Podemos identificar toda una familia de dualidades que son usualmente adscritas a objetos externos a nosotros, al mundo que nos envuelve según el paradigma dualista cartesiano-newtoniano. La pareja causa/efecto se encuadra dentro de la constelación materia/espacio/tiempo y es precisamente el fruto de la percepción –clara y distinta, diría Descartes- de tales elementos considerados como entidades separadas. La integración de esta dualidad pasa por la ampliación del nivel físico de la conciencia. El etiquetaje de diversos eventos como parejas causa/efecto está íntimamente relacionado con la consideración del tiempo newtoniano/lineal, entidad que existe de forma independiente de los procesos. Cuando se substituye el concepto de objeto por el de proceso –y esto hace mucho tiempo que lo inició la ciencia ortodoxa-, la relación causal se debilita. Si cada proceso se halla asociado a una escala particular de tiempos –dependiente no tan sólo de la naturaleza de tal proceso sino también de su situación relativa, de acuerdo con la Relatividad Restringida-, la interacción de procesos difícilmente puede generar per se el concepto causalidad. La simpatía de fenómenos sin relación causal aparente ó sincronicidad junguiana constituye otra brecha en el edificio de la causalidad. Visto desde otro punto de vista, cabe recordar la descripción de William James de las causas del asesinato de Lincoln para que las parejas causa/efecto aparezcan como cortes espaciales hechos por la mente de un hiperespacio que contenga cualquier posible relación causal. En la integración de esta dualidad, cualquier evento es causa y efecto de cualquier otro. Pero para asumir este principio se necesita un alto grado de desapego; utilizado de forma irresponsable podría conducir a tesis destructivas. Un dualismo particularmente degustado en los ambientes científicos del S XX es el del determinismo/indeterminismo. También ha sido muy referenciado durante las crisis religiosas occidentales que han conducido a rupturas, como la reforma luterana. Más que una verdadera dualidad, la física se refiere a dos modelos en apariencia mutuamente excluyentes. La integración de la pareja causa/efecto revierte en la disolución del problema determinismo/indeterminismo. Ya las narraciones míticas que incluyen todas las religiones hacen referencia a este tema. El universo semítico, creado pero sin fin, y el no creado pero con final del budismo participan del universo en constante creación y destrucción del hinduismo. Las diversas hipótesis sobre el multiverso son el trasunto mental-racional de esta narración mítica: en un multiverso no existen ni la determinación ni azar tal como nuestra mente entiende tales términos.
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