Vistas de página en total
miércoles, 4 de julio de 2012
Fronteras
Las fronteras son los límites entre entidades espacial, temporal ó conceptualmente próximas que se quieren diferenciar. Las fronteras separan y a la vez unen, y es precisamente la caída de las fronteras lo que tiene lugar en las integraciones dialécticas y evolutivas. Después de la unión económica de Europa las fronteras territoriales entre los estados históricos no han hecho más que debilitarse. Recuerdo que en mi niñez, cuando España era un estado bastante aislado del continente (un aislamiento largamente cultivado desde el interior, por cierto), las fronteras de su territorio con el de Francia eran tan abruptas que se podían delinear con exactísima precisión sin ayuda de mapas políticos. El cambio entre la montaña yerma devastada por sucesivos incendios en Port-Bou que te despedía con agresivos bigotes y tricornios y las suaves colinas repletas de fértiles viñas de Cerbère que te saludaban con quepis y bicicletas era apabullante. Una parte de este cambio era debido a la climatología, pero otra importante parte era debida al cambio de cultura, cambio especialmente llamativo dada la extrema proximidad física de ambas realidades. En algunas ocasiones las fronteras se han reforzado; especialmente en aquellos casos en que la política juega un papel más importante que los usos y costumbres. Ejemplo de ello son las fronteras con muro, como la israelí-palestina, o la del Berlin de la Guerra Fría. En su extraordinario film La Grande Illusion, Jean Renoir muestra como las fronteras que existen realmente entre grupos humanos no son las verticales, que separan estados, sino las horizontales, que separan clases sociales. Y Renoir no se refiere tanto a la cuestión monetaria como a la cuestión cultural: coloca al hijo de banquero Rosenthal y al mecánico Marechal juntos por un lado y a los aristócratas francés y alemán de Boeldieu y von Rauffenstein por el otro. En estos momentos, cuando la unión económica de Europa parece ya sin marcha atrás, la unión política, la debilitación de las fronteras políticas y jurídicas entre estados, se hace inevitable. Es por ello que los llamamientos a los nacionalismos, independencias y trasuntos míticos (relacionados con el fútbol o no) se han vuelto absolutamente trasnochados. La disgregación del Imperio Romano en una multitud de territorios feudales supuso el inicio de la Edad Media. La unificación de dichos territorios con concentración de poder y el nacimiento de los estados modernos supuso el inicio de la Edad Moderna. ¿En qué situación nos hallamos ahora, en el inicio de la Edad Trans-Moderna ó solamente en la fiebre de la Post-modernidad?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Fratello,
Curiosamente, las dos afirmaciones de tu texto de las que discrepo se encuentran yuxtapuestas: “En estos momentos, cuando la unión económica de Europa parece ya sin marcha atrás, la unión política, la debilitación de las fronteras políticas y jurídicas entre estados, se hace inevitable. Es por ello que los llamamientos a los nacionalismos, independencias y trasuntos míticos (relacionados con el fútbol o no) se han vuelto absolutamente trasnochados.” Respecto a la primera frase, ya veremos si la profunda crisis económica que estamos padeciendo no se traducirá en cambios sustanciales dentro de la UE: Grecia a punto de salir del euro, Inglaterra planteándose su pertenencia al Mercado Común, diálogo no precisamente fluido entre los PIGS y sus socios del norte, etc... En cuanto a la segunda, creo que se puede exigir un estado independiente cuando, como en el caso catalán, una lengua y una cultura diferencial se suman a una sangría económica por parte del estado central que llega a niveles insostenibles; ¿por qué no repetir en Catalunya una escisión civilizada como la que han vivido Chequia y Eslovaquia? No deduzcas de mis palabras que estoy a favor de actitudes cerriles como las de algunos independentistas, vanagloriándose de no haber salido de su país en más de diez años; sólo reclamo un nacionalismo fundado en el “seny” que reconozca las fronteras culturales como un hecho diferencial a respetar, no a avasallar.
Seguimos en contacto por los contornos y las membranas,
fp
Fratello,
El primer punto: La evolución se podrá retrasar e incluso detener, pero no podrá dar lugar a un desenvolvimiento armónico. Si los viejos estados siguen con su orgullo patrio (UK) ó sus patrones cortijiles (PIGS) la cosa no podrá fluir hacia su término natural. Como diría Lampedusa, "ahora tocaría integrar los estados para que todo pudiera seguir igual". Segundo punto: una vez debilitados los estados (tanto el actual español como el proyectado catalán) las sangrías económicas podrían ser gestionadas y corregidas del mejor modo posible. Y soy el primero en defender las culturas y economías locales. Lo único que pretendo decir es que la idea de estado moderno renacentista está fulminada.
Encantado de seguir en contacto por donde sea (aunque sea un karaoke!)
fp
Publicar un comentario