Ya lo he dicho aquí en numerosísimas ocasiones: tenemos una tendencia enfermiza hacia la proyección en el “exterior” de todos nuestros trasuntos internos. Ya sea en forma de conceptos, agentes, deidades, normas, panfletos, ángeles y demonios. El místico, contrariamente al concepto vulgar de este término, no es el bobalicón que vive en un anhelado mundo ideal producto de su (buena) fe, sino el que vive plenamente en el mundo presente, el que integra y transparenta todos los filtros que desdibujan cotidianamente nuestras percepciones. Exterior es el mundo material del dualismo cartesiano, pero también exterior la noción histórica de Dios. Exteriores los conceptos de Bien y Mal, que siempre queremos separar para dejar únicamente el primero eliminando el segundo (que es como querer eliminar una sombra). Exteriores las normas de buen funcionamiento de la sociedad (¿expresión de nostalgia por un pasado coherente?): simplemente hay que seguir los dictados cuidadosamente cartografiados y llegaremos a la perfección. Y en muchas ocasiones incluso llegamos a proyectar nuestros contenidos sobre objetos naturales reales (como hacían nuestros antepasados en épocas mágicas y míticas con rayos, volcanes y ciclones) ó potenciales (nuestra obsesión actual por la posible colisión de un meteorito sobre la superficie terrestre). Las localizaciones “interior/exterior” son solamente el fruto de una dualidad; un puro espejismo. Simplemente nuestra mente crea una diferencia en base a unas percepciones y unos hábitos. Exterior e Interior se corresponden de la misma manera que arriba y abajo, que diría Hermes Trismegisto.
2 comentarios:
Hola Carlos
"exterior e interior se corresponden..."y es el momento,como Alícia,de atravesar el cristalino obstáculo del espejo.
saludos Susana
Hola Susana
Pero ¿Cuál es la verdadera naturaleza del espejo?:
http://tcmetacorner.blogspot.com/2008/07/espejos.html#links
saludos
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