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miércoles, 27 de mayo de 2009

Asa NIsi MAsa


Todos hemos conocido a alguien que, al menos en determinadas fases de su vida -y quizás también nosotros mismos hayamos experimentado el hecho- evitara abiertamente el comentar un film ó una obra de teatro al acabar de presenciarla. Tal actitud podría estar ligada al hecho de la construcción de una corteza protectora de una vivencia interna que de otra manera resultaría demasiado vulnerable por agentes externos. El hecho de que la actitud suela ser más firme tras el visionado de un film que de una pieza teatral puede estar relacionado con el mayor aislamiento que proporciona el primer género respecto al segundo entre los miembros individuales de la comunidad de espectadores. Quizás la mayor diferencia lumínica entre la pantalla y la sala y el mayor nivel sonoro puedan contribuir a ello (el efecto siempre es menor en una sala de conciertos, pese al carácter normalmente más introspectivo ó abstracto de la música). Normalmente el efecto es mayor para films introspectivos ó simbólicos que en el caso de historias más convencionales. Cuando dos almas gemelas se reconocen, sin embargo, la ocasión de compartir –ó abrir una pequeña brecha selectiva en la mencionada corteza- puede contribuir a una notable unión anímica.

4 comentarios:

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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