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viernes, 9 de junio de 2006

Frivolidad


Es extremadamente difícil escribir cuatro líneas sobre el sentido de la vida sin caer en la más aparente frivolidad. Aunque quizás actualmente la frivolidad es una cualidad en alza y un plus en las comunicaciones. Gran parte de la humanidad, preguntada sobre el sentido de la vida, responde que el fin del ser humano es alcanzar la felicidad. Es una gran respuesta. También es una respuesta muy subjetiva, porque la felicidad, aunque meta bastante común, se alcanza (o, en muchas ocasiones, simplemente se cree poder alcanzar) a través de vías de lo más variopinto. Algunos alcanzan la felicidad a través del placer de los sentidos ó del intelecto, otros a través del ejercicio del poder y otros a través de la exhibición. Incluso para algunas personas la felicidad se alcanza a través del sufrimiento, la mortificación ó la renuncia. También se da el caso de los que se han trazado como meta el ascenso social o económico. Otros sacan a su ego a pasear como si fuera un perrito que, en ocasiones orina alegremente sobre el prójimo, marcando su territorio. La felicidad, sin embargo, no es el objetivo final de un camino de rosas ó de espinas. Es simplemente un estado mental que está siempre a nuestro alcance (evidentemente, en algunas ocasiones más a nuestro alcance que en otras). Esto lo dicen todos los manuales de autoayuda, desde los más esotéricos, escritos por los antiguos maestros, hasta los más New Age, escritos casi en cadena de producción. Y es que una cosa es la felicidad y otra el sentido de la vida. Aquí ya se acaba la frivolidad (...o no).

4 comentarios:

Juan Francisco Caturla Javaloyes dijo...

Hola Carles,
de vez en cuando, cuando saco un poco de tiempo, voy leyendo tus entradas antiguas que son tan buenas como las recientes y ademas algunas resultan premonitorias.
Estoy totalmente de acuerdo contigo en que la felicidad es un sentimiento subjetivo y transitorio y que por tanto, no puede ser una meta.
Sin embargo, volviendo a tu pregunta inicial, ¿cuál es el sentido de la vida?, incluso se podría ampliar la extensión de la pregunta a cuál es el sentido de la vida de un escarabajo, o de un perro, o de un ser humano…
¿Somos una exhibición circense de los juegos malabares que la Naturaleza es capaz de hacer?, ¿somos el frío resultado del azar aleatorio que se ha recreado en un pequeño planeta?, ¿tenemos alguna función operativa dentro del tablero cósmico?
Quizá, lo que tendríamos que preguntarnos es ¿tiene sentido la vida? Por otro lado, para intentar contestar esta pregunta lo primero es reconocer que si quien lo pregunta es un ser humano, la palabra sentido ya lleva el estigma humano, es decir, buscamos un sentido humano, que podamos entender con nuestro raciocinio.
No tengo respuesta a esta pregunta pero lo que sí sé es que con nuestros actos damos sentido a nuestra vida, o sea, la tesis existencialista.
Si elevo la pregunta a instancias superiores, ya no encuentro respuesta.

Gracias Carles. Un abrazo.
Joan

carles p dijo...

Hola Joan,

Discrepo contigo respecto a un punto: creo que muchas entradas antiguas son mejores que las que cuelgo ahora. Prometo introducir algún giro en mis planteamientos que me ayude a salir un poco al menos de los sempiternos puntos de siempre (seguro que seguirán siendo los de siempre, pero espero que hayan crecido y se hayan desarrollado).
Yendo a tu cuestión, fíjate que el tema del post es el de la felicidad y no el del sentido de la vida (empieza un poco en falso, como el final de la sonata D 960 de Schubert, que parece que vaya a un sitio y luego va a otro muy diferente...). Lo que planteas es sobremanera interesante. Totalmente de acuerdo con que con nuestros actos damos sentido a nuestra vida. Es la tesis existencialista y más allá. No siempre podemos entender nuestros actos con el raciocinio. Un escarabajo también da sentido a su vida con sus actos, que van parejos con su nivel de conciencia y de autonomía. ¿A qué te refieres por instancias superiores?

Gracias a tí: otro abrazo

Juan Francisco Caturla Javaloyes dijo...

Hola Carles,

gracias por tu respuesta. Respecto a las instancias superiores me pasa un poco como a los físicos que intentan explicar el origen del Universo. Empiezan ha hablar del Big Bang pero luego se preguntan que había antes y dicen, bueno, es que esto es cíclico y el Universo se colapsará de nuevo y habrá otro Big Bang. Después dicen, en realidad esto es un metaverso que engloba todos los universos habidos y por haber pero siempre llegan a una última pregunta sobre el origen en términos absolutos que queda sin respuesta. Por tanto, mis instancias superiores son instancias intelectuales.
Por otro lado, si mis actos dan sentido a mi vida, quizá no es necesario que mis actos y mi vida tengan un sentido más allá de mi mismo, digamos un sentido universal. Así que plantearse cual es el sentido de la vida es una pregunta que erra el axioma, no tiene sentido. ¿Qué significa sentido? La vida se justifica en sí misma.

carles p dijo...

Hola de nuevo Joan,

Vuelves a dar en el clavo: fíjate que en mi inocente post no se plantean seriamente posiciones ni se efectuan raciocinios. Simplemente se flirtea con cuatro ideas sin intentar congelarlas -como el gato juguetón de la ilustración-. Y fíjate en el título del post: Frivolidad. A veces los juegos y flirteos producen intuiciones muy ricas, muy multiformes.