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sábado, 14 de enero de 2006

La actualidad no tan moderna


No hace demasiado tiempo ojeaba un opúsculo sobre la historia del jazz y los títulos de los últimos capítulos me divirtieron: “La Modernidad”, “La Postmodernidad”, “Más allá de la Modernidad”, “Al margen de la Modernidad”... Estas clasificaciones se han aplicado a diversos campos del conocimiento humano, y a menudo con poca fortuna. El término modernidad deriva de moda, que corresponde ni más ni menos al punto de máxima frecuencia de una distribución estadística. Ser moderno no equivale a ser actual ni tampoco, necesariamente, a estar al día. Equivale más bien a formar parte del grupo más numeroso. La historia nos enseña que el grupo más numeroso no corresponde, necesariamente, al que representa los valores más perdurables (a menudo ocurre precisamente todo lo contrario). Para muchos de sus contemporáneos, la música de J.S. Bach formaba parte de las cosas pasadas de moda; se situaba fuera de la modernidad. Ello era debido al estilo contrapuntístico empleado por el compositor, estilo que entonces empezaba ya a declinar. Pero los contenidos utilizados difícilmente podrían ser más avanzados (a su tiempo ó a los que vendrían más tarde: Anfang und Ende aller Musik). Ello hace que la música de Johann Sebastian nos resulte hoy increíblemente actual. Lo mismo sucede con la música de Beethoven, que parece que se acabe de escribir hace poco (¡huele a tinta fresca!), mientras que la de muchos de sus contemporáneos –incluídos los que se señalaban en su momento como muy modernos- está irremisiblemente muerta. Huyamos de la modernidad y abracemos la actualidad. La actualidad comprende lo mejor de toda la civilización. La modernidad corresponde tan sólo a una de las muchas caras del mercantilismo.

1 comentario:

carles p dijo...

En este caso no he querido escribir nada sobre jazz -música también querida y repetada por mí- como utilizar la clasificación aludida para dar rienda suelta a mis masturbaciones mentales.
La versión (la primera de ellas) que grabó Glenn Gould de las Variaciones Goldberg sí que tiene algo de jazz, de tipo New Orleans, y que podría servir perfectamente de acompañamiento musical a un film de Buster Keaton.