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martes, 31 de enero de 2006

Materia y Espíritu


Los grandes artistas, poetas, científicos, pensadores, han sido capaces no tan solo de percibir lo que otros no percibían, sino que además lo han plasmado sobre un soporte material ó conceptual que ha permitido que su obra fuera compartida por la comunidad. La materia y el espíritu se alían para dar nacimiento a un nuevo corpus, de la misma manera que los dos sexos se unen para dar nacimiento a una nueva vida. En una ocasión un aspirante a poeta (¡nada menos que el pintor Edgar Degas!) tuvo una entrevista con S. Mallarmé -artista nada fácil de aprehender- y, después de plantearle durante un buen lapso de tiempo cuestiones filosóficas terribles y conceptos enrevesados, el poeta respondió: -Mais, Monsieur, la poesie se fait avec des paroles! ¡El espíritu sin la carne no da lugar a la vida!

2 comentarios:

Juan Francisco Caturla Javaloyes dijo...

Hace tiempo que pienso que gracias a ese soporte físico, la obra creativa de los artistas se hace intemporal y ubicua. Así por ejemplo, hoy y prácticamente en cualquier lugar del mundo, podemos seguir disfrutando de los cuadros de Degas. Pero a hilo de esto, se produce un hecho para mi interesante que consiste en el efecto que produce ese cuadro de Degas fuera de su tiempo sobre el discurso creativo de la humanidad actual. Es como enviar un mensaje en una botella que es descubierto muchos años más tarde en un lugar muy distante de donde fue arrojado al mar.
Por otro lado, es indiscutible que la creación humana se retroalimenta de esta manera, que el inconsciente creativo, por utilizar términos junguianos, presiona las mentes de los que estamos debajo de él y las polariza en un sentido determinado que acaba recogido en la nueva producción creativa. Así que, podemos concluir que a medida que los avances tecnológicos nos permiten registrar con mayor fidelidad y versatilidad nuestras diferentes manifestaciones espirituales, mayor influencia tendrán estas sobre el tejido espiritual de generaciones venideras. ¿Seremos capaces algún día de registrar nuestras emociones y pensamientos sin encriptarlos mediante el lenguaje? ¿Descubriremos un soporte físico “externo” de la conciencia?
Hay un libro de ciencia-ficción que trata sobre el tema, “La era de las máquinas espirituales”.
Muy enriquecedor, Carles.
Joan

carles p dijo...

El tema que propones me resulta apasionante y lleno de vericuetos. Creo que, en realidad (signifique lo que sea esta expresión), las obras de arte actúan como espejos con numerosas facetas que nos reflejan de mil maneras. O sea, que los efectos que producen las obras de arte: las emociones, por ejemplo, están en nosotros y no en las obras. Esto respondería a tu pregunta sobre la posibilidad de lograr un soporte físico para la conciencia. Sentimos las emociones en primera persona. Si las analizamos bajo la perspectiva objetiva de la tercera persona solamente hallaremos correlatos físicos. Las concentraciones de neurotransmisores pueden correlacionar con nuestro estado emocional, pero no son equivalentes en modo alguno.
Respecto al tema de cómo sobreviven las grandes obras de arte a su tiempo y a sus códigos semánticos, creo que ése es precisamente su secreto. Les pasa como a los restos arqueológicos de antiguas civilizaciones. Aquí el inconsciente junguiano también puede ser un modelo adecuado.

Muchas gracias por tus cuestiones, Joan