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miércoles, 3 de abril de 2019

Creencias


Curiosamente hoy todavía consideramos que las creencias suponen un lastre o un mecanismo mental primitivo y obscuro que debiera acabar desapareciendo para dar paso a un sistema demostrativo que nos iluminara con la luz de la Razón. Esta situación era la que las almas más evolucionadas de Europa imaginaban hace 250 años y se llamó Ilustración. La Época de las Luces significó un gran avance para el pensamiento europeo, en parte truncado por el posterior auge del Romanticismo, que se dedicó a negar la racionalidad en pos de la involución hacia un prístino pero incierto pasado mítico. El espíritu de las luces siguió animando el desarrollo de la ciencia hasta bien entrado el siglo XX. Algunos desarrollos posteriores -como el tan citado caso de la Mecánica Cuántica- participan ya de una importante componente trans-racional (como lo advirtieron en su momento los propios padres fundadores). Si algo tiene claro nuestra época, la de la llamada postmodernidad, es que el discurso de la Ilustración ha perdido su significación original y nos aparece hoy descontextualizado. El mundo de la ciencia, sin embargo, ha presentado un característico aferramiento a él y solamente en algunos campos ha sido capaz de evolucionar más allá de las estructuras antiguas de pensamiento. Sin duda, cuando hablamos de creencias nos aparece toda una galería de imágenes coloreadas con tintes religiosos (la idea de Voltaire y su época) que nos hace retroceder en el pensamiento y nos refuerza la idea del fundamento inamovible, de la ley natural, del carácter cerrado del mundo, de nuestra supuesta posición fija de observadores objetivos (curiosamente, la ciencia se aferra también a estas viejas creencias y algunos científicos, como el biólogo británico Richard Dawkins, representan lo más parecido a un obispo inquisidor del renacimiento que tenemos en nuestros días, el Dogma de la Biología Molecular habiendo substituido al de la Santísima Trinidad). Abramos un poco la mente: cuando elegimos menú, pareja, estudios, opción política o zapatos lo hacemos sobre una base más o menos extensa de creencias conscientes e inconscientes. Lo que disipan las estructuras mentales racionales no son las creencias sino más bien las estructuras míticas y mágicas. De hecho, la suposición de que el mundo es exclusivamente racional no es otra cosa que una creencia más. Ya lo dice el proverbio anglosajón: the mind is a good servant but a bad master. El mundo de las “ciencias positivas”, epíteto paleolítico que algunos políticos todavía utilizan, está lleno de ideologías que resultan invisibles a muchos de sus parroquianos, quienes prefieren creer que su actividad es a-moral y absoluta. 

2 comentarios:

Lluís P. dijo...

Fratello,

tu texto es otro mazazo al positivismo. A tu parecer, para avanzar en el conocimiento, ¿qué porcentaje de pensamiento racional es indispensable? ¿Podemos prescindir totalmente de él? Yo creo que no, pero tu respuesta me interesa como patrón de medida.
Nihil obstat,

fp

carles p dijo...

Fratello,

Durante muchos siglos la gran disputa filosófica se centró alrededor de "¿es posible conocer directamente la realidad o nuestras estructuras mentales no son transparentes?" (realismo/idealismo clásicos). Esta cuestión se transformó en "¿son nuestras estructuras cognitivas una representación de la realidad?". Dado que la evolución del conocimiento hace que nuestros puntos de mira vayan desplazándose nos percatamos que perdemos las referencias para evaluar certezas por comparación con "la realidad". La derivación que sigue es "construimos la realidad con nuestras estructuras mentales -los lenguajes las primeras de ellas".
Parece a primera vista que estas disquisiciones pertenecen más bien al mundo de las Humanidades, "realidades blandas" y no al de las "realidades duras" de las Ciencias de la Naturaleza pero no es así. El positivismo actual, a propósito, se llama "realismo ingenuo".
Añado una de mis citas preferidas: "Las respuestas que vamos obteniendo en nuestra búsqueda de verdades no se formalizan tanto en los supuestos contenidos de tales verdades como en cambios de mentalidad". Es de Heidegger y se refiere a la Filosofía, pero creo que aplica como anillo al dedo a las Ciencias de la Naturaleza

Totus tuus
fp