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viernes, 7 de abril de 2006

Sentido de la realidad


Nuestro país es especialista en generar grandes cantidades de leyes que después nadie cumple. Estoy de acuerdo en que una gran parte de estas leyes no guardan ninguna relación de correspondencia con el mundo de la practicidad diaria. Entonces lo mejor sería abstenerse de generar abortos porque sí, únicamente con el fin de justificar un lugar de trabajo ó un deseo de poder. Ello es igualmente válido en el ámbito del sector privado, donde no falta ninguna de las anteriores condiciones. En otras latitudes en las que tradicionalmente se han valorado más la realidad y las necesidades de una comunidad no existe tanta urgencia por escribir leyes y sí, en cambio, un compromiso de los ciudadanos para con la estructura comunitaria que asegure unos mínimos de convivencia. Aquí concebimos las leyes como soluciones mágicas del tipo “a partir de ahora todo irá bien gracias a…” Ello explica, además, el carácter efímero de las leyes, que se sobreescriben a una velocidad increíblemente rápida. Nunca se aprende de la experiencia; se hace balancear el péndulo del uno al otro extremo. Y así nos luce el pelo.

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