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lunes, 27 de febrero de 2006
Musica antigua
Vivimos un momento histórico con complejo de sheriff de la moralidad, las formas y el respeto a la verdad y a las esencias del pasado. Todo ello no pasa de complejo. No somos más respetuosos que en otras épocas; simplemente nos queremos ver como benefactores de la humanidad. El respeto a las esencias del pasado no deja de ser un reflejo de nuestra propia época. Los actuales popes de la música antigua, con la excusa de acercarse de una manera más auténtica a la música del pasado, nos ofrecen una muestra del aburrimiento y la superficialidad propias de nuestro momento. Todo lo que no es light ó aburrido, es romántico. En los últimos tiempos he tenido la ocasión de poder escuchar dos versiones de Le Sacre du Printemps absolutamente ligeras; la una porque evitaba la articulación marcatto y la subdivisión, la otra porque pasaba por encima como si se tratase de música de cartoon. Me parece que la versión dirigida por su autor, entre otras muchas versiones, se encuentra tan alejada de la ligereza como del pretendido aire romántico (!). El toque light de los vigilantes de la moralidad de la música antigua ha llegado al repertorio del S.XX. Quizás es que ya contemplamos a Stravinsky, Bartók ó Hindemith como músicos antiguos. Quizás a las nuevas generaciones les falte un poco de sangre en las venas. La sociedad del 'bienestar' ablanda el espíritu y la conciencia de manera devastadora.
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