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miércoles, 1 de febrero de 2006

Elegancia


400 años antes de Jesucristo, Diógenes respondió a la pregunta de Alejandro Magno sobre que era lo que más deseaba, que le sería concedido, que lo que quería era que se apartara para no taparle el sol. El monarca supuestamente respondió, impresionado, que de no haber sido Alejandro, le hubiera gustado ser Diógenes. Hoy en día esta elegancia -aunque la historia sea apócrifa- ya no se da entre los políticos ni entre los popes del sistema. Quizás la podemos encontrar, escarbando algo, entre la gente anónima que lucha contra la estupidez humana, propia y ajena. Ante el rico y el poderoso hay que mostrarse orgulloso.

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