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miércoles, 14 de junio de 2006
Hommage à Ligeti
Siempre he sentido fascinación por la música producida mecánicamente, como la que generan los organillos, cajas de música u órganos de autómatas. Tal fascinación quizás esté asociada al mecanismo de relojería subyacente, en el que otrora se creyó ver representado el trasunto físico del mundo que nos rodea. Esta fascinación ha estado presente en la conciencia de muchos grandes creadores musicales, como Mozart, Ravel ó Ligeti, que en ocasiones han querido imitar con su música (como también Stravinsky en Petroushka) el mundo del mecanismo inanimado. Hoy día nuestro paradigma ya no es el del mecanismo sino el sistémico y, como tal, nuestros artilugios musicales han de ir de acuerdo con tal cosmovisión. Recientemente he encontrado una página web en donde se representa el trasunto actual del órgano de autómatas. La fascinación en este caso, como en los anteriores, está repartida entre el oído y la vista. Recomiendo especialmente las variaciones 5, 8 y 11, cuyo resultado sonoro está increíblemente cerca de algunas de las obras de Ligeti, a quien quiero rendir aquí un cálido homenaje. Refiriéndome a mi última entrada, es evidente que dentro de cien años se celebrará el centenario de la desaparición de este gran compositor.
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