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jueves, 6 de julio de 2006
Transgresiones
Existen dos tipos de transgresiones. Las primeras van más allá de la convención aceptada en un determinado momento y entorno históricos y, merced a ello, son ‘alcanzadas’ por el grueso de la estructura social al cabo de un cierto tiempo. Las segundas se corresponden con las convenciones aceptadas en otra época más primitiva por el grueso de la sociedad y, debido a ello, son rechazadas en el tiempo presente. Las transgresiones suponen actos que se alejan de la convención, aunque las primeras corresponden a las avanzadillas y las segundas al grupo rezagado. Acudiendo a un clásico ejemplo, las reivindicaciones en contra de la esclavitud que podían esgrimir los grupúsculos cristianos en la Roma del S. I pertenecían al primer grupo, mientras que el comercio con esclavos a finales del S. XIX pertenecía al segundo. Desde nuestro punto de vista postconvencional en lo que respecta a este asunto, vemos clara la evolución en la dirección de ampliación de conciencia. En otros aspectos todavía situados en plena zona convencional quizás nos cueste más efectuar tal discernimiento. Todo es cuestión de posición relativa. Recuerdo que en una entrevista Federico Fellini reconocía haber disfrutado mucho situándose entre los transgresores, pero aquellos a los que con el tiempo se les reconocía, con obispos y coros alpinos, que se habían lucido con su transgresión. Es una descripción muy buena del primer tipo.
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1 comentario:
No me he fijado en los zapatos de Ratzinger (lo haré), pero su rostro, desde el día mismo de su proclamación, me recuerda inexorablemente a los extraños curas que aparecen en la secuencia del recuerdo de la escuela en "Otto e mezzo" y que en realidad ¡son mujeres! Papa felliniano donde los haya!
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