per exemple, fer fondre un elefant espectacular. Però ja se sap que quan intervé l' especulació, els valors d' excelència o artisticitat queden en un segon terme, i encara bé que l' obra patrocinada en presenti alguns.
Bon estiu! Rosa.

Jaume dijo...

Carles,

Por supuesto que es un absoluto lujo cualquier obra de Tristan Murail o Elliott Carter.
Pero debo decirte que los bienes mas "lujosos" no suelen recibir demasiada publicidad por parte de nadie. Precisamente por eso. El que disfruta de ese lujo tiene como una especie de avaricia de que la publicidad generalice su disfrute y ello afecte al propio bien lujoso hasta dejar de serlo.
Por otra parte hay bienes publicitados como por ejemplo el Whisky "13" de Whythe & Mackay que todo y ser bastante barato es un absoluto lujo.
El asunto del lujo es un tema subjetivo y personal.
Pero... tu hablabas de la publicidad...
Jaume

carles p dijo...

Rosa,

Totalment d'acord. Darrera la suposada igualtat de qualitats de qualsevol obra d'art i la sentència que suposa la paraula del públic s'amaga el sentit comercial més descarat, que ve esperonat per la publicitat.
Bon estiu per a tu també!

carles p dijo...

Jaume,

Sí, básicamente hablaba de la publicidad y me he permitido esa pequeña broma. El tema del lujo es, como bien dices, todo subjetividad. El silencio, la tranquilidad, la sencillez, pueden convertirse en auténticos lujos.

Anónimo dijo...

Hola Carlos


A menudo la gente corre detrás de las mentiras(como más gordas mejor)
si son simples(como más simples mejor) y con final feliz ,mejor que mejor.Esto explicaría muchas cosas.
Pero hablando estrcictamente de la publicidad;ella es en sí misma un objeto de consumo.

Hasta tu querido Fellini hacía anuncios!.

Espero que estes pasando un buen verano.

Saludos

Susana

carles p dijo...

Hola Susana,

Me gusta la idea de que la propia publicidad es en sí misma un objeto de consumo: tienes toda la razón.
Fellini hizo unos cuantos anuncios en sus últimos años. ¿Las razones? Primera, en sus últimos filmes se aprecia un cierto agotamiento del filón que sin embargo todavía daba para hacer alguna incursión en el mundo de la publicidad, pasárselo bien y salir airoso. Segunda: por algunos de esos anuncios, según sus propias declaraciones, cobró más dinero que por cualquiera de sus filmes. Triste, no?
También te deseo un buen verano,

Saludos