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martes, 14 de mayo de 2013

Operas I - The Rake's Progress


                        Desde el punto de vista compositivo The Rake’s Progress fue recibido con una ducha de agua fría por parte de la crítica comprometida con la creación contemporánea. ¡El viejo Stravinsky está acabado! En efecto, el compositor, que rozaba en la época de la composición de la ópera los setenta años de edad, había llegado a un punto sin continuidad dentro de su estética neoclasicista, iniciada en 1920. Y él mismo, tras una breve crisis composicional, lo reconoció, iniciando tras el estreno de la ópera el camino que le llevaría, poco a poco, hacia el serialismo postweberniano que muestran las composiciones de su último período compositivo, desarrollado entre 1952 y 1967. Aún así, conviene revisar y pararse a pensar un poco sobre su composición más extensa. The Rake’s Progress está basada en la homónima serie de cuadros de William Hogarth que el compositor visitó en una exposición en Chicago en 1947. A instancias de Aldous Huxley, el compositor acudió a Wystan Auden para la elaboración del libreto, que el poeta completó con la ayuda de Chester Kallman (el tándem Auden/Kallman escribiría posteriormente el texto de Elegy for Young lovers y The Basarids de Werner Henze). El libreto resultó excelente (según el compositor, tan o más bueno que el de Don Giovanni) y la música, a pesar de su buscado carácter mozartiano y su estética prebélica contiene parte de la música más ‘humana’ que escribió su autor. El aspecto dinámico que sugiere el título de la ópera, y que en la serie pictórica establecía el nexo entre las diversas escenas y a la vez le otorgaba un sentido moral, se constituye en la raíz misma de la obra. Si el individuo occidental establece los jalones de su vida con una serie de aspiraciones y realizaciones –deseos y plenitudes-, la carrera del libertino Tom Rakewell se ve jalonada por tres deseos que a su vez también implican una evolución. El problema es que la plenitud, en este caso, no se corresponde con las realizaciones, sino con la evolución de los deseos. Es el gran drama de la irrealización. El primer deseo de Tom, I wish I had money (los tres deseos se expresan en forma hablada, no cantada) hace aparecer el personaje siniestro, la sombra (Nick Shadow). El segundo deseo, superada ya (más por hastío que por otra cosa) la sed de dinero y sexo, I wish it were true,  hace involucionar al protagonista a una zona de inmadurez, iniciada ya con el acte gratuite, falso garante de libertad, que lo lleva a casarse con Baba the Turk, la mujer barbuda, y preludia ya el desenlace. El tercer deseo, la auténtica superación –I wish for nothing else-, expresado como un último lamento por el amor idealizado y perdido de Anne Truelove,  desencadena la auténtica catarsis, aunque sea demasiado tarde como para arreglar las cosas según la vida convencional. La evolución ha tenido lugar, aunque ha llevado al protagonista al manicomio. El mozartiano epílogo establece de nuevo las distancias respecto a la acción y enmarca las enseñanzas morales, pero a la vez nos recuerda que la música de Stravinsky no estuvo nunca tan cerca de cierto tipo de expresividad y que el SXX no fue un siglo de óperas sino de ballets en su primera mitad y de happenings en su segunda. A pesar de ello, como graciosamente nos recuerda David HockneyThe Rake's Progress es con seguridad "la mejor ópera escrita en Hollywood".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Carles
como siempre gracias por tu escrito que nos acerca a una obra,al menos para mi,desconocida y que,gracias a tu explicación y a los ejemplos musicales, nos haces entrar ganas de conocer más.
Casualmente estoy leyendo un libro de artículos de Edward Said, crítico literario y musical de amplios conocimientos donde valora esta obra que califica de maestra de la siguiente manera:
"Rake de Stravinski es una obra en la que un artista del siglo XX regresa tímidamente al mundo de Hogarth en el s. XVIII para representarlo como algo que es en parte imitación irónica y en parte una hazaña de estilo neoclásico (..)Don Giovanni de Mozart es un modelo obvio (la partitura de Stravinski está salpicada de ecos de esta obra).El libreto de Auden y Kallman es excepcionalmente sofisticado (a menudo de manera perversa) y exigió de Stravinski un esfuerzo inusual"
Para Said el mejor es el tercer acto ya que "de ser el relato de un hijo pródigo corrompido por la ciudad pasa a convertirse en una historia de fraude capitalista moderno y locura romántica, que la música de Stravinski traduce con una tensa profundidad y atractivo ausente en las escenas anteriores"
etc.etc.
Edward Said: Música al límite
Ed. Debolsillo
Yo no puedo valorar estas opiniones, quizá tu puedas hacerlo
Salutacions
Filo

carles p dijo...

Hola Filo,

Edward Said fue el cofundador, junto con Daniel Barenboim, de la West-Öst Divanorchester, y sus escritos son siempre interesantes. Coincido con él en lo del 'libreto excepcionalmente sofisticado, a menudo de manera perversa'. Ya buscaré el libro (¡gracias por las referencias bibliográficas!).
En el mercado tienes infinidad de versiones de la ópera, tanto en audio como en video. Te recomiendo, de las primeras, la dirigida por Riccardo Chailly con Philipe Landgridge como protagonista, y entre las segundas, la clásica versión de Glyndebourne con decorados de David Hockney, que ha aparecido recientemente.
Gràcies i salutacions,
Carles