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viernes, 15 de septiembre de 2017

Símil


                 Las empresas cortijiles tienen necesidad de empleados afectos porque se basan en códigos de comportamiento primitivos (“o estás conmigo o contra mí”), en donde el miedo impera a sus anchas, a diferencia de las más evolucionadas, en donde se valoran la competencia, la sagacidad, la capacidad de síntesis y otras cualidades que permiten la evolución del negocio. Las empresas cortijiles demonizan a sus competidores, a diferencia de las que tienen mayor amplitud de miras, que intentan entenderlos para así poder desarrollar estrategias que permitan superarlos. Las empresas cortijiles no analizan sus propias debilidades por el temor de llegar a descubrirlas, a diferencia de las empresas más evolucionadas, en donde siempre su busca el ajuste que encaje con la propia evolución de los mercados. En el mundo de la política pasa exactamente lo mismo. La proporción de política y políticos cortijiles, por eso, es todavía mucho mayor que el de las empresas homólogas. Siempre es más fácil movilizar la opinión pública con actitudes simplistas y triperas del primer tipo que con visiones más complejas y calmadas del segundo. 

2 comentarios:

Lluís P. dijo...

Fratello,
mientras el empresario o el político sólo plantee objetivos a corto plazo (léase maquillar como sea la cuenta de resultados para que el accionista no se asuste, o bien buscar rédito electoral con descalificaciones pueriles, en lugar de apuntar al beneficio basado en el esfuerzo a largo plazo), la miope visión "cortijil" seguirá campando a sus anchas por la piel de toro. Confiemos en la mutación genética (qué largo me lo fiais, ya me perdonarás...) para que cambien un poco las cosas.
Saludos,

fp

carles p dijo...

Fratello,

Me temo que la visión cortijil de la piel de toro está más de moda que nunca en todo el globo. Y la humanidad es tan necia que es incapaz de aprender sin pegarse un leñazo....

una abraçada

fp