En determinada ocasión, y viendo que sus alumnos se reían al serles explicado un modelo medieval de movimiento celeste, con corrientes de aire provocadas por el batir de alas angélicas, un profesor de física adujo, muy seriamente: -“No sé de qué se ríen ustedes ¡Sabemos tanto de fuerzas como de ángeles!”. Los alumnos más sensibles dejaron de reír. Este hecho se produjo hace más de treinta años: se trataba sin duda de un profesor muy interesante, de aquellos que saben mirar un poco más allá de sus propias narices. Este profesor no enseñaba física sino algo mucho más importante, que sabía expresar en este “quasi-koan” que te devolvía tu propia imagen como un espejo. Como en el caso del hombrecillo del famoso grabado, es necesario modificar tu propia percepción para lograr ver lo que está más allá de tu cotidianeidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario